Tras la partida apresurada de Rhys, Kenna decidio que lo mejor sería vestirse y volver al castillo por hoy, no entendí porque había actuado de esa forma, despertando emociones nunca antes conocidas para a continuación salir huyendo. Lo mejor era volver y olvidar lo ocurrido en el lago, iría a la habitación de su esposo intentando no encontrarse con él, para su mala suerte las criadas y el mismo Laird habían decidido que el lugar de sus cosas fuera en ese dormitorio, aunque ella aún no había dormido ni una sola noche allí, en cuanto acababa de cenar se iba a una de las habitaciones de huéspedes que había encontrado por casualidad la primera noche que Rhys la beso.
Estaba pensando en como eran sus días en las tierras Lennox cuando llego al dormitorio de su marido, se quedó fuera escuchando tras la puerta para comprobar que no estaba dentro, al no oír ningún ruido procedente del interior se decidió a entrar para conseguir algo de ropa para la cena, pero Kenna se quedo helada en la puerta, esa mujer estaba allí, sentada en la cama de su marido como si fuera la dueña de todo aquello.
-¿Que haces tú aquí?- dijo Kenna en un tono muy enfadado, ¿Cómo se atrevía a ocupar su lecho? Bueno el que se suponía que Kenna ocupaba.
-Espero a Rhys- dijo sin apenas mirarla- tenemos asuntos... Personales que tratar. - a Kenna le hervía la sangre como podía tener tanta desfachatez, como siguiera tratándola con esos aires de superioridad le iba a arrancar esa preciosa melena rubia- No consigo entender que puede ver un hombre como Rhys en una mujer tan vulgar como tú, si no eres más especial que una sucia gitana- ahora sí había cabreado a Kenna, ya no iba a arrancar su melena, la iba a matar.
Kenna sacó la daga que llevaba pegada al muslo, y acercándose a Margareth comenzó a jugar con el arma.
- Escúchame muy atentamente, aunque te cueste de entender, porque sólo lo diré una vez, como te vuelva a ver en esta habitación o cerca de MI marido no habrá suficiente gente en Escocia como para que encuentren tus restos, ¿Lo entendiste?- Margareth trago saliva, pero no pensaba dejarse amilanar, llevaba muchos años engatusando al Laird como para que una niñata llegara ahora a quitarle lo que era suyo, ella sería la señora del castillo.
- Mira querida, tu podrás ser su esposa, pero no olvides que solo tienes un año para estar aquí, después el te rechazará y me convertirá a mi en su señora, ¿Cómo podría elegirte a ti antes que a mi?- dijo señalando a Kenna y posteriormente a ella- si aún estando casado contigo es conmigo con quién yace.- Kenna echaba humo por los oídos, ya se había cansado, la iba a matar, o al menos a darle una lección. Kenna se acerco rápidamente a Margareth cogiéndola del pelo y sacándola de la habitación, para a continuación bajarla por las escaleras entre quejas y gritos de la otra, para después tirarla en medio del patio del castillo.
- ¡Me importa bien poco lo que creas que pasará en el futuro, pero ahora mismo la señora del castillo soy yo, y como te vea poner un pie en su interior será la última vez que lo hagas!- gritó Kenna, que había llamado la atención de todos los que se encontraban en el patio, así como de muchos del interior que oyeron los gritos de Margareth, las criadas estaban de parte de su señora, esa mujer era una víbora con aires de prepotencia que las trataba de manera horrible. Esperaban que esa mujer nunca fuera nada para su Laird.
- ¿Puedo saber que ocurre aquí?- la voz de Rhys ocasionó que Kenna se tensara, no sabía que podía esperar de él.-¿Querida puedes venir conmigo a la biblioteca? Debemos hablar- Margareth río ante aquello, pues pensaba que Rhys le daría su merecido a esa sucia gitana.por atreverse a tratarla así.
Os dejo una foto de Margareth, yo personalmente le tengo un poquito de asco, pero bueno.
Se que este capítulo es muy muy corto, pero pretendo subir otro este finde. ¿Os van gustando los personajes? ¿Que os gustaría que pasara?
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La rosa escocesa
Historical FictionSiendo la menor y única hija del Laird McDougall, Kenna, es apartada del mundo. Recluida en las tierras de su padre y solo teniendo contacto con sus tres hermanos, los súbditos de su padre y sus guerreros de mayor confianza, pero esto cambiará cuan...