T H R E E

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'Cause darling I'm a nightmare dressed like a daydream
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—¡La estantería irá en la sala. No digo más! —Brian y Roger comenzaron a escuchar gritos.
—¡¿No ves que va mejor en la cocina?! Por dios Jude —Roger se levantó de la cama y buscó su ropa. Iba a irse de ahí, no iba a aguantar ningún griterío más.

—¿Que haces? —Le preguntó el de ojos hazel.
—No voy a aguantar ninguna otra pelea, me voy un rato —el rubio le sonrió de lado y tomó su ropa, para ir al baño y alistarse.

Brian decidió hacer lo mismo. De seguro que el otro estaba más acostumbrado, pero él no quería acostumbrarse. Así que simplemente se vistió también.

—Roger, ¿Puedo ir contigo? —le preguntó Brian, que lo había estado esperando ya listo en el cuarto.
—Uhm... claro.
—¿A donde vas?
—Solo caminar —el rubio levantó los hombros, en señal de "No tengo idea" y se dirigió a las escaleras.

Los gritos seguían haciéndose presentes, pero Roger y Brian fueron directamente a la cocina, sin ver antes a sus padres. El rubio tomó dos manzanas y ambos salieron.

Y suerte que se habían abrigado... es invierno y hace muchísimo frío.

Las calles iban cubiertas de nieve. Pocos autos pasaban y apenas alumbraba un pequeño rallo de sol. Ambos iban en silencio, comiendo sus respectivas manzanas, hasta que Brian interrumpió.

—¿Siempre es así? —preguntó.
—¿A que te refieres?
—Los gritos... —Brian no tuvo que decir nada más. Roger ya había entendido.
—Sí. Mi madre estuvo con muchos hombres y siempre era lo mismo... —los gestos que el menor hacía con las manos le resultaban de lo más tierno, pero a la vez le dolían sus palabras—... ella siempre terminaba gritando, y yo en medio de todo el griterío. Me acostumbre, ¿Sabes? Solo espero que Jude no traiga las mismas costumbres a tu familia —Roger bajó la mirada.
—¿Por que no le dices mamá?
—No lo sé... nunca lo hice. De hecho se supone que tú no deberías saber eso —Roger desvío la mirada, apenado.
—Hey, no te sientas mal. Cada familia tiene lo suyo —el rizado intentó darle ánimos.
—Cómo digas... ¿Que hay de tu familia?
—¿Mi familia? —Brian soltó un pequeño suspiro— tenía diez cuando mi madre se fue. Mi padre siempre fue bueno conmigo, en verdad es muy importante para mí. No sé qué habría sido sin él de mi vida... —hubo un silencio, que Roger se atrevió a romper. No estaba seguro de la reacción de Brian, pero en serio le entraba curiosidad.
—¿Cómo se llamaba ella? —Cree que el papá de Brian ya lo había dicho antes, pero Roger quiere escucharlo salir de los labios de su compañero.
—Annabeth —respondió el rizado, y sonrió.
—Es un bonito nombre —se miraron por unos segundos.
—Lo es... ¿Puedo hacerte una pregunta? —Roger asintió— ¿Qué le pasó a tu hermana? —A Roger le inundaron los recuerdos.
—Bueno... ella murió en un accidente automovilístico. Tenía siete años, yo tenía catorce. Se llamaba Clare.
—También tiene un bonito nombre —ambos sonrieron.
—Es algo en común, ¿sabes? Haber perdido a alguien a quién amabas cuando eras un niño. Jamás había hablado con alguien de mi edad que haya sufrido lo mismo que yo... o al menos algo por el estilo; el mismo dolor de perder a un ser querido —Brian lo miraba fascinado. A veces no sabía cómo su compañero podía ser tan... lindo... de alguna manera. Sus facciones faciales son perfectas, y su voz es como la de un ángel.
Roger pensaba que Brian era una buena compañía también, y le encantaban sus ojos hazel. Conocía a muchas personas de ojos marrones, y ninguno le había llamado tanto la atención como los de él. Roger esperaba un amigo como Brian, un amigo que pueda devolverle aquel brillo que había perdido... Un hermano.

Cuando ambos se vieron por primera vez no pudieron imaginar que algún día caminarían juntos.

—Es cierto —respondió el mayor— me agradas, Roger —ambos sonrieron.

—Y tú a mí, Brian.

Stars [MAYLOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora