Salir del closet -Padre.

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No es como en los libros.

No sé muy bien cómo explicar lo que se siente cuando decides salir del closet, más bien los días previos a que esto ocurra.

Imaginate que has estado en un internado durante toda tu vida tan sólo falta una semana para salir. Te sientes libre, asustado, no tienes idea de cómo será tu vida de ahora en adelante, pero un cosquilleo en tu piel te hace sonreír. Te sientes imbencible.

En los libros nos muestran un protagonista que sufre dentro del closet. Que quiere ser él mismo y no tener por qué ocultarse.

Nos muestran que una vez que sale de él, su vida comienza a mejorar, sus padres lo aceptan. Las cosas no eran tan terribles como el esperaba.

Nos insitan a buscar esa felicidad, esa libertad.

Yo leí cada libro que estubo a mi alcance sobre eso. Busqué formas para decirlo, estaba tan nervioso como en esa situación hipotética que les dije.

Habían noches en las que el miedo me consumía entonces buscaba testimonios de otros a los que salir del closet les cambió la vida, para bien obviamente.

Ya no podía soportar tantas cosas guardadas dentro de mi.

Elejí el peor día para hacerlo. Era el cumpleaños de una conocida, me había invitado por lástima (mi abuelo había muerto hace unas semanas), mis padres discutían en el auto. Mi hermano lloraba.

Una vez que llegamos mi padre detuvo el auto. Nadie quería bajar, nadie quería hablar.

Yo lo hice. Tomé el regalo y les dije que esperaran en el auto. Que iría a dejarlo, disculparme por no poder quedarnos (inventar una excusa para ello de paso) y volver.

Abrí la puerta, bajé del auto, dejé el regalo, inventé una excusa, me disculpé y me fuí. Al llegar al auto mis padres seguían discutiendo, mi hermano había vuelto a llorar.

El camino no fue para nada algo cómodo. Ibamos todos en silencio, un silencio incómodo y eterno. Al menos ya no peleaban.

No pude evitar vagar en mi mente, necesitaba perderme, escapar de ese lugar.

Mi mente me llevó al motivo de la discución. Mi madre con un vestido. Yo negandome a probarmelo. Mi madre gritando. Mi padre interviniendo. Ambos peleando. Todo fue mi culpa.

Todo por un vestido. Más bien por lo que eso representaba, por cómo me hacía sentir.

Angustia. No podía evitar sentirme frustrado, porque aquel cuerpo en el espejo reflejaba a alguien que no era yo. Reflejaba un largo camino.

El auto deteniendose me sacó de mis pensamientos, estabamos en la gasolinera. Mi madre bajó con mi hermano, tenía que ir al baño.

Mi padre me miró y me pidió perdón por haber arruinado la fiesta. No sé cuál de todos mis pensamientos me empujó a decirlo en ese momento, gran parte de mi sabía que era una mala idea, sin embargo también estaba consciente de que era ahora o nunca.

"Tengo algo que decirte" dije.

"¿que cosa?" Respondió.

"Ahora no, cuando lleguemos"

"¿Es algo grave?" Preguntó ahora más preocupado.

"No es esa la palabra, pero si es importante"

"No me asustes"

"Creeme, soy yo quien tiene miedo"

En ese momento volvió mi madre, mi hermano y el silencio incómodo. Llegamos a casa, mi padre me dijo que no bajara del auto así que me quedé, el volvió unos minutos más tarde que para mi se sintieron horas, aunque cuando subió al auto me di cuenta de que no había sido suficiente.

Comenzó a conducir en silencio por un tiempo, luego me preguntó qué pasaba.

"Tengo que decirte algo... es algo que he pensado por mucho tiempo. Años... Tengo que decirte porque siento como si llevara más carga de la que puedo llevar"

No me había dado cuenta de lo nervioso que estaba hasta que comencé a llorar y las palabras se enredaban en mi boca, estaba asustado, no sabía cómo iba a reaccionar, qué iba a decir, si me aceptaría o no. Estaba aterrado.

"Papá... yo no me siento como una mujer. Yo... yo no puedo evitarlo, no puedo dejar de pensar en eso. No tienes idea de lo horrible que es para mi cuando tengo que comprar ropa, cuando me llaman por un nombre que no es mio... "

Tenía que hacer varias pausas para poder respirar bien, el llanto no me dejaba terminar una frase, el monólogo interno que había preparado durante mucho tiempo se había esfumado. Era imposible recordar, así que ahí estaba yo improvisando, tratando de ser coherente, de hablar fluído. Al menos tratando.

"Creo que siempre me he sentido diferente... no sabía lo que era cuando tenía 8 o 10. Todos eramos iguales. Pero cuando fui creciendo comencé a sentir como... no sé, ¿envidia? En realidad anhelo. Yo anhelaba ser como mis amigos, tener barba como ellos, ser alto, que mi cara cambiara como la de ellos. Me daba verguenza verme como mujer"

"Papá, sé que puedes estar pensando que aún soy joven o que es una etapa, que se me va a pasar. La verdad es que yo también pensaba eso, quería que fuera así y no tienes idea de cuanto intenté ser mujer. Pero no puedo, no me siento así, no soy así... ya esperé mucho tiempo para ver si era una etapa, si se me pasaba, pero papá, no era una etapa. Esto es lo que soy..."

Mi padre había parado hace ya un tiempo, yo tenía el rostro entre mis manos. Estaba llorando y temblaba demasiado.

"Ya... no llores, no pasa nada. No es algo malo, mira, todos somos personas, el alma es un ser, tú eres un ser. No importa si te sientes mejor con ropa de hombre o con un nombre de hombre, eso es segundario. Tú sigues siendo mi hija. Hijo. -se corrigió- y no vas a estar solo en esto, yo voy a apoyarte. ¿te digo qué pensé cuando me dijiste que tenías que hablar conmigo? Pensé que estabas embarazada, me pasé el medio rollo." Rió, sí, bueno, no soy un santo, es justo que pensara eso.

Lo abracé tan fuerte como pude, como mi fuerza me lo permitió. No podía evitar sonreír, esto por fin estaba pasando. Por fin lo había dicho. Mi padre me aceptó, él iba a apoyarme. No estaba solo.

Y esa es la parte en donde el libro termina. Pero la história no concluye ahí.

El felices por siempre a veces dura una semana.

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Esta história es 100% real. Es mi história, esta vez sin personajes metafóricos, sin exageraciones, sin adornos.

La verdad tal cual. Al menos mi verdad.

Esta es la primera vez que escribo sobre mi directamente, en esta história voy a permitirme ser vulnerable ante ustedes.

Ustedes juzgarán: "miedo y valentía"

Miedo y valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora