Welcome to hell, dear Bogdan

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"El caer en tentación sobre cualquier cosa, marca a la persona de manera directa o indirectamente, pero deja huella, eso es correcto. El que entres a mi reino y lo saquees no solo comenzó con una guerra oficialmente, sino que acabas de firmar la muerte de tu hijo. A partir de ahora solo me dedicaré en encontrarlo y asesinarlo. Mataré a cada persona que intente esconderlo, y no tendré misericordia alguna de hacerlo. Bienvenido al infierno, querido Bercyloth. Firma, Huge Macquoid"

Bogdan cerró la carta que le enviaron desde Bulgymnus, sentía que sus emociones se multiplicaban al mil, creando una presión exagerada en los problemas que estaban a punto de ocurrir. -¿Todo está bien? - preguntó Lauren entrando al cuarto. -No. Tu hijo acaba de firmar la guerra al atacar Ferranon - contestó Bogdan mirando a su esposa, Lauren quedó impresionada al saber la noticia y quedó inmóvil, -al parecer el idiota de Poliakov no evitó nada. Todo lo tengo que hacer yo - Bogdan arrugó el papel y lo tiró al piso. -No entiendo tu enojo. Sabes que la guerra comenzaría al responder el ataque de Centrum - contestó Lauren tratando de reflejar los actos de su esposo. -Fue una jugada demasiado arriesgada, Lauren. Ahora no sabremos si atacarán Santartia o atacarán a Gostislav - Lauren bajó la mirada hacia un papel que tenía en la mano. -Al parecer no eres el único con un comunicado - dijo Lauren mirando a Bogdan. -¿Qué es lo que tienes ahí? - preguntó el rey. -Gostislav quiere casar en cuanto antes a su hijo Vladimir - respondió la reina. -¿Y acaso somos su agenda personalizada? No me interesa lo que haga en este momento - Bogdan le dio la espalda a su esposa mientras pensaba en otras cosas. -Tiene que importarte, ya que quiere como esposa a nuestra hija - Bogdan volvió a voltear hacia Lauren y la miró sorprendido. -Pero el trato de la alianza fue casar a.. - Lauren interrumpió. -Lo sé, lo sé, pero al ser entregada su hija a Santartia, debemos de devolver el favor y enviar a Anne Marie a Esporcand - dijo Lauren acercándose lentamente, -tenemos que hacerlo si queremos proteger ambos reinos - agregó. Bogdan estaba harto de recibir noticias por todos lados, pero lo único que podía hacer por ahora era quedar bien con Gostislav Leichester, y enviar a Anne Marie al reino de Esporcand.

Giselle y Gabriel por fin se encontraban en Decron, la ciudad más segura al estar alejada casi por completo de todo, únicamente rodeada por montañas y vegetación. Un buen lugar para esconderse en lo que las cosas se arreglaban. -La única razón por la que odio esta ciudad es por el frío, es insoportable - Gabriel llegó a una de las habitaciones de la pequeña fortaleza real del pueblo, donde se quedarían los próximos días. -Nunca había salido más allá de los campos de cabalgata afuera de Ferranon - dijo Giselle envuelta en una cobija. -Eso es de esperarse siendo la hija de Huge Macquoid. Pero ahora no está - contestó el joven sentándose con otra cobija a un lado de ella. -¿Te quedarás en Decron o partirás a Ferranon de vuelta? - preguntó la joven mirando a Ronsten. -Mi deber es quedarme a protegerla, princesa. Los demás hombres pueden mantener estable el pueblo, claro, siempre y cuando no exista algún traidor que les abra de nuevo las puertas a enemigos - Gabriel bostezó por un momento. -Estoy cansada - dijo Giselle al mirar al suelo. -Ha sido un viaje muy pesado. Le he enseñado la habitación donde puede quedarse, ¿acaso no le gustó? - preguntó el castaño. -No me refiero a eso - respondió Giselle, -he estado encerrada en la ciudad desde que nací. No he podido explorar otros sitios porque mi padre siempre me dice que no es seguro y que debo de permanecer ahí. Por eso quiero aprender a pelear, para que un día pueda salir sin cuidado y cortar gargantas enemigas - Gabriel rió. -Si alguien tiene una espada no es solo para cortar gargantas. Es una responsabilidad muy grande - Giselle volteó hacia el joven, el cual la miraba sonriente. -¿Que te parece gracioso? - Giselle rió, rompiendo el momento. -No, nada princesa. No es gracia la que siento, es orgullo. Ha avanzado mucho en combate - contestó Gabriel, -digamos que la imaginé como reina, peleando contra sus enemigos en lugar de permanecer sentada dando ordenes mientras cepilla su cabellera -. -¿La vanidad es lo que me caracteriza según usted? - rió, -creo que el tiempo de vida que tiene no es suficiente para terminar de conocerme - contestó sonriente. -El tiempo no es nada para mi. He aprendido millones de cosas con él, pero el destino es el que en verdad importa, él decide lo que nos sucederá a todos y el tiempo solo lo acompaña - Gabriel se levantó del sofá al escuchar la puerta. -Espero que esté lista para algo caliente, princesa - Gabriel recibió la bandeja que contenía dos bebidas de chocolate caliente y la puso en la mesa frente a ellos.

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