F O R T Y

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Didn't mean to make you cry
If I'm not back again this time tomorrow
Carry on, carry on, as if nothing really matters
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Brian se sobresaltó cuando oyó el timbre. Supo que era Roger, pues habían quedado en salir la última vez que se vieron.

Pero cuando abrió, se llevó una sorpresa.

Era Anita.

La chica había estado dos semanas calculando y observando los movimientos de ambos chicos, bien al margen. Sabía que Roger estaría por llegar. Sabía a cuánto estaba y en qué momento llegaría, pues lo había visto. Tenía todo perfectamente planeado y organizado para que las cosas salieran tal como lo esperaba.

Pero no sabía que habría un imprevisto.

—Hola, Brian —saludó.
—Anita... —hizo una mueca— creí haber dejado... todo claro.
—Bri... —se acercó— no lo entiendes, no lo ves con clarid...-
—Amo a Roger —la chica se quedó callada— lo amo, y solo a él. Enserio lo siento, pero tienes que irte.
—¿Qué dices? Es por tu propio beneficio que estoy aquí —acarició su mejilla— ayudándote.
El rizado retiró la mano de la chica— mejor vete, hablo enserio —la chica se sintió algo herida, pues después de todo, si había desarrollado un mínimo afecto por Brian y en parte bastante atracción física. Era un chico guapísimo.

Hizo un rápido cálculo; Roger debía estar a un par de metros.

—Lo siento tanto —y en un simple movimiento, atrapó el cuello del rizado y unió sus labios. Brian se quedó inmóvil.

Y en ese momento, Roger pudo observarlo todo. Se quedó quieto, mientras miraba a ambos chicos.

Anita se separó, y miró a Brian a los ojos para luego observar a Roger y echarse a correr. Corrió todo lo que pudo, con una pequeña sonrisa en sus labios. Iría a su casa y llamaría al señor May.

Brian, mientras tanto, no podía hablar. Se quedó mirando al rubio, sin poder decir nada.

Una lágrima de dolor se desplazó por la mejilla del más chico, pero la secó enseguida, pasando su mano por esa zona. Luego miró con impotencia al chico.

Sentía un terrible dolo en su pecho, y que sus piernas le fallarían.

—Roger... —pero el rubio se dió la media vuelta, y comenzó a caminar. El rizado corrió tras el— Roger, no es lo que pie...- la palma de su mano impactó directamente en su cara, haciéndolo parar en seco.
Acarició la zona golpeada, y con los ojos empañados, observó al rubio.
—Aléjate —le dijo el rubio, y volvió q caminar. Las lágrimas no paraban de salir, y éste no paraba de evitarlas.
—¡¿Q-qué mierda?! ¡Roger! —el nombrado volteó— ¿Qué? ¡Por Dios, yo no lo hice!
—¡¿No?! —volvió a gritar— ¡Te quedaste inmóvil, Brian! ¡Inmóvil! —apretó su pecho. Sentía que iba a salirse de su cuerpo— T-te dejaste besar por ella, lo querías...
—¡Que no, mierda! ¡Se acercó a mi y... no supe cómo reaccionar!
—Pues entonces no le dejaste las cosas en claro, idiota —habló, nuevamente, entre lágrimas. Ahora no intentaba ocultarlas.

Hubo un corto silencio.

—Roger, sabes que te amo. Es lo que estaba dicié...-
—Es la tercera vez... —habló— es la tercera vez que pasa, Brian. Ya no sé cómo decírtelo... y ahora... ¿se besaron? Yo... simplemente soy un idiota —jaló su cabello— ¡Soy un idiota! Es mi culpa.
Brian tomó su muñeca con fuerza— ¿Tanto te cuesta confiar en mi? Sé que me equivoqué antes, pero le dije a Anita que no la quería a mi lado. Hablaría con mi padre.
—¡Mientes! Eres un cobarde —Brian comenzó a llorar con desesperación.
—N-No... ¿No entiendes? E-Ella comenzó y-e intenté separarla pero... Roger, por favor —sentía como todo su mundo se desmoronaba cuando vió al rubio quitarse el anillo que él le había regalado.

Roger tomó la mano de Brian, y dejó el anillo —aquel que Annabeth le había dado a Brian— en la palma de éste, totalmente destrozado.

—Se acabó —dijo en voz baja, mientras limpiaba, otra vez, sus lágrimas.
—Rog... no. No lo entiendes... —intentó acercarse.
—Tú no lo entiendes —sus manos temblaban— me lastimas, te lo dije.
—P-pero yo te amo, hablo enserio.
—¿Por qué me haces esto? —el rubio no pensó sus palabras. Solo salió todo lo que sentía en ese momento— Te odio, Brian.

Ambos chicos se miraron unos segundos, con los ojos rojos. Ninguno podía creerlo; Iban a tener un simple encuentro, que terminó convirtiéndose en el fin. Había pasado demasiado rápido, no lo habían hablado siquiera. Brian no podía expresarse con claridad, mientras que Roger estaba terco. No oía a su novio, y solo juntó todas las veces en las que discutió con él por el mismo tema, y salió lo que dijo. Se sentía un imbécil por haber confiado en Brian. Un simple idiota enamorado.
Ya lo dejó una vez, le falló otras dos y esta vez ya no podría resistirlo.

El rubio se marchó, y Brian no hizo ni dijo nada más. Quizás necesitaba un tiempo para entender, sin embargo, estaba destrozado.

Entró al edificio, más tarde adentrándose en su departamento. Una vez que llegó, se metió con lentitud entre las frías sábanas de su cama y comenzó a llorar con frustración y dolor, con el anillo en sus manos.

La persona a la que más amaba y por la que daría todo, acababa de decirle que la odiaba.

¿Por qué no pudo hacer nada? ¿Por que no pudo decir nada? Muy en el fondo sabía que esta vez no había sido su culpa que Anita le besara, pero de todas formas, se sentía culpable.

Roger, por otro lado, cargaba con la impotencia de su vida. Se sentía realmente furioso, y veía todo borroso. Estaba mareado y perdido. No veía nada con claridad, pues veía todo a su alrededor demolerse. Brian era su todo, y acababa de dejarlo... por algo que pensó que sería para siempre.

Observó sus manos, y al no ver aquel hermoso anillo, se sintió vacío.

Estaba colapsando. Armaba teorías en su cabeza, estaba paranoico.

Se subió al vehículo, y comenzó a conducir hasta su casa. No quería volver a salir de ahí, se sentía débil y tonto... como si toda persona que le mirara supiese de su error, y de lo inútil que era. ¿Como podía haber caído tan bajo? Eso se preguntaba.

Iba totalmente en su mundo. No prestaba atención a por donde iba ni lo que hacía, aparte de que la vista le nublaba todo. Por eso, no divisó el auto que, a gran velocidad, impactó sobre el suyo.

Stars [MAYLOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora