Capítulo 5: Perte Look

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En algún momento perdí la cabeza, en algún lugar del futuro perdí mi cordura y toda mi razón.

Había pasado justo el ramo con la calificación que obtuve.

Por poco me veía teniendo otro año más de universidad.

Iba a llamar a Elif, pero no contestó el teléfono. Eran las 4:00 p.m. Tenía una hora para comprarle un regalo a Nihal.

Me aventuré en mi jeep a unos estacionamientos subterráneos, y subí al centro comercial.

Luego de un rato recorriendo cuantas tiendas, no supe que regalarle.
Entonces en uno de muchos locales comerciales, un maniquí lucía un vestido azul eléctrico. Tenía mangas cortas, era bello y simple.

Entré, y las vendedoras me miraron, atónitas, no era normal encontrarse con un heredero Zygasil comprando.

- Hola-. dije sin despegar los ojos del vestido-.

- Buenas tardes señor Zygasil, ¿Desea ver aquel vestido?

- Sí...

- ¿En qué talla? ¿S,M,L?

- S por favor-. dije pensando en el pequeño cuerpo de Nihal que no superaría la talla S-. Envuélvalo con papel negro y cinta roja, por favor.

(...)

Del colegio de Nihal salían muchos chicas y chicos. Entonces ella se posicionó en la salida, observando los muchos autos que se encontraban en los alrededores.

Y me bajé de mi jeep, y caminé unos cuantos pasos hacía Nihal. Ella correspondió mi mirada, y soltó una sonrisa.

Entonces sin decir palabra, me dirigí hacía sus brazos, y le abracé.

- Feliz Cumpleaños-. le susurré en el oído-.

De repente , al tenerla entre mis brazos, recordé el insano sueño que  había tenido por la noche, entonces me aparté un poco, al sentir culpa.

- ¿Vamos?-. me dijo-.

Sin prisa, emprendimos nuestra marcha desde la entrada, hasta mi auto. No dijimos palabra, mientras ella no borraba la sonrisa de su rostro.
En el asiento de atrás estaba su regalo. Entonces se lo extendí, mientras ella sonreía aún más:

- No era necesario el regalo...-. dijo mientras lo tomaba entre sus delicadas y pequeñas manos-.

- Claro que sí, ábrelo.

Entonces, cuando quitó la tapa negra y la cinta roja de la caja, sus ojos brillaron como dos soles propios, llenos de vida. Tocó la tela del vestido, sin apartar la vista de su obsequio, y rozó con sus delgados dedos la textura de este.

- Es hermoso-. dijo en un suspiro-.

- Me alegra de que te haya gustado...

Entonces encendí el auto, y emprendí mi marcha hacía su casa:

- ¿Pasaremos a buscar a Amanda, no es así?

- Sí, ella quería venir

- Entonces para allá vamos...

Al llegar a su casa, una modesta, nos bajamos, mientras ella llevaba su mochila y su regalo.

Tocó la puerta dos veces, la mujer le abrió. Vestía elegantemente, y me recibió con una sonrisa en su rostro humilde.

(...)

- !Por fin han llegado!-. exclamó mi madre-. Feliz cumpleaños, querida Nihal-. y le dió un gran abrazo-.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora