Familia

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Aún hay muchos miembros de mi familia que quisiera mencionar. Quise dedicarles un capítulo pero por diversas razones tendré que unirlos en uno.

Una de las preocupaciones que tenía al salir del closet es cómo lo tomarían los hombres. Era difícil de pensar en cómo reaccionarían, si me aceptarían como tal o si siempre estaría en medio. Aislado. Ni uno ni lo otro.

Tengo la fortuna de haber conocido a un gran amigo, quien no hizo ni hace distinciones conmigo en ningún momento.

Un amigo que defiende a los golpes si fuese necesario. Un amigo que quizás no sabe qué palabras decir pero siempre te invita un trago.

Joel me ha apoyado cada vez que lo necesité, ha corregido a personas cuando se equivocan con mi nombre, y ha cantado we are the champions conmigo en la playa.

Me pidió que no escribiera sobre él ya que la mayoría de nuestros recuerdos juntos son bebiendo, pero siento que debo agradecerle al menos.

Gracias.

Quizás no sabes la importancia que tienen esos gestos hacia mí, pero eres parte fundamental de mi confianza. Te quiero como a un hermano.

Belén. Tú fuiste mi primera amiga al llegar a este colegio. Tú estuviste ahí en los momentos más difíciles y me aceptaste sin condiciones.

Al principio tenía miedo de qué dirías. Tú me viste crecer y con este son ya siete años de amistad. Pero aquí estás, y aunque no estemos tan juntos como antes, nuestras historias siguen en pie.

Paula, gracias por apoyarme y por tener más fe en mí que yo mismo. Gracias por conseguir el uniforme para la foto de fin de año y por estar dispuesta a todo por defenderme. Eres una de las mujeres más inteligentes y leales que conozco y es un honor haber sido tu compañero todos estos años.

Liza, la prueba viviente de que el tiempo no es nada. Te has vuelto una amiga cercana en tan poco tiempo, me hubiera gustado conocerte antes. Gracias por tu apoyo incondicional y por aceptarme tal como soy.

Martín, gracias por las risas y los buenos momentos que a tu lado nunca faltan, es genial haberte conocido y que seas parte de mi grupo.

Lo cierto es que he vivido muchas cosas con estas personas, ellos me han hecho sentir seguro de mi mismo, especial, querido. Son mi familia.

Desde niño mi papá ha trabajado bastante por lo que no estuvo tan presente en mi niñez y gran parte de mi adolescencia, mi madre ha sido muy lejana para mí. El concepto de familia para mí era tan solo biológico. Pero estas personas han logrado cambiar mi percepción de todo dándole un significado mucho más profundo a esa palabra.

Familia.

Tengo tantos recuerdos con cada uno que me es difícil nombrarlos todos o elegir tan sólo uno.

Es algo triste pensar que quizás nos separemos al salir del colegio, y hoy, quedando una semana para salir y no volver jamás, solo quiero agradecerles por ser ustedes mismos y por darme las fuerzas para serlo también.

Gracias por su cariño, por su apoyo, por dejarme conocerlos. Ustedes son infinitos.

Siento, querido lector, si estos últimos capítulos no trataron mucho sobre mí transición, pero no me parecía justo continuar mi historia sin reconocer a quienes me ayudaron a escribirla.

Porque en aquellos momentos en donde estuve a punto de acabarla, llegaron con un nuevo bolígrafo.

Siento también si este capítulo te resulta muy corto, siempre intento llegar al menos a las mil palabras, sin embargo, me parece que es una buena forma de terminar esto. A veces menos es más.

Ya te he presentado a mi familia, desde ahora me encargaré en contarte y aconsejarte sobre todo el proceso de transición. Gracias por quedarte conmigo hasta ahora.

Pars mea es

Miedo y valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora