• Virtud •

40 4 3
                                    

¿Por qué cuando te sientes solo los días transcurren tan rápido? Puedes ver pasar a todos con una sonrisa de compañía pero tú, para ti, el tiempo pasa lento y doloroso.

Preparo dos tazas de café y las dejo en la mesa. Bebía de la suya en espera de que Stanford subiera, necesitaba hablar con el. Pero la idea de que se saliera de control su ira le aterraba de alguna manera.
Escucho el elevador abrirse y como de costumbre (ya que en los últimos días era así) solo tomo la taza y salió del lugar. Stan trago saliva un poco nervioso y se levantó de su silla. —Tenemos que hablar —balbuceo tomando su taza y sintiendo su calor.

El mayor se giró arqueando una ceja. — Tengo demaciado trabajo ¿Urge?

—Es importante para mí —dijo acercándose un poco a el— Stanford, no entiendo tus experimentos mucho menos "eso" que guardamos en nuestro sótano, pero estoy seguro que desde hace un tiempo ya... Ya no eres lo mismo.

Stan bajo la taza hacia la mesa acercándose un poco, mirando como Ford meditaba esas palabras un poco extrañas para el.

Ford alzó la mirada un poco confundido. — ¿Podrías ser más directo?

—Nuestro matrimonio se está llendo hacia abajo y no haces nada. Todo el día estás abajo, sales, te vas y yo... Al final del día cuando te estoy esperando para al menos desearte una feliz noche decides quedarte en ese frío laboratorio.

— Tengo deberes Stanley, deberías entenderlo después de tantas veces —contesto irritado.

Stan soltó un suspiro cansado, no podía hacerlo entrar en razón pero, de alguna manera, quería salvar su matrimonio. Su vida juntos. —¿Te gustaría que nos diéramos un tiempo? —pregunto ante el silencio ocasionado— tú terminas esa cosa y yo... Yo dejo de molestarte un tiempo.

Sintió como una brisa le rodeaba, se sentía de alguna manera que estaba callendo por un precipicio. Tan solo y tan abandonado como nadie más a su alrededor.
Estaba esperando unas palabras, unas que le dijeran No te vallas y que las cosas cambiarían, serían de nuevo Stanford y Stanley.

Ford abrió la boca a punto de decir algo, quería objetar sobre eso, decir algo. Sus labios se centraron y con algo de cansancio asintió alzándose de hombros. — Si así lo prefieres —dijo con tanta calma llegando a la punta de la poca paciencia de Stan.

—¡Dime qué no me valla! —exclamo sosteniendolo de los hombros— que las cosas cambiarán y tú, y yo... —se perdió en sus palabras sintiendo su pecho oprimirse.

Ford le miró sin sentimientos algunos, era tan vacía su mirada. No le inspiraba esa tranquilidad de siempre, esta vez esos ojos azules eran sombríos y escasos de alma. —Dime que no me valla —susurro soltando sus brazos y bajando la mirada.

Su corazón se rompía no solo en dos pedazos, si no en varios. Recordando (por lo más sarcástico que sonara) esos momentos en los que sostenía su mano y con una sonrisa le decía que siempre estaría para el.

— ¿Necesitas algo más? —dijo con tan poca importancia que Stan sentía de nuevo esa sensación rara en su pecho, bajaba hasta su estómago donde en la boca de este ya no sentía un cosquilleo. Sentía un horrible agujero que perforaban sus sentimientos.

Stan negó reprimiendo un par de lágrimas. —No, puedes seguir —contesto antes de escuchar sus pasos alejarse con normalidad.

¿Que tenía de normal lo que acababan de hablar? Le estaba diciendo que se iría, esperando que le dijera que no lo hiciera pero... No le había importando en absoluto.

Volvió a alzar la mirada encontrando el elevador cerrado, no era una broma; después de todo no le había importando.

Con más coraje aún dejó la taza de café semi vacía en la mesa y camino hacia su habitación, tomo una maleta y la lleno de ropa. Sin fijarse si estaba haciéndolo bien o en "orden". Lo que le importaba era salir de ahí y demostrarle que no estaba bromeando, que se sentía solo en esa gran cabaña saliendo una vez a la semana.

— Tardaste —recrimino fiddleford con cierta alegría— pensé que solo irías por una taza de café ¿Hablaste con Stan? ¿Cómo se encuentra?

Quería ver a sus amigos una vez más juntos, de nuevo como la pareja y ese práctico duo dinámico que siempre fueron.

—Hablo de sentimientos y esas cosas. Creo que esta bien, se mueve —contesto dejándose caer en la silla del laboratorio y se inmediato sintió como salía de su cuerpo— Ahg, esto es tan raro —comento tronando sus nudillos.

— ¿De que sentimientos? —pregunto Finns.

—¿Sentimientos? —pregunto está vez el un poco confundido. Estar en el “escape mental” era cada vez más agotador y aprovechaba eso para descansar un poco, confiaba en Bill así que dejaba su cuerpo a su merced.

Fiddleford ladeó la cabeza confundido. — Hablaste de que Stan te detuvo al hablar de sentimiento —contesto fiddleford. Ford alzó una ceja y comenzó a buscar en su cabeza por si Bill había creado algún recuerdo de ello— creo que tuvieron una charla de su relación —volvio a hablar ante la confución de Ford. Últimamente sufría de Alzheimer, o eso pensaba Finns.

El mayor alzó ambas cejas asustado y se colocó su bata para correr al elevador. No debía ser cierto, tenía que detenerlo, tal vez y no cumplía su amenaza. Debia bromear.

Salió a la sala y busco sin encontrar rastros suyos.

—¡Stanley! —grito corriendo a la habitación.

Un frío horrendo recorrió su columna al ver el desastre de ropa y faltante de ella. Volvió a gritar su nombre, tenía miedo de que esa idea de que se fuera se cumpliera. No quería perderlo.

Cayó estrepitosamente en el porche callendo sobre nieve, mirando ese bello auto escarlata alejarse y ocultándose en la ventisca. Miró un poco más haya mirando una cajetilla de cigarros tirada, se acertó tomándola con tristeza mirando que estaba su anillo de compromiso y un cigarrillo. Volvía a fumar y eso significaba que sentía su abandono.








Entro a la cabaña confundido, ¿Cuando habían hablado de ello? ¿Su musa habia Sido el causante de eso? Las respuestas las encontraría si hablaba con el. Corrió a su despacho donde tenía todo tipo de cosas, en especial sus cosas de rituales y adoración para su musa.

— ¡Stanford! Demaciado temprano a mi parecer, ¿Avances? —hablo con simpatía sonriéndole.

—¡¿Que hiciste con Stanley!? —grito dejándose caer de rodillas— ¡Es por el que hago esto! ¿Donde esta?

Su musa sonrió. — Lo que pediste a gritos, soledad ¿No era eso?

—No soy fan del bullicio pero él es diferente. Es la razón por la que hago todo lo que hago, quiero un futuro para ambos.

— Si él quiera lo mismo estaría aquí, apoyándote y brindándote la ayuda que necesitas. Nada de distracciones como si ahora rebelde escapada. Volverá, lo hará para cuando termines el portal.

—Para eso faltan semanas —replico Ford.

— Las necesita para pensar. Has lo que te pido, amigo —sonrio descaradamente mirando como la imagen de Ford se borraba. Se había ido y ahora podía reírse de su patética vida, de ahora en adelante Stanford Pines estaba en sus completas manos.










Well, faltan aproximadamente cinco capítulos para el fin del libro. No literal de la historia si no que la seguiré en otro libro, ya es agotador bajar tanto :')

¿Que nombre les gustaría? ¿Maybe Mistery Team II? ¿Alguna imagen que quieran para portada? Acepto ediciones dando créditos por qué, aceptemoslo... Soy un asco editando :'v

ᴍysᴛᴇʀʏ ᴛᴇᴀᴍ {sᴛᴀɴᴄᴇsᴛ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora