Capítulo 17: ¿Te interesa?

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Me puse la mejor camisa que encontré. Pantalones de tela, zapatos negros y brillantes.

Había llegado de trabajar donde papá. Ahora estaba fuera del colegio de Nihal, esperandóla.

Sabía que estar cerca de ella era algo prohibido, algo tentativo, porque siempre que la tenía cerca, la quería besar, tocar...

Ella salío de la puerta principal, y caminó por la calle, en dirección contraria a la mía. Seguramente Amanda no le avisó de mi llegada a buscarla.

Esperé que caminara. Y la ví de lejos, con la mochila colgando en la espalda, con un cigarrillo en la mano izquierda, con las piernas delgadas, con el cabello claro más corto que antes, calcetines grises del uniforme hasta la pantorilla.

Prendí el motor de mi auto,  y avanzé lentamente mientras la gente me miraban a través del parabrisas.

Nihal ahora no estaba sola, iba con una amiga.

Me detuve al lado de ellas, entonces mi sobrina me miró y su rostro prendió con sus rasgos.

Abrió la puerta del auto, y dijo;

- Aaron

- Hola, Nihal

- ¿Vamos a casa de Christine?

- Sí.

- ¿podemos darle un aventón a Clara?

- Claro

- Sube, Clara-. le dijo a su amiga que desvió su mirada hacía mí.

Las dos se subieron al auto, mientras su amiga castaña y pecosa se dedicaba a observarme.

- Hola ¿Dónde bajas?

- En cuatro cuadras más allá

- ok

- Te conozco. ¿Eres Zygasil?

- Sí.

Continúe manejando. Mi chiquilla miraba por la ventana y desviaba mi mirada en todo momento.

- Aquí es.

- Adioós

- Gracias.

La amiga de Nihal se bajó en unas casas celestes de dos pisos.

Me dirigí en dirección derecha, cuando Nihal dirige su mirada al camino.

- Detente

- ¿Qué?

- Detente aquí. ¡Ahora!

Detengo el auto en seco, mientras ella se quita el cinturón de seguridad rápido a paso apresurado. Luego, quitó las llaves del auto.

- ¡Ey! ¿Qué haces, Nihal?

Abrió la puerta del auto, y salió de este. El paisaje era gris, desolado y solitario. Jugaba con las llaves, mientras sonreía de satisfacción al ver mi rostro.

- Pásame las llaves, Nihal-. mi rostro se tornó serio-.

- ¿Y si no quiero?-. cada vez se divertia más-.

- Claro que quieres. Pasamélas.

- No te las quiero pasar

- !¿Qué mierda te ocurre?!

- ¿Encerio ahora te interesa?

- ¿De qué hablas? Siempre me ha interesado.-. mascullé-. siempre he estado atento a tí, siempre me has interesado

- ¿Dices que te he interesado? ¿Entonces porque no me quieres? ¿Por qué no me besas?

- !¿Hasta cuando vas a seguir?! Eres mi sobrina!

- ¿Y qué importa? A mi no me importa ¿A ti sí?

- Sí.

- Olvidé recordar que dijiste que no te interesaba, que sólo era una niña.

Su rebeldía, su fijación me sorprendió por completo. Ya no era la niña Nihal, era una muchacha atrevida con la mirada vacía de sentimientos, y sólo deseo.

Me acerqué a ella, mientras apretaba más fuerte su mano con la llave.

- No te acerques

- ¿Ahora no quieres que me acerque?

Avanzé hasta posicionarme frente a ella. Casi podía sentir su respiración en mi mentón.

Ella estaba nerviosa, yo también.

Entonces con mi brazo derecho, la tomé de la cintura, y la tiré bruscamente hacía mí, como si fuese mía, pasional como nunca.

Sus ojos se entrecerraron, mientras nuestros labios estaban más cerca que nunca. Ella estaba en mis brazos, y de pronto volvía a ser la niña pequeña, volvía a ser la indefensa e inocente Nihal, volvía a mostrar timidez. Sus ojos verdes me fulminaron con fuego vivo.

Y la deseaba tanto, la deseaba hasta morir. Nadie nos veía, sería nuestro secreto, su boca estaba allí, esperando ser besada. Es tan frágil en mis brazos.

Abre un poco su mano, y aprovecho de sacarle las llaves del auto,

Ella se queda estática en el mismo lugar, mientras todavía no puede aceptar que no la besé. Ni yo mismo me lo puedo creer, me sorpendí del poder que tenía de mi mismo.

Me devolví al auto, mientras ella me seguía con la mirada baja.

Encendí el motor, y continué manejando.

Creo que ni ella misma se podía creer lo que había hecho.

Debe creer que no me interesa, que no la deseo. Siendo que me encanta, que daría toda la vida por ella, que si fuera por mí, la haría mujer cuanto antes.

-Perdóname, Aaron.

No fue capaz de mirarme a los ojos.

Y entonces el deseo se henchía desesperadamente al ver su cabello tapando la cara, y la mitad de sus piernas desnudas con la falda del colegio. Las palabras salían de su boca dulces y azucaradas, mientras su boca de cereza se ocultaba en el cabello claro.

Entonces detuve el auto en seco otra vez, en uno de los tantos pasajes de la ciudad-pueblo.

Y  tomé su rostro como si fuese mio, y le observé. Las facciones simétricas, dulces diesciséis.
Los ojos llorados por la culpa, la desesperación en su garganta.

Y la besé. La besé. La besé.

Su boca cítrica sabía tan bien. Y movimos nuestras bocas, y tomaba su rostro, y ella acariciaba mi espalda. Introduje mi lengua en su boca, mientras ella me recibía abiertamente.

Y en el beso, ella suspiraba, y en ningún momento abría los ojos, y a veces gemía, y volvía a suspirar, y continuaba con los ojos cerrados.

Entonces igual que el deseo, la culpa volvía a henchir.

Y cuando abro los ojos, veo  a Ann frente a mí. Y me separo bruscamente.

Ella tiene los labios pálidos y amoratados por el beso, y suspira y sonríe.

Y me doy cuenta, de que la que vi no fue Ann... fue Nihal, mi sobrina.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora