Capítulo 25: Amor Prohibido

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Me había mirado como cinco veces al gran espejo del baño de mi habitación.

El cabello algo rizado,  un babydoll negro que una caliente amiga me había regalado hace años, y los labios pintados de un rosa suave.

Miré mi cuerpo otra vez, mientras dudas e inseguridad entraban en mi cabeza.

Esta noche, por fin Aaron sería mío, por fin esta noche, yo sería de Aaron.

Esperé que fuese medianoche para estar preparada, y esperé, mientras me eché un perfume caro regalado por mis abuelos.

Entonces sucede lo que tanto he esperado.

Se sientes golpes casi impercetibles en mi puerta. Camino sin hacer ruido hacía la entrada de mi cuarto, me asomo lentamente para abrir la puerta. 

Aaron entra dandóme la espalda, y se apoya sobre la puerta, mirando hacía el cielo vaciamente.

- No puedo, Nihal, no puedo-. dijo sin siquiera mirarme.

Entonces cuando bajo su vista, sus ojos prendieron de deseo al verme en babydoll. Entreabrío la boca, y me observó por unos largos segundos como una obra de arte, como su obra de arte.

- Nihal-.no quitó su mirada de mí-.

Me dirigí hacía él, y lo abrazé, tenía olor a ducha-.

- ¿Te has arrepentido? Por favor, no

- Me haces todo tan díficil, mi sobrina....

- No tiene caso resisitirse, Aaron. Ya es muy tarde para arrpentirse.

Mis brazos estaban alredor de su cuello, su cabeza estaba inclinada hacía mí, casi uníamos nuestros labios.

Entonces con sus brazos fuertes y musculosos, me tomó de la cintura, y mis rodillas quedaron alrededor de su vientre.  Tenía tanta fuerza.

Y caminó conmigo en brazos, sin apartar su mirada celestina de la mía, y se posicionó frente a mi cama con cubrecama ahora coral. Y me estiró sobre la cama, y yo lo miraba, y él me miraba.

- ¿Cómo algo tan malo puede sentirse tan bien?-. me dijo-.

- sólo besáme. 

Entonces puso mis labios sobre los míos, de manera dulce y ángelical, como él.

Y mis manos tomaron su cuello, y él me besaba, y de vez en cuando abría los ojos.

Entonces abrí mi boca, dandóle paso a su lengua dulce y celestial. Y nos besamos, y el calor comenzaba a apoderarse de nuestros cuerpos.

Nuestras lenguas se acoplaban perfectamente, y él me decia palabras de amor al oído.

Ya no era un beso dulce, era un beso pasional, lujurioso, caliente, ávido.

Y él se sentó al costado mio, sin siquiera despegar sus labios de los míos.

- Ya nada me importa, ya Nihal

- A mi tampoco... necesito que me hagas tuya... por favor

- Antes de hacerlo, debo preguntarte algo

- ¿Qué?

- ¿Lo has hecho antes?

Mi expresión facial se puso seria, y entonces decidí decirle la verdad.

- No, Aaron. Nunca antes.

Aquello pareció hacerle sentir mejor y más  masculino para mí, y entonces lentamente comenzó a urgetear el tirante de mi sostén, y siguió besando mis labios. Yo le acariciaba la espalda, e intentaba levantar su polera negra.

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora