Capítulo 2: A lo mejor el que se muere por besarme eres tú.

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Entramos por la puerta de la enorme casa, y después de soltar las mochilas, él se dirige hacia el jardín, con los hombres, y yo hacia la cocina, con las mujeres. No pasa mucho tiempo, cuando decimos sentarnos a la mesa, y comer. Todo marcha sobre ruedas y no he discutido ni una vez con el idiota. Quizás es porque no le has dirigido la mirada en todo el dia, me dice la conciencia. Oh, cállate.

Terminamos de comer, y los padres se adentran en una conversacion muy aburrida (al menos para mí). Me levanto de la mesa, y me dirigo hacia el salón, para ver un rato la televisión. Poco rato después, noto que el sillón se hunde a mi lado. Por favor, que no sea él, me repito en mi mente. Me giro y ahí está. Parece ironía. Por lo menos no parece que quiera fastidiarme.

Le observo. Tiene un perfil muy masculino. Y me gusta. Si no fuese tan idiota, ni tan mujeriego, seguramente estaría locamente enamorada de él. Pero gracias a Dios, no es así. De momento. Sigo observandole. Me quedo mirando su pelo castaño y corto, un poco desordenado. Continúo mi trayectoria y me quedo hipnotizada en sus ojos. Nunca me habia dado cuenta de lo bonitos que son. Son marrones, casi verdes, profundos. Y esas pestañas.. Dios, son enormes, y le quedan genial.

Me fijo ahora en su boca, unos labios finos, rosados. Me apuesto un dedo a que debe besar jodidamente bien. Sonríe. Joder, que sonrisa. Madre mia.. ¿desde cuando tengo yo estos pensamientos de James?

Un momento, ha sonreído. ¿No será lo que yo pienso que está pasando, no? Me bajo de mi nube, y vuelvo a la vida real. Le observo y sí, me acaba de pillar mirándole.

-¿Tan guapo soy que no puedes dejar de mirarme, Ariadna?- dice con esa estúpida sonrisa satisfactoria.

-Vete a la mierda James. Estaba pensando en como alguien puede ser tan horrendo- digo, orgullosa de mi respuesta. Y sabiendo que acabo de decir la gran mentira de mi vida.

-Apuesto a que te mueres por besarme.

¿QUÉ?Me atraganto en mi propia saliva, ahora si que me ha pillado.

-A lo mejor el que se muere por besarme eres tú, González.

-La verdad es que sí, López.

-¿QUÉ?- digo al borde de que me de un ataque, y puedo notar mi leve sonrojo.

-Me gustas, Ariadna- dice en un susurro apenas audible. Empieza a acercarse. Oh no, no puede ser. James Lopez, el chico mas popular, y mas guapo -aunque no quiera reconocerlo- del instituto, va a besarme. A mí. Me aterra y me gusta la idea.

Cierro los ojos, si quiere besarme, que lo haga. Por lo menos podré estar orgullosa de haber besado a un idiota guapo. Noto sus labios en los míos, en un roce muy leve.

-Ariadna- susurra James, todavía con sus labios sobre los mios.- Era broma. idiota.

¿QUEEEEEEEEEEEE? Oh Dios, esta vez se ha pasado, mucho.

Abro los ojos de golpe. No me puedo creer que me haya engañado así. Es un maldito idiota. Ahora con más razones de las que antes tenía antes. Joder, como le odio. Se está meando de risa, de mí.

No me lo pienso dos veces y le doy una cachetada. Y bien merecida. Estoy roja de la rabia, lo sé, noto el calor por toda la cara. Y seguramente, él se siente igual, sobre todo por el lado izquierdo. Já. Quien ríe el último ríe mejor, Lopez.

Embobado por mi acción repentina, se dirige la mano hacia la mejilla. Creo que me he pasado, no se lo esperaba. Pero se lo merece, por estúpido.

-¿Me pegas porque te ha gustado y quieres mas?- sonríe de lado.










Enemigos íntimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora