T H I R T Y

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I'm seeing the pain, seeing the pleasure
Nobody but you, 'body but me
'Body but us, bodies together
I love to hold you close, tonight and always
I love to wake up next to you
I love to hold you close, tonight and always
I love to wake up next to you
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—Esperen —balbuceó— ¿Entonces los encontraste en el auto? —preguntó John, bastante ebrio. Freddie asintió —Genial.
—Ya era hora —habló Fred, tomando de la botella de vodka nuevamente.
—Ya cállense —comentó Roger, que junto a Brian, era el único que no estaba ebrio.
—Quiero follar —admitió Lorraine, y miró a su pareja— ¿Nos vamos?
—Nos vamos —afirmó éste, y ambos se levantaron con torpeza y caminaron hacia la salida, sin siquiera decir adiós.

Roger se les quedó mirando hasta el final. Ese chico le preocupaba.

—¿Nos vamos también? —preguntó el rizado— son las ocho. Podemos dormir en mi departamento.
—Sí. Ya no aguanto a estos idiotas —Respondió el rubio, mirando a John y Freddie hablando en el sofá a una distancia no muy larga.
—¡Nos vamos! —Brian les gritó a Freddie y John, que parecían estar enajenados en sus mundos, hablando entre ellos.
—Ya váyanse. Deacy... ¿Te quedas? —y el más chico asintió— Genial. Adiós, queridos —les saludó con la mano— gracias por el momento.
—Por nada —Brian entrelazó su mano con la del rubio, y se dirigió a la salida.

Apenas ambos chicos se fueron del departamento, los otros dos restantes comenzaron a besarse. Sería su secreto.





~





—Llegamos —dijo algo cansado.
—Por fin —y el rubio, con desesperación, bajó del vehículo.
El rizado no entendía por qué el otro se veía tan apurado, pero siguió sus pasos hasta entrar en su departamento.

Pero lo entendió luego, cuando apenas entraron, el rubio cerró la puerta de una patada y se lanzó a los labios del más alto. Había estado deseándolo toda la tarde, y le había costado controlarse, por lo que apenas sus cuerpos se rozaron su erección se hizo presente.

El rizado, sin dudas, correspondió el beso. Entre roces y mordidas llegaron hasta la habitación.

—Te quiero, y ahora —le ordenó el rubio entre jadeos, y el rizado obedeció. Lo apoyó sobre la cama y comenzó a devorar sus labios, para posteriormente bajar hasta su cuello: su debilidad. Hacer aquello le fascinaba, ya que no solo le causaba placer al otro, si no a él mismo; los gemidos ahogados del rubio lo encendían demasiado.

Comenzó a, de a poco, quitar sus prendas y las del rubio, sin dejar de lado los besos y mordidas. Quedaba solo el pantalón del rizado, y el rubio se ocuparía de eso: dejó al rizado por debajo suyo, y en un camino de besos llegó hasta su abdomen, donde se detuvo para desabrochar el cinturón de su pareja y quitar dicho pantalón junto con su ropa interior.

Posteriormente, observó con lujuria el gran miembro erecto del mayor, y sin dudarlo, comenzó a lamer su punta, trazando círculos en ésta. Brian arqueó la espalda, y enredó sus dedos en el blondo cabello de Roger, tirando apenas de éste.

Comenzaba a volverse loco; el rubio cada vez metía más en su boca, mientras subía y bajaba la cabeza. Estos movimientos lo llenaban de placer.

Estaba demasiado complacido. Sintió que hasta podría llegar a venirse, por lo que tuvo que tener mucha fuerza de voluntad para tomar el mentón del rubio y separarlo de su miembro. Apenas hicieron nuevamente contacto visual, el rubio supo lo que el otro pretendía, por lo que volvió a acercarse a sus labios.

—Hagámoslo de una vez —una voz más ronca de lo normal salió de lo más profundo del rizado, y al menor le encantó oír eso. Se posicionó arriba del rizado, y con lentitud, comenzó a sentarse sobre su miembro.

Cuando estuvo dentro en su totalidad, comenzó a moverse de arriba abajo, llenándose cada vez más de placer.

A pasar del tiempo, sus embestidas se hacían cada vez más y más frecuentes, para placer de ambos.

Roger enlazó sus manos con las de Brian, justo antes de venirse.

No mucho tiempo después, fue el rizado quien sintió aquella tan amada sensación de calor recorrer todo su cuerpo, viniéndose también y dentro del más pequeño.

Éste cayó en el pecho de Brian, con los ojos cerrados y la respiración agitada. El mayor lo envolvió en sus brazos y acarició su cabello. Su pecho subía de arriba a abajo, y no podía sentirse mejor. Nunca le había gustado tanto el sexo desde que comenzó a practicarlo con Roger. Simplemente se sentía increíble.

Los minutos pasaron, y el rizado llegó a pensar que el rubio comenzaba a dormirse, incluso antes de haber tomado un baño, pero no fue así. Se sobresaltó un poco cuando oyó su voz.

—Quiero quedarme así... por siempre.
Brian tardó un poco en responder— Solo nosotros.
—Sí —afirmó— sólo nosotros.






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Ni siquiera voy a leer lo que escribí por qué me da mucho cringe.

Aparte una de mis amigas (Lozano si estás viendo esto te amodoro) lee la historia, y queber guenza verla al otro día de escribir estas situaciones ahre

Bueno. En el capítulo siguiente alto bardo, así que prepárense ndea

Perdón estoy re argenta mejor me callo.






-Kat

Stars [MAYLOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora