Capítulo 5: ¿Qué quieres que te diga?

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Cuando salí de la ducha, me envolví en una toalla, tanto el pelo, como el cuerpo, y salí del cuarto de baño. James estaba tumbado en el sillón rojo, viendo la televisión. Noté como me miraba de reojo, estaba enfadado. Y lo sabía. Pero no me importaba, él hizo lo mismo, y yo no me enfadé.

Saqué la ropa que me pondría del armario. Un vestido color rojo a media manga, ajustado hasta la cintura con un cinturón color beige en forma de lazo, y a partir de ahí caía resaltando mi cintura. Me coloqué las sandalias, me arreglé, y diez minutos después James y yo ya estábamos andando por el largo pasillo. Tenía muchas ganas de conocer Roma.

Nos reunimos con los demás en la entrada del hotel. Todos íbamos vestidos casualmente. Y a ninguno les faltaban las Ray-Ban sobre la cabeza. Recorrimos toda Roma, empezando por el Panteón de Agripa y acabando por el Arco de Constantino. Definitivamente, amaba Roma. No me podía creer que me esperase todo un verano aquí. España es bonito, y tiene lugares preciosos, pero Italia es otra cosa.. Hasta el aire parece diferente. Y me encanta.

-Lo mejor de Roma son los hombres- afirmó Vanessa con una sonrisa de lado. Todas reímos.

-Por algo elegimos Italia como destino. Su acento es... Pff.. Me tienen loca- Cris intentaba rabiar a Lucas, y me apuesto el meñique a que lo ha conseguido.

-Estoy de acuerdo. Las mujeres son espectaculares. Deberíamos plantearnos venirnos a vivir a aquí, ¿no, cariño?- Comentó Lucas con indiferencia. Lo conozco, y sé que por dentro, estaba rabiando por haber oído decir eso a su novia.

-Eres tonto.- Cris golpeó suavemente el hombro de mi hermano. Y empezó lo romántico. Los demas observábamos y rodábamos los ojos. Es siempre lo mismo. Estar enamorado es una tontería, ¿no se cansan de repetir lo mismo una y otra vez? Y no quiero ni saber lo que harán cuando estén solos.. Porque si cuando están en público no se cortan, cuando estén en privado ni me lo imagino.

-Bueno, bueno, ya está.- interrumpió, al fin, Lourdes- Si lo sé me busco novio antes de venir, y me ahorro los numeritos románticos de estos dos-Todos reímos. Lourdes no tiene remedio.

Lucas y Cris rodaron los ojos.

-Nosotros nos vamos a la habitación. Todavía tenemos que deshacer las maletas y llamar a nuestras familias.

-Ya, claro- James soltó una risita - "Deshacer las maletas"-dijo moviendo el dedo índice y corazón de ambas manos- Ya me gustaría a mi deshacer las maletas con alguien que conozco..- me miró y supe que se refería a mi. Que se espere sentado, porque de pié se va a cansar.

-¿No puedes dejar de pensar en otra cosa que no sea yo? ¿Tanto te importo, Gonzalez?- Sonreí triunfante.

-Hasta luego, enamoraditos. Adiós chicas. Nos vemos luego.-y dicho esto, Cris y Lucas desaparecieron agarrados de la mano. Llevaban mucho tiempo juntos, y envidiaba a Cris por encontrar a el amor de su vida. Ellos eran tal para cual, y estában locamente enamorados el uno del otro. Eso es simplemente maravilloso. Algo que yo, todavía no he podido o querido experimentar.

-Bueno chicas, yo voy a ir a descansar un rato. Estoy rendido. - James se despidió de nosotras y se dirigió a nuestra habitación. Ya sólo quédabamos Lourdes, Vanessa y yo. Estábamos en la puerta del enorme hotel, y no teníamos planes. Al final decidimos entrar a tomarnos algo al bar del hotel.

Tuvimos suerte, y nos tocó un camarero que estába jodidamente bueno. Cada vez que se acercaba se nos caía la baba a todas. No cambiaríamos nunca. Aunque tuviésemos 18 años, seguíamos comportándonos como unas de 15. No maduraríamos nunca, pero no me importa. Somos felices a nuestra manera.

-Entonces, señoritas, tres malibú con piña no?

-Si, gracias.- y sonreímos como tontas.

-Dios Ariadna, ¿has visto como te mira?

-Te está intentando quitar la ropa con la mirada..- y no era mentira, yo también lo había notado.-como James se entere de que te está mirando así, hará lo que sea para que deje de hacerlo.

-Chicas, ¿todavía estáis igual?-suspiré- entre James y yo no hay más que odio. No lo soporto, y él a mi tampoco. No siempre es como en los cuentos de Disney.

-Ariadna, date cuenta ya. Abre los ojos. Si estáis en una habitación juntos, no es porque nosotras quisimos. Lo pidió él. Del amor al odio hay un paso muy pequeño. Tan, tan pequeño, que ni si quiera os habéis dado cuenta de que ya lo habéis cruzado.- Lourdes sonríe victoriosa, está orgullosa de su respuesta, se le nota.- Y sé, y puedo asegurar, que cuando el verano acabe, no seréis los mismos. No seréis enemigos, tampoco amigos, seréis mucho mas que eso.

-Lourdes tiene razón. Sois totalmente diferentes. Pero, ¿sabes qué? Los polos opuestos se atraen. Y eso es lo que os pasa a vosotros dos.

Mientras analizaba mentalmente lo que acababan de decirme, me percaté de una cosa. ¡¿JAMES PIDIÓ QUE NOS METIERAN EN UNA MISMA HABITACIÓN?! Dios, es para matarlo. De repente me odia, y de repente quiere que nos pasemos durmiendo juntos todo un verano. Quien lo entienda, que lo compre... Le voy a matar.

Mientras pensaba las mil y una formas que tengo de matar a James, ni si quiera me he dado cuenta de que el camarero se ha acercado a nosotras y nos ha traído nuestras bebidas. Sigo en mi mundo. Le observo. Está jodidamente bueno, de eso no hay ninguna duda. Veo como él me observa, al igual que mis dos acompañantes, y sonríen. Debería bajar ya de mi nube.

-Perdón,¿qué estábamos hablando?

-Les estaba preguntando, que si invitándote a una copa, serías capaz de volver a la realidad.

-¿Una copa contigo?-alzo una ceja.

-Una copa conmigo.

-¿Por qúe no lo comprobamos?

-¿A las once?

-A las once. Habitación 121.- muevo un poco el pelo. Leí en no sé donde que eso les vuelve locos. Y lo había afirmado varias veces con James- No llegues tarde. No me gusta esperar.- Me levanto de mi asiento, y veo como las chicas imitan mi acción. Le guiño un ojo a mi cita de esta noche, y me dirigí a mi habitación.

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Paso la tarjeta por la ranura y entro a la habitación. Estoy agotada. Veo a James sobre la cama, viendo la televisión. Tiene una expresión seria, enfadada. Y estoy segura de que es por el "casi beso". ¿Cómo le pueden durar tanto los enfados? Es como un niño pequeño.

-James, estás enfadado.- Iba a ser una pregunta, pero creo que me salió más como una afirmación.

-No.

-Si.

-No.

-Si. Va James, dímelo.

-¿Que quieres que te diga?- resopló.- ¿Que sigo pensando en el maldito beso que te robé en mi casa? ¿Que es el mejor beso que me han dado nunca? ¿O prefieres mejor, que te diga que me estás empezando a gustar?

Enemigos íntimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora