Capítulo 20: Llegará algo mejor.

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Dirigió su mirada hacia mí lentamente. La mantuvo durante unos minutos que para mí fueron eternos, y finalmente decidió contestar.

-No.-susurra.-No puedo Ariadna.

Asentí, asimilando el cambio que (volverá) a haber entre él y yo. ¿Tan malo es lo que hemos o queríamos tener?

Suspiro y coloco a Talia entre mis brazos sabiendo que es lo único que compartiremos ahora él y yo. A parte de la habitación. A partir de ahora todo va a ser más incómodo.

Estoy bastante triste por saber que he estropeado todo sin tener ninguna intención de hacerlo. Supongo que esto es cosa del destino, si él no nos quiere juntos es porque algo mejor puede llegar. Pero... aunque me cueste admitirlo, estaba a gusto con James. Hacía sentirme querida, deseada, protegida.

-Lo siento.-Susurra con la mirada perdida.

-No te preocupes.-Mentí. Debería preocuparse porque realmente, creo que me estaba empezando a gustar.-Llegará algo mejor.

Y de verdad deseo que llegue algo mejor para él, si es que hay algo mejor. No soportaría ver que el destino nos ha separado sin alguna razón.

-Ojalá lleves razón.-Admite sonríendo levemente de lado.

Genial. Me he quedado sin una noche con James, sin sus besos, sin sus abrazos, sin él. Esto duele más de lo que imaginaba. Incluso puedo llegar a decir que duele un poco más que cuando Manu me engañó. Con James todo ha sido diferente. Nunca había tenido una 'relación' de este estilo con nadie. Y me ha gustado, porque ha sido con él.

-Supongo que este es el final de nuestra "relación".-Digo buscando desesperadamente su mirada. Necesito ver que transmiten esos luceros verdes en los que antes me perdía. Saber que piensa, que siente.

Me mira y asiente. En sus ojos no hay nada. Son los primeros ojos que veo que no transmiten algún sentimiento. Y duele. Duele ver que cuando me mira no siente nada. Al menos eso es lo que dicen sus ojos. Ojalá me equivoque.

-¿Qué hacéis aquí?-Dice de repente Vanessa apareciendo por el largo pasillo.

-Tienes nuestra tarjeta.-Murmura James.

Vanessa nos mira frunciendo el ceño, y busca la maldita tarjeta en su bolso. Maldita tarjeta y maldita yo. Si no se la hubiera dado a ella, ahora mismo estaría besando esos labios que echo tantísimo de menos.

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 Narra James:

No me puedo creer que no haya sido lo suficiente valiente como para darle el último beso. Por favor, si hubiera matado por uno de ellos.

Algo dentro de mí me decía que me negase, que caería más. Y estoy seguro de que así sería.

Después de decirme los supuestos planes que ella tenía preparados, me asaltó el pánico. El pánico a enamorarme aún mas, a desearla más, a quererla más de lo que ya la quiero, y sobre todo, el miedo al rechazo. Sé que ella no quería nada conmigo, nada serio, me refiero. Pero... yo quiero todo lo contrario.

Ella únicamente quería hacer el amor, sin embargo, yo quería que el amor nos hiciese a nosotros. Una relación, al fin.

Me he hartado de buscar únicamente sexo con mujeres. Siempre he sido el típico mujeriego del instituto por el que todas las chicas babeaban. He tenido a miles a mis pies, pero ninguna como ella. 

Ella es diferente, no se arrastra por nadie, es divertida, lista, simpática y guapa. ¿Para qué buscar algo mas en una mujer? El caso es que ahora es ella la que no quiere nada conmigo. El destino me está pagando con la misma moneda. Ahora me toca a mí perder el sueño por alguien.

La he perdido. La he perdido por cobarde. Por no ser lo suficiente valiente y arriesgarme a dar un paso más en nuestra relación. Me he negado a hacer algo que he estado deseando desde que la conocí, y no sabéis cuanto me arrepiento.

Soy un idiota.

Me doy la vuelta en la enorme cama, que ahora solamente la ocupo yo. Ariadna ha decidido irse a dormir con Vanessa y Lourdes, y la entiendo. Si se hubiése quedado, esto sería aún más incómodo de lo que ya es.

"¿Por qué simplemente no voy a buscarla y le digo lo que de verdad siento?"

"¿Y si le mando un mensaje diciendo que vuelva?"

Miles de preguntas sin respuesta asaltan mi cabeza, que no da a más. Demasiados sentimientos por hoy.

Miro a Talia, que lógicamente, me ha tocado cuidar a mi esta noche. Y menos mal, no soporto la soledad.

Talia me mira con ternura inclinando un poco su pequeña cabeza.

-Hasta ella sabe que soy un idiota.-Pienso cerrando los ojos, decidido a intentar (de nuevo) conciliar el sueño.

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-Chicas, la he cagado.-Confieso a Lourdes y Vanessa con un tono triste.

-¿Qué ha pasado?-me pregunta Lourdes, intrigada.

Vanessa se acomoda en la cama y alza las cejas en señal de intriga.

-Un momento.-se adelanta Lourdes.-Vosotros dos teníais algo, ¿no?

Asiento.

-Está bien, continúa.-Dice.

-Estábamos sentados en el pasillo esperando que llegárais y no he tenido otra idea mejor, que preguntarle por el futuro. Por el plan que tenía sobre nuestra relación.-hago una pequeña pausa para tomar aire, y las demás asienten en señal de que lo están entendiendo.

-Él ha contestado que no había parado a pensar en ello y me ha preguntado por los míos. Le he dicho exactamente lo que pensaba, lo que quería. Pero al parecer él no busca lo mismo, al menos no conmigo. Dice que quiere algo serio. Y lo entiendo.

Lourdes y Vanessa se lanzan miradas cómplices.

-Te está empezando a gustar.-Dicen al unísono.

-¿Qué?-digo exaltada, notando como el color rojo se apodera de mi cara.-¡No digáis bobadas!

-Sabes que sí.-dice Lourdes haciéndome cosquillas.

-¿Y tu qué le has contestado?-Pregunta Vanessa.

-Le he pedido que me diera el último beso.-admito tímidamente.

Ellas alzan las cejas mientras me hacen gestos con las manos, indicándome que continuara.

-No me lo ha dado.-Confieso.- Según él, no podía.

-¡Estáis locos el uno por el otro!.-Exclama Lourdes.

-No digas eso, idiota.-Le digo divertida.

-Pero si sabes que es verdad.-Dice ahora Vanessa levantando una ceja.

-¡No! Solamente nos tenemos cariño. Incluso puede que nos atraigamos. Pero nada más.

-¿Por eso íbais a tener sexo esta noche?-dice pícara Lourdes.

Abro la boca formando una gran O, a modo de sorpresa y le tiro una almohada a la cabeza.

-No debiste haber hecho eso.-dice mirándome con una cara traviesa.

Algo me dice que esta va a ser una laaaaaaaarga noche. Tan larga que no se me olvidará recordar a James en cada minuto.

Enemigos íntimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora