Missing in the problems

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Al despertarse, Giselle miró a su hermano dormido a un lado, un ser tan inocente a la vista pero lleno de problemas. -¡Necesito verla! - sonó la voz de Sebastian "El inquebrantable" mientras escuchaba a su nana discutir con él. -Ahora debe de estar en el baño, mi señor, debe de esperar un poco más - decía Pietra tratando de frenarlo. -Alexander - susurraba Giselle mientras movía a su hermano para despertarlo, -despiértate, Sebastian viene para acá - Alexander no escuchaba la razón, ya que continuaba dormido. -Alexander - susurró un poco más fuerte, asustando a su hermano, pero sin hacer ningún sonido. -Tienes que esconderte, mi futuro esposo está aquí - Alexander salió de la cama, tomando sus pertenencias y escondiéndose en el baño -. Giselle ordenó la cama y actuó como si estuviera despertando de un profundo sueño, cuando escuchó abrir la puerta, viendo a Sebastian entrar junto con Pietra. -¿Mi lord? ¿Qué hace usted aquí? - preguntó Giselle sorprendiéndose y tapándose con las sabanas. -Lo lamento, princesa mía. Me retiraré para que pueda arreglarse - Sebastian cerró la puerta, dejando a Pietra dentro de la habitación. -Por poco lo ve - dijo Giselle comenzando a respirar de nuevo. -¿Pero por qué dejarlo entrar de esa manera, Pietra? - preguntó Alexander saliendo del baño. -Lo lamento, es que no entendía razones, era como si estuviese hablando con como si fuese un caballo enojado y despotricado - respondió Pietra algo apenada. -Bajaré lo antes posible, ya que puede regresar peor. Nana, al baño - Giselle se levantó de su cama y se dirigió al baño junto a Pietra, dejando a Alexander solo en la habitación.

Al salir del baño y arreglarse, Giselle salió hacia la habitación junto a su nana, mirando a Alexander algo pensativo, sentado en uno de los sillones frente a la cama. -¿Quieres que Pietra traiga a escondidas el desayuno para ti, Alexander? - preguntó Giselle caminando hacia su hermano. -No, está bien. En unos minutos más me iré - contestó Alexander, volviendo al mundo real mientras se levantaba. -Estás loco, te irás de aquí hasta que encontremos un lugar donde puedas quedarte mientras pasa todo este asunto de la fiebre. Mientras tanto te mandaré un plato hacia acá - Alexander asintió sin reprochar, dejando a su hermana salir de la habitación. Pero como todo Macquoid, si es que todavía es uno de ellos, Alexander no se quedaría con las manos cruzadas.

Mientras el desayuno estaba en su clímax, Huge platicaba sobre sus famosas anécdotas como rey desde sus inicios a Sebastian, el cual tenía una actitud seria con algunas risas en él; Giselle estaba algo preocupada, ya que conocía a su hermano, y no se quedaría tan calmado como se supone que lo debería de estar. -Si me permite padre, tengo que irme a mi clase de cabalgata - interrumpió Giselle al ver a su nana dirigirse a las escaleras de la servidumbre con una bandeja con comida. -Yo puedo ir con usted, mi princesa - contestó Sebastian antes que el rey. -No es necesario el molestarlo de esta forma, mi lord. No se preocupe - Giselle se levantó de su asiento y se dirigió hacia su cuarto, para encontrarse con Alexander nuevamente. 

Al llegar a las escaleras que llevaban a la habitación de la princesa, Giselle se encontró con una sorpresa, y era que Alexander continuaba ahí. Su hipótesis acerca de la huida de su hermano era errónea, y entendible también, ya que no tenía a donde ir. -¿Necesitas que Pietra te traiga otra cosa? - preguntó Giselle sentándose en el otro sillón. -No es necesario, estoy bien - Alexander continuaba comiendo algo apresurado, ya que era mucha la necesidad de comer. -Estaré abajo por si me necesitan, mis príncipes - Pietra salió de la habitación, dejando a Giselle y Alexander con un silencio extraño. Giselle no podía creer que su hermano estuviera con ella, que estuviera de vuelta después de enfrentarse a su padre por una mujer, una mujer que ahora está muerta. -¿Por qué decidiste marcharte de la noche a la mañana? - preguntó la princesa mirando a su hermano comiendo aún. Alexander terminó el bocado que tenía en la boca y volteó a encontrar los ojos de su hermana y suspiró. -Todo estaba planeado desde meses atrás. Conocí a Miltred hace unos años, cuando salían tu y.. - Alexander evitó decir el nombre de su enamorado al ver que los ojos de Giselle aun reflejaban algo de dolor. -Miltred era una mujer maravillosa, Giselle. Era la razón de mi existencia.. su mirada cautivaba a cualquiera.. la mujer que cualquier hombre soñaría como la perfección pero.. - el joven bajó la mirada. -No existe la perfección si no hay alguien que la haya inspirado a serlo. Quiero creer que el asunto de la fiebre en Coldwoods fue lo que terminó su historia - continuó hablando la joven, tratando de evitar la pregunta que estaba a punto de hacer mientras miraba a su hermano con algo de sufrimiento dentro de si, -no dudo que haya sido la mujer perfecta para ti, pero.. -. -¿Princesa Giselle? - entró Shadi, una mujer joven de rasgos orientales, que era una de las nanas. -¿Qué quieres? - preguntó Giselle tomando el tenedor que tenía su hermano, el cual saltó tras el sillón en un par de segundos. -Lo siento princesa, solo quería avisarle que el príncipe Sebastian Wantheft la espera en el salón - la nana salió del cuarto en cuanto terminó de hablar, dejando salir a Alexander de nuevo. -Lo que no puedo evitar es el hecho de que todos entren cuando quieren - comentó Giselle levantándose del sillón y para dirigirse al gran closet. -Otra de las razones por las cuales dejé el castillo: el tener a Shadi todo el día en mí. No te miento que habían veces donde era demasiado, tanto que.. - Giselle lo interrumpió antes de que terminara. -Otra más a tu lista, no lo puedo creer - la sonrisa de Alexander continuaba al recordar viejos tiempos. -¿Vas a salir a cabalgar con Sebastian "El inquebrantable" - dijo Alexander con tono de burla. -Si - salió Giselle con un vestido diferente, -y no te muevas de aquí, que no hemos terminado de hablar - Giselle salió de la habitación.

Al bajar al salón, Giselle miró a Sebastian sonriendo a Shadi, la cual desprendía sensualidad al caminar. -¿Mi lord? - Giselle tomó en un instante la atención del príncipe. -Princesa mía, su padre me ha encargado en acompañarla a su clase - dijo el joven, levantándose del sofá. -No es necesario mi lord, yo puedo ir sola - contestó segura. -Insisto, debo de ir, ya que es una orden que dio su padre -. 

Giselle y Sebastian se dirigieron hacia el establo del castillo, dejando ver una tierra extensa por la cual cabalgarían juntos. -¿Cómo se siente el día de hoy, princesa mía? - dijo Sebastian, -apenas y hemos podido cruzar algunas palabras el día de hoy -. -Me encuentro bien, mi lord, gracias por preguntar - contestó Giselle pensando en su hermano, el cual estaba en gran riesgo a ser encontrado. Las consecuencias al serlo, serían castigos inimaginables, como latigazos, el ser exhibido frente a todos, e incluso la muerte. -¿Princesa? - preguntó una última vez para sacar a Giselle de sus pensamientos. -¿Qué ocurre mi lord? - contestó al fin. -¿Se siente bien? La noto un poco ausente - sospechó. -En realidad solo me siento algo mareada, el Sol me está matando. Usted podrá terminar el paseo, yo estaré en el castillo - la princesa Giselle Macquoid dio la orden para ser llevada de vuelta a su hogar. Pero a Sebastian le pareció extraño, ya que llevaba cubierto el rostro con un pequeño paraguas.

Al no poder más con el pendiente, Giselle regresó al castillo y se encontró a Pietra dirigiéndose a la cocina. -¡Pietra! - exclamó la princesa dirigiéndose a su nana. -¿Qué ocurre niña? - preguntó al verla correr hacia ella. -¿No has visto si Alexander sigue en la habitación? - la princesa recibió un no como respuesta, así que ambas se dirigieron a las escaleras para ver si continuaba en ella. Abrieron las puertas y ya no estaba, lo buscaron por todas partes y no habían rastros de él, Alexander se había ido.

Mientras Sebastian regresaba al castillo después de la extraña escena con la princesa Giselle, encontró a Shadi, la cual lo miró desde que lo vio entrar. -¿Dónde esta Giselle Macquoid? - preguntó Sebastian "El Inquebrantable". -No lo se, mi señor. Tal vez esté en su habitación - contestó Shadi mirándolo con una sonrisa coqueta al mismo tiempo en que Sebastian caminaba hacia ella. -Necesito que investigues porque está tan sospechosa, desde mi llegada siento como si tratara de esconder algo - comentó Sebastian, ordenando una tarea a la nana. -Claro que lo haré, príncipe. ¿El saber sobre una fiebre en Santartia cuenta de algo? - preguntó Shadi acercándose un poco más al príncipe, dejándolo pensando un par de segundos para regresar a la realidad. -No lo sé, tu dime - Sebastian notó el coqueteo de la joven. -Pues yo sabía que la princesa Giselle tenía un interés romántico en Iulian Berycloth, el heredero al trono del reino de Santartia - Shadi puso a pensar en un posible romance entre Giselle y el susodicho, y mientras lo hacia miraba a Shadi acariciando su brazo lentamente. Al ser un hombre con algunas necesidades dentro, quiso continuar con el juego de la joven y la tomó de la cintura, comenzando a besarla en el cuello. -Aquí no podemos hacer esto, príncipe. Sígame - dijo la nana, llevando a Sebastian a un pequeño cuarto obscuro, donde comenzó a besarla mientras quitaba su camisa, dejándola completamente descubierta de la parte de arriba, tomó sus senos y los besó a tal magnitud de evitar sus pensamientos y enfocarse en Shadi. La tomó nuevamente, dejando sus rostros juntos con otro salvaje beso. Shadi comenzó a masajear su miembro mientras Sebastian quitaba la falda de la cintura de Shadi, la volteó, tomó su miembro algo erecto y lo introdujo en la joven, la cual gemía despacio para evitar la llegada de alguno de los trabajadores. -¡Si, príncipe! - elevó un poco la voz al no resistir los movimientos que Sebastian realizaba dentro de ella. -¡Cierra la boca! - Sebastian tapó la boca de Shadi y comenzó a moverse más fuerte hasta acabar. -Si me sigues informando más acerca de lo que sepas, puede que esto comience a pasar seguido - Sebastian subió su pantalón, dejando a Shadi con aun más ganas, motivándola a saber más sobre Giselle Macquoid.

-No está en el túnel, ya revisaron y no encontraron rastros sobre él - comentó Pietra llegando a la habitación de la princesa. -¿Buscaron en todos los escondites del castillo que les dije? - preguntó la joven angustiada por saber donde pueda estar su hermano. -Si princesa, pero no la encontramos - contestó Malena, la otra nana de edad avanzada al igual que Pietra. -Puede que haya decidido huir al escuchar a alguien entrar - Pietra supuso una solución, pero no era lo suficiente para mantener a Giselle tranquila. -Necesito que lo encuentren, es muy importante - Giselle elevó la voz. -¿Encontrar a quien? - una voz desde afuera llamó la atención de las tres. -¿A quien tienes que encontrar, Giselle? - Huge Macquoid preguntó nuevamente, mirando a su hija sorprendida al verlo.

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