"Janice así tal cual"

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Hace unos años, tres para ser exacto, llegó una chica al colegio en el que estudio. Estaba en el mismo grado pero diferente curso, la única asignatura que tomábamos juntos era el electivo de arte. Ella estaba sola la mayor parte del tiempo aunque parecía ser su elección, y es que es de esas personas que se ven geniales desde siempre. Como si para ella fuese algo natural, casi innato. Recuerdo esperar a que ella se levantara para ir a mostrar su trabajo al profesor, solo para poder ver lo que hacía desde atrás. Ella es muy talentosa.

Paso el tiempo y note que se hizo amiga de una chica que en algún tiempo había sido mía también. Pronto conocí su nombre, se llamaba Janice que se pronuncia yanis y si quieres molestarla; “Janice así tal cual”.

Las chicas a su alrededor parecían querer destacar todo el tiempo, ya sea hablando más fuerte o riendo estridentemente, ella no, ella no necesita nada de eso para sobresalir. Me atrevería a decir que es justamente eso lo que hace que resalte. Lo que le da un aire de superioridad. Hace que parezca que tiene todo bajo control, o que no le importa agradarte. Y de verdad no le importa.

No sabía si incluir esto en el relato, aun dudo mientras escribo. Por una parte, me evito un par de bromas que llegaran apenas termine de leer esto, pero eso implicaría mentirles. Y esta es la primera vez que soy tan honesto conmigo mismo y con los demás. Como sea… solo lo hare.

Quizás fue eso lo que hizo que me sintiera atraído por ella y aún más cuando comenzamos a hablar enserio. ¿Recuerdan a la amiga de Karla? Bueno, era ella.

Luego de dos o tres días de sentarme con Karla, llego Janice. Al parecer había estado enferma y por eso había faltado tantos días. Tenía dos preocupaciones en ese momento, la primera era como decirle sobre mí y si lo se lo tomaría bien, y la segunda era si yo le agradaría o seria uno más en su lista de “personas que detesto pero debo aguantar”.

La salude cuando entro a la sala y se sentó en medio de Karla y de mí. Ella le explico que habíamos hablados los últimos días y que por eso estaba en ese puesto, que le iba a agradar y que tenía una “sorpresa”. Decidí decirle en el primer receso para no tener que explicar todo frente a los demás alumnos, no estaba listo aun.

Las tres primeras horas no pude concentrarme realmente, el profesor hablaba pero no podía escucharlo. Trataba de convencerme de que no estaba nervioso, que no podía estarlo. Para ser sincero yo tenía pareja en ese entonces, no planeaba engañarlo (y tampoco lo hice) a pesar de las peleas casi diarias. Ni siquiera note cuando el timbre sonó. Karla se levantó y yo hice lo mismo.

“ya, ¿y cuál es la sorpresa?”

“salgamos, te lo digo afuera”

Bajamos los tres al mismo lugar en donde se lo dije a Karla, la mire y mire a Janice. De nuevo estaba nervioso aunque fingía no estarlo. Y es algo que sigo haciendo hasta el día de hoy cuando tengo que explicarle a alguien sobre mí: finjo que tengo todo bajo control, que no me ha costado nada llegar hasta donde estoy. Quizás eso es lo que quiero en el fondo.

Se lo dije lo más calmadamente que pude aunque al principio mi explicación sonara vaga. Respondí sus preguntas y luego bromeamos sobre eso. Fue muy fácil en realidad, ambas son de mente abierta y saben sobre el tema.

“¿podemos decirte Matías dentro de la sala?”

Era una buena pregunta, aunque difícil de responder. Por una parte, mi parte más valiente y entusiasta quería todo con total rapidez y de golpe, quería que todos lo supieran y no le importaba lo que los demás pudieran pensar, pero mi parte más lógica sabía que si hacia eso, me ocasionaría más problemas de los que ya tenía. No estaba listo para recibir críticas o para que gente me reprochara cosas, después de todo llevaba cinco años en el colegio, ya todos conocían mi nombre y pasado. No estaba listo para que citaran a mis padres para hablar sobre mí, no sabiendo lo que mi madre pensaba al respecto.

“por ahora no, no estoy listo para decirle a todos”

Ellas aceptaron y a pesar de que el primer año se confundían lo suficiente como para causar sospechas por parte de los demás, siempre logramos reírnos de todo, no estaba solo.

Janice me ayudo muchas veces con las peleas que tenía con mi ex, me hizo ver que lo que tenía era algo toxico y estuvo ahí también cuando terminamos, cada vez.

Estuvo en mi época más difícil, cuando sentía que ya no había nada para mí. Ella y sus conversaciones hasta tarde. Ella limpio mis heridas en el baño cuando una noche quise acabar con todo.

Fue difícil al principio sentir que era parte. Y no es porque ella me hiciera sentir así, sino que para mí ella era difícil de descifrar. Cuando me gane su confianza sin embargo, la escena cambio casi por completo. Conocí una parte de ella que no había visto, me reí de sus bromas de humor negro, la ayude a reír con el mío la primera vez que lloro frente a mí, recibí un par de abrazos que, si la encuentras cariñosa, da sin reproches.

Hoy en día ella es un miembro importante de mi familia, esa que escogí, no sé cómo soporta cuando me pongo desesperante, así sé que me quiere, ella no aguanta mucho. Y yo soy demasiado.

Estoy seguro que si necesitara cualquier cosa, ella estaría ahí. Que si algún día ya no pudiera más, ella lograría hacer que me quede.

Creo que no hay nada más triste e injusto que ver a personas que tú sabes que valen más que muchos individuos, llorando por sentir que no son nada.

Cada vez estoy más convencido de que si pudiera pedir tres deseos, su felicidad sería el primero.

Eres valiosa Janice así tal cual.

Gracias por formar parte de mi historia y de mi vida. algún día me querrás más que a mi café. Cambio y fuera.

tibi gratias ago pro semper

Miedo y valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora