Seokjin - 10 de octubre, año 9

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Seokjin
10 de octubre, año 9


—¡Vamos, tenemos que salir de aquí!

Tomé la mano de mi amigo y corrí hasta la puerta trasera de nuestro salón de clases. Miré hacia atrás mientras corría por el pasillo y vi a los hombres saliendo del salón, persiguiéndonos.

—¡Paren! ¡Deténganse justo ahí!

Sus voces parecían atraparnos por detrás de nuestros cuellos.

Frenéticamente pensamos hacia dónde ir mientras bajábamos las escaleras. El primer destino que vino a mi mente fue la colina detrás de nuestra escuela. Solo necesitábamos cruzar el patio de juegos y salir por la entrada de la escuela y llegaríamos al pie de la colina. Aunque no era tan alta, era bastante rocosa y escarpada. Luego de correr a través de la entrada y rodear la esquina a toda velocidad, ignoramos el sendero para caminar y saltamos directo a los arbustos. Franqueamos a través de las densas ramas y seguimos corriendo. Corrimos por lo que se sintió como una eternidad, deteniéndonos finalmente cuando los pasos detrás nuestro habían desaparecido.

Colapsamos en el piso cubiertos con capas de hojas secas, con sudor goteando de nuestras caras.

— Ellos no serán capaces de seguirnos hasta aquí, ¿verdad?

Mi amigo asintió, respirando con dificultad. Levantamos nuestras camisas para secar nuestras caras con ellas. La cara de mi amigo estaba húmeda con sudor y lágrimas. Sus muñecas estaban con un color negro azulado por los moretones. El cuello de su camisa estaba rasgado.

—Papá no ha venido a casa desde hace más de una semana. Mamá solo sigue llorando. La señora de la limpieza y chofer dejó de venir. Mi tía dice que la compañía de papá cerró. Esos hombres vinieron a nuestra casa la última noche. Siguieron tocando el timbre y gritando a papá. Nosotros nos quedamos adentro con todas las luces apagadas y ellos siguieron maldiciendo frente a la puerta. No pudimos dormir nada.

Mi amigo lloró durante toda su historia. Yo no podía pensar en nada para decir, todo lo que podía hacer era decirle que no llorara.

Fue poco después de que la clase haya comenzado cuando la puerta del frente se abrió y cuatro hombres irrumpieron en el lugar. Estaban revoltosos y arrebatados.

—¿Quién de ustedes es el hijo del señor Choi? Ven con nosotros.

Pasmada, nuestra maestra les pidió que se fueran inmediatamente pero ellos simplemente la ignoraron.

—Sabemos que estás aquí. Ven ahora mismo.

Algunos de los niños miraron maliciosamente a mi amigo sentado junto a mí y comenzaron a susurrar. Los hombres lo notaron y vinieron hacia nosotros.

—¿No ven que estamos en el medio de la clase? Por favor, váyanse —nuestra maestra trató de bloquearlos pero uno de los hombres la empujó fuerte hacia pizarrón. Ella cayó al suelo.

El hombre que había empujado nuestra maestra caminó hacia nosotros de forma amenazadora. Todas las cabezas de los estudiantes se voltearon hacia nosotros. El hombre atrapó el brazo de mi amigo.

—Te llevaremos con tu padre y obtendremos dinero de él. Seguro él no abandonará a su hijo.

Los hombres eran amenazadores y la atmósfera era intimidante.

Miré la cara de mi amigo. Él estaba temblando. Temblando fuertemente con la cabeza inclinada hacia abajo. Era mi amigo. Me estiré bajo el escritorio y tomé su mano. Él miró hacia arriba y tiré de su mano.

—Corramos.

El cielo se estaba poniendo cada vez más oscuro. Nadie parecía estar persiguiéndonos. Nos abrimos camino a través de los árboles y arbustos hasta el sendero. Un lote vacío con equipo de ejercicio apareció ante nosotros. Me apoyé contra la barra de ejercicios y mi amigo se posó en un banco.

—Temo que te metas en problemas gracias a mí.

Mi amigo parecía incómodo cuando le dije que estaría bien. Todo lo que podía pensar en el salón era sacar a mi amigo de allí. Tenía que llevarlo lejos de esos hombres. Pero cuando empezamos a huir, me di cuenta de que no teníamos ningún lugar a donde ir.

—Vayamos a mi casa.

Debían ser alrededor de las 9 p.m. ya que había pasado algún tiempo desde la puesta del sol. Yo estaba muriendo de hambre, él también debe de haberlo estado.

—¿No están tus padres en tu casa? ¿No te meterás en problemas por llevarme allí?

—Podemos colarnos dentro. Si nos metemos en problemas, entonces nos metemos en problemas.

Mi casa no estaba tan lejos del pie de la colina. Pronto, mi casa apareció en la distancia.

—Entra justo detrás cuando el portón se abra y escóndete detrás de un árbol, abriré la ventana para tí más tarde.

Mamá estaba sentada en el sofá de la sala de estar.

—¿Dónde has estado? Tu maestra llamó.

En vez de responder su pregunta, le dije que lo sentía. Usualmente esa era la forma más rápida de terminar una conversación. Mamá dijo que papá estaría en casa en cualquier minuto y se fue hasta su habitación. Mi habitación estaba en el lado opuesto a la suya, con la sala en el medio. Fui rápidamente hasta mi habitación y abrí la ventana.

Escuchamos el portón de la entrada abrirse mientras jugábamos un juego de computadora luego de un bocadillo de pan y leche. Mi amigo miró hacia mí con ojos aterrados.

—Está bien. Papá nunca viene a mi habitación.

La puerta de la habitación se abrió de golpe antes de que terminara de hablar. Ambos saltamos de nuestros asientos con espanto.

—¿Tú eres el hijo del señor Choi? —Papá continuó sin esperar por una respuesta— Ven afuera, alguien está aquí para llevarte.

Había un hombre de pie junto a la puerta. Al principio pensé que era el señor Choi pero rápidamente me di cuenta de que no lo era. Era uno de aquellos hombres que había entrado al salón más temprano. Levanté la vista hacia papá. Él se veía exhausto, con el ceño fruncido y un sutil temblor en un párpado. Era mejor no molestarlo cuando tenía ese estado de ánimo. Mientras trataba de leer su cara, el hombre entró a mi habitación y agarró el hombro de mi amigo. Me puse frente a mi amigo.

—No, papá, no dejes que este hombre se lo lleve. Él es uno de los malos.

Él solo siguió mirándome y no se movió.

—Por favor, ayúdalo, papá. Él es mi amigo.

El hombre trató de arrastrar a mi amigo hasta afuera. Yo me aferré al brazo de mi amigo y papá agarró mi hombro. Lo agarró y tiró fuerte de él. Tuve que soltar el brazo de mi amigo. Él estaba siendo arrastrado fuera de la puerta. Yo me torcí y retorcí para liberarme, pero papá fortaleció su agarre.

—¡Duele! —grité, pero papá no me soltó. Él solo agarró mi hombro incluso con más fuerza. Las lágrimas corrían por mi cara.

Miré a papá. Él era como un enorme muro gris. Su cara estaba inexpresiva, incluso su aspecto cansado se había ido. Abrió lentamente su boca con sus ojos fijos en mí.

—Seokjin, se un buen niño.

Él aún tenía esa mirada en blanco. Pero yo sabía que hacer, que hacer para parar el dolor.

—Seokjin.

Giré la cabeza ante el grito de mi amigo. Él escapó del agarre del hombre y estaba corriendo hacia mi puerta. Estaba llorando. Papá, con una de sus manos aún sujetando mi hombro, cerró la puerta de golpe con su otra mano. Me disculpé con él.

—Lo siento, papá. No volveré a causar problemas.

Al día siguiente el asiento junto a mí estaba vacío. Mi maestra dijo que él había sido transferido a otra escuela.

花樣年華 THE NOTES 1 - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora