The capture of the cougar

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-Mi señor - uno de los caballeros que acompañaron a Huge entró al salón, encontrando a Huge sentado en su trono, -la boda real de Vladimir Leichester y Anne Marie Berycloth está consumada - dijo. -Perfecto, gracias por la información - Huge sonrió, mirando hacia el norte, donde se podía apreciar a través del ventanal.

Giselle despertó a la mañana siguiente en su habitación, recordando haberse dormido durante la madrugada frente a Gabriel. -Mi lady, es hora - Giselle escuchó al voz del capitán tocando desde afuera. -En un momento estaré lista - contestó mientras se levantaba de la cama, caminó hacia las ventanas y abrió las cortinas, dejando pasar los primeros rayos de luz del amanecer. Suspiró y miró el paisaje a fondo, sentía una sensación extraña el volver a casa, pero aun no descubría cual era.

Alexander despertó muy temprano para practicar algunos movimientos con su espada, aprovechando los minutos libres antes de volver al castillo. -¿Señor Alexander? - uno de los hombres de Santartia interrumpió para dar un anuncio. -La hermana del rey está aquí -. Alexander se sorprendió al saber la noticia, ya que no había visto a Beatrice Berycloth desde que escapó junto a su amante, Miltred, hacia las tierras de Coldwoods. No esperó un segundo más y llegó al comedor, donde la fuerte mirada de la mujer apuntaba directamente hacia el joven, el cual no sabía como tratarla. -¿Bogdan no pudo encontrar a alguien más miserable para que pudiera cuidar el reino en su ausencia? - preguntó Beatrice sentada en la silla principal, -¿qué haces aquí, niño? -. -Mi señora - Alexander saludó de buena manera, -he estado aquí gracias a la ayuda del rey Bogdan, el cual me recibió desde que.. - Alexander recordó el motivo por el cual abandonó Coldwoods, mirando a la mujer completamente seria. -¿Cuándo dejaste Coldwoods porque tu amante murió? - contestó Beatrice, causando incomodidad al joven, -no me sorprende que estés aquí. Bogdan ha sabido cuidar todo lo que se le daba, incluso a sus mascotas - dijo la mujer, buscando maneras de insultar algo implícitas. -¿Quiere algo de tomar, mi lady? - preguntó sin caer en provocaciones. Beatrice asintió con la cabeza, mirando como daban la orden de traerle una copa de vino. -¿Sabes? Cuando las personas se den cuenta que su gobernante está fuera y en su lugar está alguien que no es del reino, procuran hacerlo pasar las peores horas de su miserable vida. Más si proviene del nido de ratas de Huge Macquoid llamado Ferranon - dijo la mujer tomando un sorbo de vino. -Yo nunca he considerado a Ferranon como mi hogar, al igual que no considero a Huge Macquoid como mi padre - Alexander tomó el vino que le sirvieron y lo bebió de igual forma. -Claro que no. Pero aun así eres miserable por la simple razón de llevar su apellido - Alexander suspiró, pensando en que sería un duro día para ambos.

Durante el desayuno, los Leichester y los Berycloth disfrutaban de las últimas horas que tenían juntos, ya que Bogdan y Lauren partían hacia Santartia en un par de horas. -¿Y cómo durmieron, ustedes dos? - preguntó Bogdan al mirar a Vladimir. -Bien. Hemos pasado un noche agradable - contestó el joven evitando decir que no durmieron en la misma cama. -Tan bien como para anunciar un embarazo en un par de semanas, supongo - dijo Gostislav haciendo reír a los demás. -Se que debes de saber ya pero, mi hermano decidió dejar de ser virgen hasta que se casara. Y al parecer lo ha cumplido ¿cierto Vladimir? - preguntó Ruth mirando a ambos. Anne Marie la miró nuevamente con odio, evitando contestar a cualquier costa. -La pureza es lo más bello que existe en un matrimonio. Recuerdo que esa promesa la hicimos nosotros hasta el momento en que nos casamos - dijo Rossvett aportando información sobre el tema. -Sí. Es la inocencia que se refleja la primera vez - argumentó Gostislav la idea. -Hablando sobre el tema ayer, hemos decidido intentarlo hasta que Anne Marie salga embarazada - Vladimir quiso hacer sentir bien a su familia al dar la noticia, tomando de las manos a la princesa, la cual sonreía menos cada minuto que pasaba en el castillo. -Me alegra que lo hayan dicho ustedes y que no los obligáramos a hacerlo - rió Gostislav, tomando un sorbo de vino. Bogdan miró a su hija, la conocía tan bien, a tal grado de saber que ella no permitió que Vladimir siquiera se acercara a ella, y que la mentira seguiría creciendo conforme pasara el tiempo.

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