Amor Prohibido

Capítulo 42: Muerta (Maratón 5/6)

Estaba a punto de enviarle un correo electrónico a Aaron. Mis manos estaban a punto de tiritar, mis nervios me impedían pensar con claridad.

Para: Aaron

De: Nihal

Asunto:

Mensaje:

Por fin has decidido dar ese paso.  Mañana nos escaparemos, Aaron Zygasil. Escaparemos y por fin podremos ser felices los dos juntos.

No sabes cuánto tiempo he esperado este momento, por favor, no me defraudes.

Pensé que sería mucho más fácil despedirme de todo lo que tengo. No es fácil, y aún no lo he hecho. No había notado como los necesitaba, como los quería, hasta ahora.

Y estoy sola, Aaron. Me siento tan sola, siquiera puedo estar completamente segura junto a ti.

Siento que el mundo que conozco por fin puede entenderme. Pero debo cambiarlo.

Aaron. Vuelvo a repetir que no me defraudes.

(…)

Tocan la puerta de mi habitación dos veces.

-          -Pase-. Digo-.

Entra Amanda a mi cuarto. Le sonrío intentando aparentando ser feliz.

-          -¿Qué haces, Nihal?

-          -Sólo… envío unos correos

-          -¿Para quién?

-          -Para nadie.

-          -Te veo algo preocupada. ¿Ocurre algo?

-          -¿por qué? Claro que no

-          -Ok.  Iré a mi cuarto

-       -   Espera.

-         - ¿Qué pasa?

Amanda se sentó en el borde de mi cama, y yo al lado de ella.

-          -Amanda… mamá-. Sus ojos se humedecieron al instante-. Eres como una madre para mí… mamá

-         - Mi niña… mi hija-. Se emocionó por completo-.

-          -Quiero que sepas que te quiero… que te quiero mucho. Y que nada cambiará eso ¿Está bien?

-          -Vuelvo a repetir ¿Te sucede algo, Nihal?

-        -  Nada cambiará cuanto te quiero, mamá

-         - Yo también te quiero.

Amanda me abrazó, y lágrimas salían de sus ojos oscuros. No entendía que ocurría, ni yo tampoco.

A veces hay momentos extraños, pero llenos de sentimientos. Este es uno de esos.

Ella me cree, sabe que la quiero, y ella me quiere a mí. Mi madre, lo siento tanto.

Mis padres me están castigando. Lo sé.

Y Amanda se fue del cuarto, y me quedé sola. Esperando tan solo cuatro horas para marcharme con Aaron.

Eran las 1:00 a.m.

A las seis de la mañana iría caminando a unas cuantas cuadras fueras del vecindario, vestida de negro, con cuidado con que alguien me vea.

Recordé que tenía una botella de ron y unos cuantos cigarrillos guardados. Me posicioné en el balcón a prender mi cigarro, y fumarlo mientras bebía la botella de alcohol.