Niño interior, lo siento.

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Hace unos minutos encontré un video que decía que puedes sanar a tu niño interior si te imaginas dándole lo que necesitó en ese momento. No sé por qué hago estas cosas, supongo que es un intento desesperado de estar bien. De ser feliz.

Cierro los ojos y lo primero que veo es a mi yo de pequeño, ni siquiera es algo que yo recuerde, es una foto que hay en mi casa. No puedo recordar cómo me veía, no puedo recordar nada de mi temprana infancia, solo puedo recordar pequeños fragmentos. Pero voy a seguir tratando.

Estoy en un hospital, tengo 12 años, estoy esperando a que mi abuela salga de quimioterapia. Han pasado dos horas de que no veo a mi mamá, a nadie en realidad. Estoy jugando en mi celular pendiente del ascensor.

Pasé dos años cada día en ese hospital. Conocía a cada enfermera del lugar. Cuidé a mi hermano tardes completas ocultandole cosas, no dejando que viera como salía la gente llorando al saber que solo le quedaban un par de días de vida. ¿Cuántas familias vi llorar por la muerte de un ser querido? En el área del cáncer se ven muchas cosas.

Lo siento, traté de abrazarme, pero no puedo verme ahí.

Puedo ver a mi abuelo llorando al escuchar tango, puedo verlo sentado esperando una llamada. No sé si es mejor quedarme con él o ir al hospital.

Puedo ver a mi abuela llorar al perder su pelo, su hermoso pelo que llegaba a sus caderas. Puedo verme renegando contra un Dios que nunca respondió mis ruegos de piedad. No quería rendirme.

Puedo ver la cama que compartía con mi hermano. Puedo ver a mis padres pelear puedo escuchar gritos y ver como tapo los oidos de mi hermano. Como seco sus lágrimas.

Quiero abrazarme, quiero decirme que no era mi culpa. Que no estoy fallando como hermano al no poder protegerlo de todo. No puedo dejar de llorar.

Puedo ver a mi yo de 12 años llorando en el primer cumpleaños que no pasaría con su abuela, puedo ver lo triste que estaba por cambiar de casa. Es cierto, tenía una pieza propia, pero no conocía a nadie. Cambiar de colegio tampoco fue de mucha ayuda. Si tan solo no me hubieran dado pastillas de dormir en el anterior colegio. Quien te diga que los niños no son malos, miente.

Puedo verme en su funeral. Casi puedo sentir mis ojos ardiendo. Quiero golpear a la gente que me dijo que dejara de exagerar, que dejara de llorar porque estaba deshonrando la memoria de mi abuela. Que debía tener fe para volver a verla.

Puedo verme sentado frente al ataud cuando todos se fueron, puedo verme llorar a gritos pidiendo que se levante, que ya no quería seguir jugando.

Puedo sentir los cortes que me hice esa noche, solo tenía 12 años. ¿Por qué nadie cuidó de mi? ¿No fui algo importante? ¿Por qué nadie me abrazó? ¡Solo era un niño!

Me duele mucho la cabeza, no se por qué siento que debo escribir esto, no quiero olvidarlo, no quiero seguir olvidando.

Puedo ver a mi perro muerto en el suelo por un conductor que se fue a la fuga. ¿Tenía que ser en mi cumpleaños?

Puedo verme desesperado por no poder romper un sacapuntas. Puedo ver como tiré una lampara al suelo para cortarme con los vidrios. 13 años.

Puedo ver como los niños de mi curso se rien de mi por mi miedo al disertar. Por mi miedo al hablar con gente. ¿Como no iba a estar asustado si no tenía amigos desde los 10 años? 14 años.

Puedo sentir mis manos frias, mi miedo por ir al colegio. Era tan grande mi miedo por hablar con la gente que me desmallaba en lugares concurridos. Puedo sentir el dolor en mi estómago en la noche al saber que tenía que ir al colegio. 15 años

Puedo ver como por fin me abro con alguien, puedo verla interesada en lo que tengo que decir. Estaba tan roto que la primera persona que me escuchó se volvió mi mundo.

Puedo verla mover mi mundo, no sabía que hacer. Siempre pensé que podía esperar a irme de casa para poder ser yo libremente. Lo arriesgué todo por ella, se lo dije a mis padres. 16 años.

Puedo ver como se aleja de mi, puedo verme esperando un mensaje por semanas. Puedo sentir el dolor de no tenerla, de no tener amigos, de mi mamá asqueada de mi porque ella crió a una niña, no a un niño. Puedo ver como mi papá tomaba turnos más largos para no verme a los ojos. Para no hablar conmigo.

Puedo ver a mi hermano crecer y hacer su vida, ya no me necesita. Estoy orgulloso pero siento como mi propósito para vivir se desvanece.

Puedo ver el odio en la gente de la iglesia, sus miradas sobre mi. Sus risas, su desprecio.

Puedo ver como mis brazos ya no aguantan. No sé cómo hablar mis problemas, no sé cómo decir lo que siento. ¿Cómo hacerlo si nadie me escuchaba?

Puedo ver como le agrado a la gente por hacer bromas, por ser gracioso. Me doy cuenta de que a la gente no le importa ver lo roto que estás si aun puedes hacerlos reir. 17 años.

Busco en amores de 2 meses amor intenso, aprobación. Me doy cuenta de lo bueno que soy haciendo que la gente se ame. Ocupo eso para odiarme más.

Me creo una mala reputación engañando y andando con todas las personas que mostraran un poco de interés en mi. Desesperado por un abrazo genuino. 18 años.

Hay algo que no puedo dejar de pensar. No puedo imaginar a alguien sintiendo amor por mi. No puedo imaginar a alguien amando mis cicatrices, amando mi historia, mis miedos.

Amando mis gestos, mis pensamientos extraños a las 3 de la mañana. Interesado por saber lo que imagino cuando veo las nubes o por saber cuantas veces le he escrito a la luna.

Amando mi rostro al escuchar la música que me gusta, amando mis chistes aburridos, amando mi cansancio, amando mi verdadero yo.

La gente solo me ama por lo que puedo hacerlos sentir, por las cosas que digo. Soy un espejo, les muestro como son y se enamoran de cómo eso los hace sentir. ¿Pero qué hay de mi?

Siento que pido demasiado, ni siquiera yo puedo amarme. No puedo pensar en mi y ver a alguien importante. 19 años.

A veces converso conmigo mismo. Me acostumbré a hacerlo desde pequeño, nadie tiene tiempo de escuchar a un niño mientras que alguien está muriendo. Hablo conmigo de lo que siento, de lo que pienso, me pregunto sobre cosas que me gustaría que alguien me preguntara.

A veces hasta me abrazo.

Siento que he pasado mi vida buscando el amor, buscando un refugio, buscando a alguien que esté orgulloso de mi. No creo poder apreciarlo cuando llegue, de seguro pensaré que está mintiendo.

Tal vez lo alejaría por miedo a que se aleje primero. Tal vez nunca le mostraría mi verdadero yo. Quizás tendría miedo de amar. Quizás nunca le contaría mi historia.

Mi papá dice que me ama demasiado y que mi muerte le dolería toda la vida. No estoy seguro de eso en realidad.

Me siento tan solo cuando alguien me dice que me quiere, porque de verdad quisiera entender por qué. Por qué alguien amaría algo roto. Algo inservible.

Esto de seguro está mal escrito, pero sinceramente no tengo las fuerzas para leerlo. No voy a revisarlo. No puedo. Lo siento, a veces soy muy cobarde.

Miedo y valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora