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Sara.

Ellas son unas zorras.

No son zorras por tener sexo con quien quieran, solo son..

Son lo que yo diga.

Frunzo el ceño ante sus palabras, no reconozco a las chicas que tengo ante mi.

Miro a Libra y su cabeza permanece baja, sus cejas fruncidas. Suspiro y miro a Aria buscando que al menos ella, no se esté dejando llevar por el momento.

Sara, tú no eres así, te están manipulando.

Desde ese día que Aria me dijo esas palabras, con esa mirada seria y decepcionada ya no me sentía igual.

Jamás comprendí porque el resto de los humanos crecían con odio en sus corazones, porque pensaban tanto en tonterías sabiendo que se hacían daño a ellas mismas.

Siempre soñé con volar, sentir el mundo como lo conocía a mis pies. Sin importar nada más, yo contra el mundo.

Nunca necesité a nadie para vivir o ser feliz, nunca me enamoré y sabía que probablemente nunca lo haría.

Miro a la persona que tengo ante mi y suspiro. Él sonríe y me abraza con fuerza.

—Definitivamente estás loca. —muerdo mi labio para no llorar.

—Yo también te extrañare, hermanito.

—Iré a visitarte siempre que pueda. —me da una sonrisa triste y me aferro a él. Un sollozo me acompaña.

Me iría a vivir a España, siempre quise hacerlo. Pero cuando me informaron que mi abuela, la persona que me había enseñado todo lo que sabía, esa mujer que nos separó a Sagi y a mí de una drogadicta que por desgracia era nuestra madre, y su hija.

Nuestro padre nunca lo conocimos, solo dejó embarazada a la madre que nos trajo al mundo y desapareció.

Debía hacer que mi madre, mi verdadera madre, la que me dio todo, esa mujer de rostro arrugado y sonrisa contagiosa estuviese orgullosa de mi.

Me aferro a Sagitario y ambos lloramos en silencio. Habían pasado ya meses, y pocas personas lo sabían. Pero eso no evitaba que tuviese el corazón roto.

Él se separa de mí y me hace una señal para que avance. Este siempre fue uno de tus sueños, se fuerte Sara, tienes que hacerlo.

Una mano alzada entre la multitud. Avanzo a paso rápido esquivando personas y veo que están casi todos, menos Aria, Virgo y Escorpio.

Me duele no ver a Aria entre la multitud, las otras me dan igual, sinceramente sus presencias en el grupo con el tiempo me fueron indiferentes . Me parecían demasiado controladoras y celosas, y eso.. alguien de signo Sagitario jamás lo aceptará.

Veo que Geminis me sonríe desde lejos e intento calmar mi corazón.

Capricornio rápidamente coge mi mano y mi ritmo cardiaco al centrarme en ella disminuye.

Le doy una sonrisa afectiva y miro al resto.

Capricornio, siempre tuve afinidad con ella, siempre supe que era una persona leal y sincera. Me encantaba lo divertida que era a pesar de ser un poco fría o seria. Pero eso era antes de conocerla, ella era la mejor amiga que podrías encontrar jamás, y como me dolía que Aria no fuese ella en este momento.

Comienzo a abrazar a todos intentando olvidar el rencor que me calcome. Virgo y Aria son mis amigas, de mis mejores amigas... y ellas han decidido dejarse llevar por la situacion y no despedirse de mí.

Abrazo a Geminis y lágrimas quieren escapar de mis ojos. Eres fuerte Sara, el no merece tus labios.

Nadie elige de quien se enamora, me repito cada día, pero quizás mi filosofía de vida en un futuro me haga bien, aunque ahora me esté matando.

No guardes rencor a nadie, perdona, pero sobre todo, perdónate a ti misma. No permitas que nada ni nadie te llene de odio, porque solo te harás daño a ti misma.

Pasajeros con destino a Barcelona..

Dejo de escuchar y corro a mi hermano para achucharlo con todas mis fuerzas, aunque sea una persona muy independiente también soy demasiado familiar, no sé si podré vivir estos dos años alejada de él.

Cáncer que estaba abrazándolo se separa divertida y tras localizar a Acuario corre a sus brazos moqueando.

Minutos después me dirijo a una larga fila con mis acompañantes.

Miro a Capricornio que mira nerviosa y feliz todo.

—Gracias por acompañarme en esto chicas. — ella me pasa un brazo por los hombros y me guiña un ojo.

—No es por ti, siempre soñé con ver Barcelona o España.

Asiento, esta chica si me entiende.

Miro a Cáncer que permanece pálida y con una mano en el estómago.

Toco su brazo preocupada y ella me sonríe para tranquilizarme.

—Cuando me pongo nerviosa me dan nauseas.

Miramos a nuestros amigos que permanecen en el mismo lugar, rio al ver al duro Acuario llorar en el hombro de Leo, que lo abraza divertido.

Ojalá me hubiese enamorado de él, y no sé Geminis..

Cállate Sara, tú no te enamoras...

Aria y virgo no vendrán, y eso si me estaba matando.

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