• Delitos.. digo, delirios •

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Su primer paso para las ventas había sido salir de Gravity falls. Lo que estaba haciendo estaba por la frontera de lo ilegal. Sonreía ante el espejo del retrovisor tratando de hacer la mirada más cautivadora para la hora de hacer su primer comercial. Tenía el buzón de voz lleno de llamada por parte de Ford pero eso le importaba poco, él le dió la espalda, ahora él le daría lo mismo.

( . . . )

¿Cómo está eso de que lo has perdido? —pregunto Rick incrédulo.

—No lo perdí, solo que discutimos y ya no está en el hotel que se hospedó.

Rick suspiro. — ¿Hace cuánto que pelearon?

—Si te soy sincero creo que dos meses, tal vez un poco menos —susurro un poco cansado— Quiero hablar con él, no entiende que estar solo ante todo esto le afectará.

Trataré de llamarle, mientras ta lonto tranquilo que no estará muy lejos. Para terminar quiero recordarte que eres una mierda —contesto enojado— No se un carajo de como manejen ustedes las cosas, pero, ¿Acostarte con otro y abandonarlo por meses? Hasta yo me iba —reclamo tratando de guardar la compostura, Stan era su amigo con el cual compartió borracheras (algunas veces drogas) y cigarrillos.

—Lo sé, no me perdonaré si le ocurre algo —contesto en medio de un colapsó mental que le estaba causando todo eso.

La llamada termino para Ford. Se sentía al borde de la desesperación, tenía que explicarle todo. Se dejó caer en el escritorio del laboratorio, estaba en peligro su relación aún más de lo que ya lo estaba. Tal vez ni debería llamarla relación.

— Ya puedes hablar —dijo Rick tirando su teléfono al asiento tracero— ¿Cuál es tu plan? —adquirio dirigiéndose hacia Stan.

—Te dije que iremos a Wisconsin —hablo agarrando el volante con decisión.

— ¿Y me necesitas para apoyo moral? —pregunto Rick en una risa.

—Identificaciones falsas, Slan Pines... No quiero que suene muy diferente a mi nombre real pero no quiero problemas legales con el de pila —hablo mirando hacia Rick— ¿De qué te ríes imbécil?

— El imbécil eres tú, ese nombre es aún peor que el de tu hermano

estacionándose frente a una gasolinera— ¿Debería contestarle ya a Ford? Digo, está muy preocupado.

—Claro, de una vez yo regreso a California —alardeo molesto— No Stanley ¡Esto es sin retorno! No importa que suceda, debemos mantenernos así. Stanford no sabrá de tu paradero y por lo parte podré pensar las cosas.

— Tu hija tiene tres años, Rick ¿Cuando vas a madurar?

—No lo sé, tengo problemas y no quiero que esa mocosa salga herida por mi culpa —contesto cansado, se dejó adueñar por el sabor agrio de la cerveza que pasaba por su garganta y de perdía entre su interior. Esta bebida le daba una sensación de satisfacción tan tranquilizante que le hacia pensar mejor, tal vez aún más de lo que podía hacer sobrio.

( . . . )

—¿Sabes dónde está? —pregunto Ford tratando de sonar tranquilo.

Yo lo sé todo, Ford —contesto bebiendo de su taza de té— Pero no debo decirte... Sería cambiar el futuro.

¿Pasaría algo grave?

— Solo imagina que con el hecho de que no subierás a desayunar tu tiempo cambiaria, tendrías necesidades y harías cosas diferentes —explico mostrando una pequeña nube donde esos resultados se mostraban— lo único que puedo decirte sin alterar el tiempo es; que está bien, no debes preocuparte por qué sabe cuidarse solo.

Ford se resigno, su Musa le había dicho que Stan regresaría; no sabía cuándo pero lo haría.
Las noches pasaban, ninguno de los dos se dignaba a llamar al otro ¿Había necesidad de eso? Tenían el tiempo que quisieran para hacerlo; eso creían.

—Rick... —susurro el menor llamándole un poco cansado sintiendo la oscuridad antes sus ojos.

El chico se giró sin importancia tirando el cigarrillo al suelo y pisandole. — ¿Quieres algo? Además de joderme la vida.

Stan paso una mano por su cuello sentándose a orillas de la ventana junto a él. —Me preocupas —contesto un tanto incómodo.

— ¿Yo? ¿Preocuparte? Me preguntó desde cuanto el señor "me vale tres hectáreas" le importa algo más que su beneficio.

—Ey, también me preocupan otras cosas que mis problemas —admitio tomando un cigarrillo de la cajetilla— es solo que estoy cansado de preocuparme de las personas incorrectas, tu por el contrario me mostraste comprensión al venir conmigo.

El de cabellos azules maldijo en voz baja. Desde que salieron de Gravity Falls se había acordado a sí mismo ni siquiera tocar el tema de Stanford a excepción de ser necesario.

Volvió su mirada al cielo tratando de saber que decirle, eran de las pocas ocasiones que de quedaba sin palabras. Odiaba estar sobrio, pensaba las cosas de más y eso era estúpido. — ¿Quieres otra cerveza? —pregunto desviando cualquier cosa que tratará de Ford.

— Eh, claro —contesto ladeando su cabeza mientras encendía el cigarrillo que descansaba en sus labios, dejó el encendedor a un lado y dando una gran bocanada de desahogo dejando ir el humo.

Rick camino hacia el mini bar de la habitación y tomando dos cervezas miró el teléfono de Stan sonar, era fiddleford.

Sin pensarlo demaciado salió de la habitación y contestando en voz baja insulto —Has tardado en mostrar importancia, Cuatro ojos —susurro molesto.

No es mi culpa que te lleves a Stan al Miles de millas. ¿¡Que tienen entre manos!? Esto ya no es divertido —adquirio

—¿Cuando dije que era divertido? No es mi culpa que ustedes lo destierren de un laboratorio por no poseer un cerebro dotado. No es divertido tenerlo y sufrir a costa de este.

Si eso te molesta podrías venir con nosotros a ayudarnos, es prometedor.

— Shh. Ni te atrevas a mencionarlo, esa cosa me trajo más problemas que ventajas si es que me dió alguna. Solo no intenten venir por Stan, ni siquiera le hables a Ford sobre que yo lo acompañó. No quiero que Lee piense que lo apuñaló por la espalda.

Reunirlos no es una apuñalada, Rick —comento Fidds un tanto frustrado— Haz que recapacité, regresen a Oregón.

— ¡A dar por culo, cerebritos! —grito antes de colgar. Jamás dejaría que Stan, su único amigo real sufriera tanto como el lo hizo a costa del amor.

Masajeo la zona de sus hombros con algo de molestia, necesitaba alejar a Stan.

ᴍysᴛᴇʀʏ ᴛᴇᴀᴍ {sᴛᴀɴᴄᴇsᴛ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora