Regina esperaba impaciente que Manuela apareciera por la recepción del hotel, llevaba un buen tiempo esperándola con el único propósito de verla y poder hablar con ella, por alguna razón no quería a Manuela lejos, toda la noche estuvo pensando en ella, a pesar que no le había dicho nada sabía que sus ojos no mentían y algo le hizo sentir a Manuela.
Regina.- (Ve pasar a Manuela y se apresura a tomarla del brazo) ¡Buuu!
Manuela.- (se asusta) ¿Mujer pero que hacéis aquí? Que me has asustado...
Regina.- Jajajaja era mi intensión, quería hablar contigo. ¿Podemos ir a algún lugar a hablar?
Manuela.- Yo, es que... no puedo tengo que... (Regina pone una cara tan tierna que Manuela no puede decir que no) tramposa... vale vamos.
Ambas suben a la moto de Regina y esta última maneja con una sonrisa, con la última acción puede percibir que sus viejas tácticas aún tienen efecto en la española que tanto quiere.
Manuela.- ¿De que querías hablar?
Regina.- Yo... bueno quería disculparme por haberte hecho sentir incomoda ayer. No fue mi intensión.
Manuela.- (nerviosa, evita el contacto visual) No ha pasado nada.
Regina.- *vamos Regina es ahora o nunca* Es que yo siento que sí (comienza a hablar rápido) Manu llevas dos días aquí y no paro de pensar en ti, justo ahora debería estar trabajando, sin embargo estoy aquí, quiero saber si solo son historias mías o si ha pasado por tu cabeza como idea fugaz lo que te estoy diciendo ahora.
Manuela no lo pensó más y ante la sinceridad de Regina, no pudo más, la beso como nunca con amor pero a la vez con nostalgia y sentimientos encontrados, sintió como su cuerpo tembló cuando Regina colocó sus manos en sus caderas, como lo hacía antes.
Manuela.- Yo... perdón Regina.
Regina.- No, no digas nada, sabía que algo pasaba en tu mente, el tiempo que ha pasado no cambia nada Manuela.
Adela.- ¡Manuela que hacéis!
