Ridículo

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<<¿Cuándo dejaran de hacerlo?>> Era la pregunta que se hacían todas las naciones.

Arthur, durante las reuniones, se sentaba a una distancia "prudencial" de Martín, no porque éste último lo molestara o algo por el estilo, más bien lo ignoraba, y Arthur no sabía que era peor. Por eso se sentaba lejos, para poder mirarlo tranquilamente.

Sí, mirarlo.

Mirar a Martín.

No solamente en las reuniones, en algún otro momento donde se encontraban él lo miraba, suspirando como sólo un enamorado lo hace, como sólo Martín y Arthur podían hacerlo.Porque Martín también lo miraba.

El latino miraba los cabellos rubios del  europeo, y se sonrojaba cada vez que éste largaba una sonrisa. Arthur disfrutaba de escuchar la voz de Martín, por más que dijera tonterías, y se imaginaba compartiendo una tarde de té con él.

Todo era maravilloso, hasta que sus miradas se cruzaban, entonces, se miraban con un odio bien actuado, o comenzaban una ridícula discusión, ante los suspiros cansados de las demás naciones.

<<¿Cuándo dejaran de hacerlo?>>Se volvían a preguntar, observando la ridícula situación.

Sí.

Era algo bastante ridículo seguir negando su amor.



Treinta días en nuestras vidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora