Daniela.

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Hace tiempo que no escribo, espero no estar tan oxidado.

Hay una persona que ha estado esperando su capítulo en mi historia, su homenaje en mi vida. Siento haber tardado tanto. Tú conoces las razones.

Conocí a Daniela hace más de un año. Por temas de salud, no había podido llegar aún a clases así que cuando lo hizo, yo tenía su puesto con Janice y Karla. Me senté en frente de ellas y apenas sonó el timbre que indicaba el receso, me di vuelta para hablarles.

Quería saber cómo se encontraba. Hace unos meses había logrado hablar con ella en la clase electiva de música. Ella era la chica nueva, estaba sola así que me animé a hablarle. Ella resultó ser bastante abierta, conversamos y reímos por mucho tiempo.

Cuando el receso sonó, ella y yo seguimos hablando. Me contó su historia a grandes rasgos, y yo le conté algo de la mía. Aún no estaba listo para salir del closet.

Su historia me impresionó. En ese momento me di cuenta de que era una mujer fuerte, a pesar de todos los problemas y sufrimiento que había tenido por algunas personas, seguía luchando.

Pero regresemos al inicio.

Me di vuelta para saludarla y saber sobre su estado, ella nos contó que había tenido complicaciones debido a su enfermedad y el dolor había sido muy fuerte, pero que ya estaba de vuelta.

Hay una cosa sobre ella que siempre me ha sorprendido, y es su capacidad de levantarse. Es como si fuera parte de ella, el ser fuerte ante sus adversidades.

Ese día yo no me encontraba bien. Había tenido problemas con mi madre, me había dado uno de sus sermones sobre lo antinatural que era ser transgénero. Me había dicho que estaba causándole problemas por mero capricho y cosas así.

No me permito llorar frente a ella. Así que lamentablemente, solté todo en el colegio.

Daniela se acercó a mí, estaba preocupada. No sólo por cortesía, ella de verdad estaba preocupada. Me abrazó y me preguntó qué había pasado. Quería contarle, pero no quería salir del closet así con ella. Quería hacerlo de buena manera.

Ella me consoló y se quedó conmigo hasta que estube bien.

Recuerdo que pasó bastante tiempo antes de que pudiera decirle sobre mi a Daniela. Karla y Janice sólo me llamaban por mi nombre social en los recreos y a pesar de que Daniela estaba con nosotros, nunca preguntó. Creo que estaba dándome espacio. Ella es muy sabia.

Un día estaba escribiendo poesía en mi cuaderno. Sí, escribo poesía, y sí, tengo un cuaderno para eso.

Y Daniela me pidió ver lo que había escrito, yo se lo di. En ese momento me di cuenta de que había firmado como Matías Oliver Huerta. Mi estómago se contrajo.

Ella me preguntó por qué decía Matías y yo le contesté de la manera más complicada. No me culpen, estaba nervioso.

A pesar de eso, ella sólo me abrazó y sonrió.

Me dijo que ella tenía muchos amigos de la comunidad LGBT+ y que por lo tanto, no era ningún problema para ella. Me dió su confianza y me prometió estar para mí cuando la necesitase. Y ha cumplido.

Cada vez que la necesité, ella estuvo para mí. Ya sea conteniendome, aconsejandome o haciéndome reír.

Daniela, esta parte es para tí. Bueno, todo este capítulo lo es, pero quisiera que me permitieras hablarte de frente.

Quiero que sepas que lo que más admiro de tí es que te levantas.

Te levantas cada vez que la vida te empuja. No importa cuán cansada estés o si estás sola, siempre lo logras. No te rindes.

Si tuviera que describirte en una palabra sería: fuerte. Porque es lo que pienso cada vez que hablamos.

Me elegiste para contar tus inquietudes, me diste tu confianza, no sé lo que hice para merecerla pero estoy muy agradecido. Jamás conocí a alguien tan noble como tú.

La verdad es que eres una de las personas que más admiro, eres un ejemplo a seguir; y cada vez que siento que ya no puedo más, pienso y en tí y en cómo sigues adelante a pesar de todo, en cómo luchas con tus demonios, en cómo te levantas una y otra vez sin importar cuántas veces vuelvas a caer.

Desearía que pudieras verte a través de mis ojos, que te dieras cuenta de lo valiente que eres, que supieras lo hermosa que eres por dentro y por fuera. Porque creeme que nadie lo es tanto como tú.

Tu madre es afortunada de tenerte, estoy seguro de que está muy orgullosa de ti. Ella es la persona que más te ama en el mundo y en la primera que debes pensar para pedir ayuda, porque ella estará siempre para ti; y si me lo permites, quisiera ser el segundo. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, que no importa si debo quedarme toda la noche para que estés bien, aquí estoy para ti.

Nadie dijo que los más fuertes deben luchar solos, al contrario, eres más fuerte con alguien a tu lado. No te aisles cuando te sientas sola o triste, no pienses que le haces daño a los demás con tus problemas porque te prometo que no es así. Dejanos luchar a tu lado, en cada guerra que se forme en tu mente, dejanos luchar contigo.

Porque no estás sola. Porque te encargaste de sembrar en nosotros, en todos y cada uno, una gran cantidad de amor, de respeto, de empatía. Y por eso te llevamos en nuestros corazones, siempre mi niña, siempre.

Y si de alguien he de acordarme siempre, esa serás tú. Será tu fuerza, será tu nobleza.

Será de esa hermosa guerrera, de sus sonrisas amables, de su forma tan tierna de ayudar a los demás a sonreir a pesar de que todo estuviera mal. De sus risas contagiosas, de sus dulces palabras, de sus sueños, de su forma de hacernos ver que todo estará bien.

Para mi no eres una amiga, eres parte de mi familia. Y a pesar de que no pueda verte siempre, el sentimiento es el mismo.

Ya va más de un año desde que nos conocimos, y cada día me sorprendiste más que el anterior. Eres fuerte Daniela.

Gracias por dejarme ser cercano a ti, por compartir parte de ti conmigo. Es un honor poder decir que soy tu amigo, que soy amigo de una persona tan maravillosa como tú.

Porque no importa cuantas veces te empuje la vida; te levantas.

Tu magis quam fortis

Miedo y valentíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora