Capítulo 2

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Aitana

-Hola -le contesto tímida y miro al suelo.

-Eres la otra compañera de piso de Miri verdad? -dice intentando dar conversación.

-Sí, soy Aitana -consigo mirarle a la cara unos segundos.

-Yo soy Cepeda, Luis Cepeda -dice sonriente.

La espera del ascensor se me está haciendo eterna y solo quiero salir corriendo de ahí. Me siento una estúpida. ¿Cómo puedo estar tan bloqueada? Solo está intentando ser amable conmigo. El ascensor se abre y entramos los dos.

-Vas a ver la ciudad? -me pregunta rascándose la nuca. El también está incómodo.

-Sí, aún no tengo nada que hacer y quería aprovechar para familiarizarme un poco. -ahora me siento más cómoda que antes.

-Puedo recomendarte un sitio? -me pregunta mirándome. Es guapo, es muy guapo.

-Por supuesto, tampoco se muy bien donde voy a ir -me sale una risa tonta.

El ascensor se abre y cuando salimos del patio los dos empezamos a andar en la misma dirección.

-Tú también vas al metro verdad? Puedo enseñarte varios sitios que descubrí cuando llegué -dice ilusionado

-Vale, así me ayudas con ese cacharro con ruedas porque no se manejarme aún en él -digo yo y él suelta una carcajada.

Pasan los dos minutos que hay andando hasta el metro sin que me de cuenta y nos metemos en el tren. Se sienta a mi lado y saca su móvil buscando algo en él. Pasa un montón de fotos y se para en una. Me pasa el móvil y habla.

-Esto fue lo primero que vi al llegar aquí. Es la Estació del Nord. Cuando salí de aquella estación de una ciudad completamente desconocida, me giré y vi la fachada. Aluciné con aquel lugar -le brillaban los ojos al decirlo.

-Es preciosa -digo medio embobada.

-Voy muchas veces cuando necesito pensar. No es que haya mucha paz allí pero a mí me relaja mirarla -sonríe.

-Eres raro, me encanta -digo sin querer en voz alta. Cuando me doy cuenta de que me ha escuchado me muero de vergüenza y él parece notarlo.

-Un poco sí -ríe- También puedes visitar los sitios típicos, son preciosos pero una vez los ves siempre está bien descubrir lugares nuevos.

-Siempre me ha gustado perderme en las ciudades que no conozco -estoy empezando a sincerarme de más y conozco a este chico desde hace media hora. Debe tener algún poder extraño o algo.

El tren para en Àngel Guimerà y veo que se levanta de su asiento.

-Yo me bajo aquí, tu parada es la siguiente. Un placer Aitana -me mira y me sonríe.

-Un placer Luis -digo despidiéndome

Sale del metro y el vehículo vuelve a ponerse en marcha.

La situación ha sido extraña, estaba cómoda, demasiado cómoda para ser exactos. Es un chico interesante, me gusta que sea raro. Es especial. Es más mayor que yo, eso seguro, por lo menos veinticinco. Ni por asomo se parece a la gente de mi edad. Ni por asomo se parece a Vicente, mi ex.El es mucho más maduro, comprensivo y buena persona. La cara que tenía era de buena persona además de guapo, porque es guapísimo.

Vicente no es así ni por asomo. El es un crío de mierda, porque esa es la única manera de definirlo. Lo que pasa es que yo me di cuenta tarde y me enamoré de un gilipollas en mayúsculas. Que me decía lo suficientemente sutil lo que me tenía que poner y lo que no para que no fuera consciente, que se burlaba de mí con sus amigos y que me hablaba como si fuera gilipollas. Me puso los cuernos dos veces.

NUNCA PUDE REEMPLAZARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora