Capítulo 26: Sigue haciendo running.

52.8K 2.2K 94
                                    

Sonrío automáticamente.

-Shh, tranquilo.-Susurro.-Todavía no hemos comido.

-¿Y qué?-sonríe y levanta ambos brazos.-Nos podemos comer mutuamente. ¿Qué me dices?

-Sabes que me encantaría.-Admito.

-¿Entonces cuál es el problema?-Dice alzando una ceja.

-De tí nunca se me quita el hambre.-Susurro antes de (volver) a atacar sus labios como un animal salvaje. Somos unos brutos.

El beso está lleno de deseo y lujuria. Nuestras lenguas se compenetran perfectamente, y nuestros labios están siempre ansiosos de volver a encontrarse.

De repente el móvil empieza a vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón, y en cuanto él lo nota, no duda en llevar sus manos hacia allí y coger el maldito aparato.

Siempre nos interrumpe algo. ¿Eso es normal?

Nos separamos, y miramos quién es. Mi madre.

-¿Mamá?-digo un poco alterada por el beso de antes.

-Hola hija, ¿qué pasa?-dice extrañada.

-No, nada. He salido a correr.-miro a James y me muerdo el labio preocupada, él solamente sonríe.-¿Qué tal vosotros?

-Bueno, regular. Nos haces mucha falta.-confiesa.-Y como no has llamado desde que te fuiste, nos tenías muy preocupados.

Mierda. Mierda. Mierda. Maldito James y maldito sus besos. Gracias a él  se me ha olvidado llamar a mi madre. Si es que soy idiota. ¿Por qué me tiene que volver así de loca?

Le miro y frunzo el ceño, sin saber que mentira decirle ahora.

-Y... ¿Cómo está James?

-¿Qué?-respondo rápidamente. ¿Cómo puede ser que se entere de todo? Si es que cuando las madres nos dicen "Yo me entero de todo" tienen toda la razón. Yo creo que tienen una especie de intuición que saben a la perfección dónde, cómo y con quién están sus hijos a cualquier hora del día.

Cosas de madres.

-Sé que está contigo. No me mientas más, Ariadna. ¿Cuántas veces tengo que decirte que puedes contarme absolutamente todo lo que quieras? Sabes que puedes confiar en mí.-suena enfadada y decepcionada. Joder, siempre me salen las cosas mal.

-Ya lo sé mamá-Y aunque se que no puede verme, bajo la cabeza avergonzada por mis actos. Debe de haberle decepcionado mucho que no la llamara en dos días, sabiendo que soy la niñita de mamá. Y ahora le miento, ¿que más me da decirle la verdad? Si ya sabe que estoy saliendo con él.

-Perdóname.-susurro.-Me estoy comportando como una niña pequeña.

-No pasa nada, cariño. Me ha molestado, no hay más. Es normal que te pongas así, se nota que el te gusta mucho.

James gira rápidamente su cabeza hacia mi cuando (al parecer) escucha lo que acaba de decir mi madre, y sonríe tiernamente. Ellos siempre se han llevado muy bien, ella le quiere como a un hijo más, igual que yo quiero a "mi suegra" como a mi segunda madre.

-Muchísimo. Pero debería haberte llamado, tienes razón. Lo he hecho mal.-Admito.-Pero, ¿cómo lo has sabido?

-Hablé con su madre esta mañana, y me dijo que él aún estaba en Roma, mientras que la noche anterior, Lucas me dijo que volvió a Barcelona. Nada encajaba, y se me encendió la bombilla.-confiesa orgullosa de su inteligencia.-Pero tranquilos, nadie sabe todavía nada.

Ambos soltamos un suspiro de alivio. Aún no queremos que nada de esto salga a la luz. Es demasiado... ¿vergonzoso? Es decir, no es que nos de vergüenza reconocer que nos gustamos, pero nuestros padres desde siempre se han llevado bien y sería muy incómodo juntarnos para comer o cenar y que todos sepan que somos pareja. Aunque somos conscientes de que algún día habrá que confesar.

Enemigos íntimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora