Al día siguiente, la nieve amaneció cubriendo la zona, cayó como si fuera un día de invierno, congelando todo a su paso y sin piedad como lo acostumbraba. Giselle despertó recordando todo lo que vivió el día de ayer, algo adolorida por los golpes que Lord Naarce hizo al sentir la impotencia de ser enfrentado ante ella, y además, soñó con todo perfectamente como pasó; recordó el rostro de Shanke al ser impactada por la flecha, el rostro de Gabriel al darse cuenta que lo separaban de Giselle nuevamente, ambos rostros, llenos de miedo y desesperación por terminar con todo de una vez por todas. -Princesa, tiene que arreglarse para el día de su boda - una sirvienta entró de manera objetiva, dejando el vestido que usaría la princesa para más tarde. Giselle, aun recostada, se llevó ambas manos a la cara mientras lloraba en silencio, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, casarse de manera injusta con un hombre que no merece ni el mínimo afecto en su vida, desgraciando todo lo que encuentra a su paso.
Sebastian despertó temprano para reunirse con Huge, el cual no dormía adecuadamente desde la desaparición de su hija, seguía buscando la manera de encontrarla. -Los hombres que transportaban a su hija murieron a unos ciento veinte kilómetros de Decron - dijo Sebastian al observar el mapa en la mesa junto a Huge, -venían por el camino cercano a la costa, pero no creemos que hayan salido del continente, porque mandamos algunos mensajes a las ciudades cerca de la costa en Melnao y todas negaron el ver a la princesa. ¿Así que cuál es el reino más cercano a nosotros, cuyo orgulloso rey no sale de sus paredes pero manda a otros a hacer el trabajo sucio? -. Huge pensó en el único rival oficial que tiene en el mundo. -Bogdan Berycloth es tan estúpido que manda a su hijo a robar lo único que me interesa en el mundo, me quitó a Giselle de mi lado, podremos hacer lo mismo que él o pensar en una mejor manera de utilizar a Iulian - Huge sonrió mientras miraba el reino de Santartia. -Además, señor. Giselle venía en compañía de un hombre proveniente de Waterland, y uno de los capitanes de su guardia real, Gabriel Ronsten - dijo Sebastian. -¿Gabriel Ronsten? - Huge en realidad no recordaba a todos los hombres que formaban parte de su ejército. -Yo tampoco lo reconocía del todo. Hasta que un día reconocí su rostro. Él planeó robarla desde antes - Huge se sorprendió como pocas veces en su vida mirando con la seriedad que se acostumbraba en estos momentos, y tenía razón en hacerlo, ya que no cuidaba muy bien quienes entraban a sus filas, a él solo le importaba tener mayores números y experiencia sobre todos para evitar un ataque.
Lo que Huge Macquoid no esperaba tener, era la visita de alguien que no esperaba desde que fue exiliado del reino, su segundo hijo, el cual renunció a todo en Ferranon desde que decidió partir a Santartia y ser su enemigo por el resto de sus vidas. Alexander, dejando su caballo a uno cuantos kilómetros del reino, se adentraría por los túneles que parecían haber sido olvidados por Huge al haberlos hecho cuando era pequeño. Miró el reino de lejos, se miraba tan bello como siempre, pero sabía que la belleza se pudría desde dentro gracias a la presencia de ciertas personas como lo eran Huge o Sebastian.
Anne Marie entró a su habitación y miró a Vladimir en su interior, parecía ocupado al estar concentrado en su lectura, sentado en el sofá. La princesa caminó hacia el sofá y tomó asiento a un lado del joven. -Las razones de una monarquía, ese libro me agradó bastante - comentó Anne Marie tratando de sonreír al mirar a su esposo. -¿Ya lo leíste? - preguntó Vladimir, interrumpiendo su lectura y mirando a la joven sonreír. -Si. Bastante oportuno para los reinos del mundo, en realidad. Todos deberían leerlo - respondió al seguir sonriendo. -No sabía sobre tus intereses por la lectura - dijo Vladimir sorprendido, sonriendo junto a Anne Marie. -Lo sé. Cuando las personas me ven siempre las impresiono con eso, porque creen que soy una princesa diferente a las demás - comentó. -Eres diferente - dijo Vladimir, -solo las mejores personas pueden serlo -. Anne Marie miró al joven y se acercó lentamente a él. Vladimir estaba un poco confundido por el cambio de actitud de la joven, pero no le impidió el acercarse de igual manera. Ambos unieron sus labios con un tierno beso, como si ambos continuaran con la inocencia que manejan todos los niños pequeños. Anne Marie subió de nivel a los pocos segundos, sentándose en las piernas de su esposo, mientras el largo beso comenzaba a llegar a su etapa más interesante. Vladimir abrazó a su esposa, cobijando con los brazos la cintura de la joven, protegiéndola ante todo. Aquella tarde se marcaría en sus vidas, entregándose al amor por fin de manera voluntaria.
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Kingdoms
Historical FictionSituada en los años 700's, las naciones de Ferranon y Santartia continúan con una lucha eterna gracias a dos de sus herederos. Saben que el amor, la traición y la muerte son situaciones que se presentan siendo parte de una familia real.. O eso es lo...