-¡Mi señor! ¡mi señor! - gritaba una de las tres nanas corriendo por el gran pasillo del castillo para encontrar a Huge MacQuoid al entrar a la sala de ceremonias. -¿Por qué tanta prisa, nana? - contestó Huge abriendo las puertas de aquel gran salón. -Mi señor, Miklos Wantheft, rey de Bulgymnus, ha llegado a Ferranon - contestó la nana Pietra algo agitada por el camino. -¿Cómo? - Huge paró de caminar y miró con extrañeza a la mujer, -el rey Miklos tenía que estar aquí el día de mañana, ¿qué hace aquí? - Huge Macquoid continuó su camino. -Lo sé, mi señor, pero los vigilantes de la torre vieron llegar a unas de sus tropas junto con la carroza - contestó Pietra caminando detrás de su rey. -Puede llegar en cualquier momento. Pietra, avísale a los cocineros que comiencen el banquete, ya que un rey tan obeso no aguantará tanto tiempo sin comer algo - ordenó el rey a la nana, -una cosa más, prepara adecuadamente a Giselle para la ocasión. No podemos arruinar esta oportunidad - Pietra terminó de escuchar las indicaciones de su rey y corrió fuera del salón.
La princesa Giselle podía enamorar a cualquiera con su hermosura, con su cálida mirada, como si estuviesen mirando el horizonte en un atardecer entre las montañas, complementando su hermosa cabellera dorada como el mismo oro. Deseada por muchos en Ferranon y otras partes de la zona, pero todos sabían que su futuro estaba comprado para formar parte de la vida del hijo mayor de Miklos, Sebastian Wantheft, un hombre arrogante y presumido, que por mucha belleza alcanza, su personalidad lo derrumba, ambicioso con todo lo que se propone, y un futuro tirano del reino de Bulgymnus, justo como fue, es y será su padre.
-¿Giselle? - entró la nana Pietra hacia el oratorio, viendo a la joven levantarse del cojín, dando a entender que su sesión había terminado. -¿Qué te trae por aquí nana Pietra? - contestó Giselle con una gran sonrisa, capaz de iluminar a todo el continente. -Su padre ordenó que comenzáramos a arreglarla, el rey Miklos y su hijo Sebastian vienen desde Bulgymnus para conocerla - Pietra dio la noticia a la princesa, esperando un gesto de desagrado de parte de esta. -¿Mi lord Sebastian llegó hoy? - preguntó la joven caminando junto a su nana tratando de evitar el deslumbre de sus pensamientos. -Si niña, tiene que estar más encantadora de lo que eres ahora - ambas sonrieron y subieron las escaleras para dirigirse a la habitación de la princesa Giselle.
-¿En verdad será tan importante este matrimonio como para terminar esta guerra contra Santartia nana? - preguntó Giselle mientras Pietra amarraba el corset en la cintura de la joven. -Eso esperamos princesa, ya que con la ayuda de Sebastian "el inquebrantable" y sus tropas serían las suficientes para acabas con el reino de Santartia - Pietra apretó con fuera para sostener los bellos senos de la princesa. -Quisiera más que nada que terminara de otra manera.. sabes lo que pienso acerca de este matrimonio. Terminaré como las dos ex-esposas de Sebastian - reflexionó Giselle al recordar el pasado. -No creo que exista otra manera de acabar con Santartia, recuerda que con la unión que recientemente formaron con Euthalea, solo el reino de Bulgymnus podría contra Santartia -. Giselle retomó las palabras de su nana dentro de su cabeza, creando ideas que podrían hacerla feliz o terminando de manera funesta. Dentro de las vagas memorias de Giselle Macquoid, recordó aquel momento en el que todo estalló entre su reino y el reino ahora enemigo, Santartia, un nombre que resonaba entre muros y montañas, creando una sensación de escalofríos a quien lo escuchara. Recordó el como su mundo se derrumbaba gracias a su propia familia, la cual odiaba con todas sus fuerzas. Y no, no se refería a su padre o a su madre, sino a la hermana de su pasado amante, el cual resultaba ocupar un puesto bastante alto dentro de la casa de los Berycloth.
Mientras los preparativos de la cena comenzaban a dar un gran avance, Miklos Wantheft caminaba hacia el gran comedor junto a su hijo, Sebastian, con una mirada asesina como la que acostumbraba, sin salvarlo de la culpa sobre muchos asuntos del pasado, era parecido a su padre pero con complexión atlética e imponente, poniendo a temblar a cualquier persona con la que se enfrentara.
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Kingdoms
Historical FictionSituada en los años 700's, las naciones de Ferranon y Santartia continúan con una lucha eterna gracias a dos de sus herederos. Saben que el amor, la traición y la muerte son situaciones que se presentan siendo parte de una familia real.. O eso es lo...