•Defender•

70 6 2
                                    

Todos notaban como Ford tomaba a Stan con autoridad de la mano, era increíble que estuviera dándole la cara a su padre después de mucho tiempo. — ¿Que nos hiciste? —pregunto Filbrick mirando en el relog la hora que habían perdido. Ford le hizo un pequeño gesto a Stan que este interpretó para irse, al escuchar la puerta cerrar se giró a ellos completamente serio.

—Nada importante, en fin ¿Ya entendiste mejor lo que te dije? O necesitas que lo explique con manzanitas —dijo Ford sentándose frente a ellos en el sofa— tenemos dos horas para terminar el año, decide Filbrick.

— ¡¿Estas bromeando!? Stanford, tienes una vida por delante con descendencia y un buen proyecto ¿Te vas a rebajar a casarte con tu propio hermano? ¿No sabes acaso lo que hará sobre tu nombre? Deberías esperar un poco más y saber si es verdad lo que sientes.

—Llevamos años de relación Stan y yo, después de todo ya no me importa que piensen de esto por que ya tengo mis propias investigaciones ¡Estoy arto de ocultarlo frente a todos!

Filbrick lleno de rabia tomo a su hijo por los hombros y le obligó a arrodillarse de una manera brusca, con furia le miró a la cara y volvió a gritarle: — ¡Mientras estés bajo mi techo son mis reglas!

Ford con la mirada tratando de no explotar en ira levantó la mirada queriéndole retar —Intentalo... Quiero verte intentarlo.

El hombre de inmediato dió un golpe fuerte sobre la nuca de este haciendo que cayera al suelo. — No tendré tus conjuros pero tengo cosas mejores —sonrio arrojando a la nada la botella de vino.

Todos los presentes comenzaron a retirarse amenazados por Filbrick de no decir nada, Margaret por su parte le suplicaba que los entendiera pero esos ruegos se iban al infierno.
Al pasar los minutos el mayor abrió los ojos notando que ahora tenía los brazos y piernas amarrados a una silla.

—Debes estar bromeando —susurro Ford mirando como los ojos de su supuesto padre le perforaban el alma.

Filbrick se levantó tomando con un mano el Bate de Stan de cuando era niño, ese bate de madera era tan fuerte como uno profesional pues lo era ya que un beisbolista lo empeño. — ¿Cuántas veces se acostaron? —pregunto con cólera.

—¿Qué? ¿Enserio estás preguntando eso?

— Contesta.

Ford ladeó una mueca de vergüenza ya que su madre estaba frente a él. —No lo sé... Nuestra relación comenzó cuando entré a la universidad, has cuentas por ti mismo —contesto tratando de no llegar a ser irrespetuoso pero era imposible con ese hombre.

— ¿Te emborracho o drogo?

—¿Puedes desatarme primero? No puedo tomar enserio esto mirando como tratas de tener poder sobre mi —bufo mirando como Fil se dejaba caer en el sofa frente a el, era molestó ademas fe estupido que su padre hiciera esas cosas. Demaciado extremista.

Sin perder su mirada de furia sobre su persona prosiguio. — Stanford... ¿No prefieres una persona con una carrera y dinero?

—Tiene su propia cuenta bancaria y termino un par de carreras —sonrio recordando que le regaló a Stan su primera inversión que estaba creciendo muy bien.

— ¿Le regalas tu dinero? —pregunto insultado— ¡Nosotros necesitamos y tú dándolo a quien no merece!

Sin poderlo evitar Stan dejó caer el sofá de su madre a un lado de la habitación haciendo que este se callera confundido. — Tenemos que irnos honey. No aguantaré más esto —susurro tomando la silla y girandola hacia el para desamarrar las cuerdas que comenzaban a apretar sus manos— esto ya no parece una reunión, parece un secuestro.

—Si no llegabas diría de nueva el conjuro —bufo molesto mirando como su madre les ayudaba dándole las maletas. La mujer no era mala si no que temía a su esposo. Ambos hermanos salieron corriendo y pidieron un taxi dejando los gritos de su padre a las espaldas del auto en movimiento.

Ford no se arrepentía de ver dado esa declaración frente a su familia y conocidos. Todo el camino había sido envuelto de silencio... Las cosas aún así no había salido como esperaba.

ᴍysᴛᴇʀʏ ᴛᴇᴀᴍ {sᴛᴀɴᴄᴇsᴛ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora