Capítulo XXVIII

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Salió de ese castillo vistiendo los colores Lennox y volvía con el tartán de los McDougall, no sabía si saldría con vida, era un repudiado, lo habían expulsado, pero no podía quedarse de brazos cruzados, debía de hablar con el que una vez fue su amigo y laird, y hacerle entrar en razón, si hacía falta se lo llevaría a la fuerza, pero el cabezón de Rhys Lennox iba a conocer a hijo aunque fuera lo último que hacia en este mundo.

Conocía esa fortaleza como la palma de su mano, poco había cambiado en los meses que llevaba fuera, todo estaba igual, la gente seguía con las mismas rutinas, por este motivo le fue fácil colarse sin ser detectado,  sabía lo que estarían haciendo los habitantes del castillo en cada momento, eso si, cuando llegó a la biblioteca privada de Rhys la duda lo embargó, había conseguido la parte fácil del plan, aún debía convencer a Rhys de que lo acompañara, ya fuera por las buenas o por las malas. Pero cuando entró,  se quedo sin palabras, había botellas de whisky por todas partes, las bandejas con la comida se acumulaban por doquier, cristales rotos por el suelo, un sillón tumbado, y su amigo apoyado contra la pared para evitar caer al suelo, estaba mucho más delgado de lo que lo recordaba, las ojeras surcaban su rostro,y el olor a alcohol que emanaba le decían que llevaba bebiendo desde que abandonaron esas tierras.

-Amigo, vengo a buscarte, debes de responder por tus actos y corregir tus errores- Rhys lo miró con ojos vidriosos, pensando que era otra alucinación debida a la bebida, eran muchas las veces en las que se imaginaba que Kenna volvía a su lado, que todo había sido un malentendido y que lo seguía queriendo, el dolor lo estaba matando.

-¡Vete!¡Fuera!-gritó- no me atormentes más, ya nada se puede cambiar, nuestros caminos se separaron.-Arthur no daba crédito, se estaba rindiendo, dejándose llevar por la pena, una parte de él pensaba que poco había sufrido por todo el daño que le hizo a Kenna y por repudiar a su hijo, pero otra parte, la que lo conocía de toda la vida sentía lástima de él, podían volver a ser felices los dos si cedieran, Arthur no lo dudo, sabía lo que tenía que hacer.

-Lo siento amigo mío, pero es por tu bien, espero que lo entiendas- y con las mismas cogió una de las botellas de whisky vacías que estaban repartidas por todas partes y se la estrelló en la cabeza, haciendo que Rhys quedará inconsciente,  tras comprobar que no le había provocado sangre con los cristales empezó a cavilar como sacar a Rhys sin ser visto, no era lo mismo entrar el sólo, que salir cargando el cuerpo de otro guerrero, y aunque estaba mucho más delgado aún era tarea difícil cargar con él. Con mucho esfuerzo y nerviosismo consiguió sacarlo sin ser visto, una vez fuera de la fortaleza, ató a Rhys y lo subió a su caballo para emprender el retorno junto a su nueva hermana, tenía todo el viaje de regreso para pensar como hacer para que Kenna accediera a reunirse con él, sabía que su amiga no daría su brazo a torcer tan fácilmente, estaba en su derecho a negarse, pero debían arreglar la situación por el bien del joven Angus, que era la parte inocente en todo aquel malentendido. Aunque seguía sin entender porqué Rhys no acudió a buscar a Kenna, se notaba que lo había pasado mal, que los meses de separación le habían pasado factura al guerrero.
Cuando llegó a tierras McDougall tras un viaje sin parar, yendo lo más rápido que le era posible, se encontró con un nuevo impedimento, ya no era que Kenna no lo quisiera ver, era que los hermanos de esta se la tenían jurada a Rhys por el trato que le dispensó, ¿cómo entrar entonces con él allí? No llegaría ni a cruzar el umbral y los hermanos que Kenna ya lo estarían retando a un duelo a muerte por el honor de su hermana, necesitaba de alguien que le ayudase con su plan, y sabía perfectamente de un laird que le ayudaría a que todo volviera a su cauce natural. Sin dudarlo ni un segundo, escondió a un inconsciente Rhys entre la vegetación cercana a la muralla, pues no podía arriesgarse a que algún bandido lo raptara en su estado, ni a que algún centinela lo encontrarán por casualidad, y corrió raudo y veloz al encuentro del Laird, debía contarle su plan par reunir a la pareja, y encontrar una solución para evitar a los hermanos.

La rosa escocesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora