—Han pasado dos días y mi hermano no ha vuelto – la pelirroja suspiró mientras cortaba trozos de fruta en un tazón.
—Lo sé… Tal vez no debimos dejar que se fuera – el rubio la observaba cuidando que no se cortara.
—¿Qué íbamos a hacer? – la chica hizo una pausa y suspiró con importancia.
—Lo sé, no hay nada que podamos hacer – el muchacho rubio suspiró y dirigió su mirada hacia el patio.
—Hanji no ha dicho nada, pero sé que está triste – Isabel había intentado animar a su falsa cuñada, sin tener éxito.
—¿Triste? Debe estar muy molesta con nosotros, créeme si fuera yo estaría furioso si desapareces y no obtengo respuesta de tu paradero
—¿Eres todo un galán, eh? – la pelirroja sonrió. —Tal vez debamos decirle la verdad
—Sabes que no es nuestro asunto, no debemos entrometernos
—Si, pero tal vez un: “No sabemos adónde fue, solo se marchó” no era la mejor respuesta – la chica frunció el entrecejo y apuntó al chico con el cuchillo.
—¿Por qué no inventaste algo tú? – dijo apartando la punta afilada.
—Lo habría hecho si no hubieses abierto tu bocota primero…
—Ya que…, vamos, lo menos que podemos hacer es hacerle compañía
La pareja salió de la casa con un plato repleto de la sandía más roja que Hanji había visto.
—Chicos escuché que el sábado habrá una fiesta en el parque – la castaña se quitó los audífonos.
—Es la fiesta de verano que el comité de chicas organiza – Furlan se sentó junto a Hanji.
—Se supone que es solo para chicas, pero si quieres llevar a tu novio puedes hacerlo, Furlan y yo asistimos todos los años… Eh, pero este año asistiremos solas tú y yo
La pelirroja cambió sus palabras en seguida, Hanji no parecía triste con la ausencia de Levi, pero ella también era chica y sabía que cuanto menos Hanji debía estar muriendo de preocupación.
—Eso sería fantástico, yo debo calificar muchos exámenes y no podré asistir – el rubio agregó al ver la expresión en el rostro de la castaña.
—Podemos ir los tres – la chica con las gafas sonrió y tomo un trozo de fruta.
Le dio un mordisco y el dulce jugo invadió su paladar y sus manos, intentó concentrarse en lo delicioso que era su sabor, pero no lograba sacar a Levi de su cabeza.
No era normal que la hubiese abandonado en la casa de sus amigos, era una situación rara e incómoda, no porque ellos la tratasen mal, sino porque estaba viviendo bajo su techo con tan solo unos días de haberlos conocido.
Ya habían pasado dos días y Levi no regresaba, tal vez le había ocurrido algo malo y no querían decirle, por otro lado su auto seguía ahí, no podía haber ido demasiado lejos ¿O si?
—Ven Hanji – Isabel la abrazó y tomo un par de fotografías —Directo hacia Instagram… - dijo sonriendo y presionó el icono.
—Un par… de chicas… hermosas – la pelirroja tecleó y la historia se agregó.
Hanji sonrió y de pronto sintió que estaba con Petra, la pelirroja naranja hacía eso todo el tiempo, amaba sus redes sociales como a sus amigos.
Aunque ahora que conocía mejor a Levi sabía que el muchacho también pasaba sus tiempo de ocio vanagloriándose en su popularidad.
La castaña suspiró porque ahora no debía preocuparse solamente por Nanaba, sino también por Levi.
Ninguno de los dos respondía sus llamadas, era como si se los hubiese tragado la tierra, la castaña comenzaba a sentirse desesperada la idea de volar a casa de sus padres había bailado muchas veces en su mente.
Sin embargo, el recuerdo de aquel chico pálido y fuerte siempre estaba ahí para atarla sin cuerdas y mantenerla presa sin jaula.
La tarde murió rápidamente y pronto fue hora de cenar, para ese momento la castaña solo quería recostarse en su cama y llorar.
Estaba triste, estaba en un lugar fantástico sin poder gozarlo, extrañando a sus amigos y a su… —Es un novio falso Hanji, ¿En qué estás pensando? Esto no es real para él y para ti tampoco
Se reprendió a sí misma, toda la situación se le había ido de las manos, estaba sintiendo cosas que no debería sentir.
—¡¿Hanji, bajarás a cenar?! – Isabel gritó.
—Estoy muy cansada, esta noche no los acompañaré – la castaña se disculpó y volvió a la habitación.
Las pertenencias de Levi aún estaban ahí, su ropa perfectamente doblada y limpia con ese aroma tan característico, tan suyo, su reloj, sus gafas de sol, las llaves de su auto, todo estaba ahí menos él.
La chica se recostó en la cama y pensó que lo mejor sería intentar dormir y decidir al día siguiente si lo más conveniente era interrogar a los amigos de Levi, ir a buscarlo o volver a su casa.
Abrazó las almohadas y lentamente se quedó dormida, pero a pesar de que dormía no podía hacerlo profundamente, fue así como a la mitad de la noche despertó al sentir algo inusual.
Uno de los extremos de la cama se había hundido con el peso sobre él, hizo su característico crujido y la castaña abrió sus ojos en seguida.
—¿PERO QUÉ…? – estuvo a punto de maldecir, asustada, pero una mano cubrió su boca.
—¡Shhh!, cuatro ojos eres muy ruidosa
—¿Levi? – la chica retiró la mano de su boca, pero no la soltó.
—¿Te sorprende verme? ¿Esperabas a alguien más? – el pelinegro habló con sarcasmo, sin soltar la mano de la chica.
—Estaba preocupada ¿Dónde has estado? – sin poder evitarlo Hanji salto y abrazó al muchacho de ojos grises.
Levi no respondió, se limitó a recibir el abrazo, no se engañaría a sí mismo, estaba disfrutando esa reacción de parte de Hanji, su ego se alimentaba de esas cosas.
Hanji estaba tan sorprendida que se dejó llevar por sus impulsos y antes de que Levi pudiera apartarla, tomó su rostro entre sus manos y besó sus labios.
El chico estaba sorprendido, pero jamás desperdiciaría una oportunidad como esa, sin decir nada aceptó aquel tierno beso, que en sus labios se volvió lava viva.
Rápidamente puso sus manos en la cintura de la chica y la atrajo hacia él, ella obedeció sin peros y se sentó sobre las piernas de su novio falso.
En ese momento no importaba por qué había desaparecido o por qué llegaba a la mitad de la noche, lo único que quería saber era que estaba ahí con ella.
Hanji movía sus labios al ritmo que él marcaba, recibiendo con lujuria pequeños mordiscos, entrelazó sus dedos en el sedoso cabello negro, mientras él acariciaba lentamente las pequeñas curvas de su cintura.
Había muchas cosas que quería decirle, pero por alguna razón su cuerpo priorizaba aquel contacto lujurioso.
Pasó lo que para Hanji fue una vida completa solo besando aquellos labios delgados y hábiles.
El muchacho la recostó nuevamente en la cama y se situó junto a ella ofreciendo su brazo como almohada.
—…Te llevaré a mi casa – el muchacho dijo rozando los labios de Hanji nnuevamente —Por favor no hagas alguna estupidez.
—No lo haré – había mil preguntas en la mente de la chica, pero se limitó a aceptar, por el momento solo deseaba que Levi jamás volviera a alejarse de ella.
Cuando la mañana llegó, ambos estaban listos para marcharse, Levi puso sus cosas en su auto y volvió para notificarle a su amigo rubio que regresaría a casa.
Había muchas cosas que Hanji no entendía y quería entender, pero el pensamiento de por qué Levi hacía lo que hacía no la dejaba en paz.
Él era como uno de esos raros misterios que la mantenían expectante y con ganas de saber más y más.
El hombre desapareció durante dos días y volvió solo para llevarla a lo que él dijo era su verdadera casa, Hanji sabía que Levi debía tener familia a parte de Isabel y Furlan, pero no creyó que la llevaría a conocerla.
Además ¿Qué diría? ¿Seguirían fingiendo ser novios o dirían la verdad? Por alguna razón comenzaba a ponerse nerviosa, tal vez lo mejor era poner las cosas en claro antes de llegar; si eso sería lo mejor.
En ese momento llegaron a un gigantesco portón metálico, custodiado por varios hombres con armas tan grandes como sus brazos.
Cuando vieron el auto abrieron en seguida las puertas y los dejaron pasar sin hacer preguntas o comentarios.
—Hmm, Levi… - la chica se aclaró la garganta.
—¿Hum? – una respuesta simple de quien también se preguntaba qué estaba haciendo.
—Eh, yo… me pregunto si… vamos a fingir… eh tú sabes... – la chica no encontraba las palabras.
—Llegamos – él la interrumpió antes de que pudiese terminar.
—No veo tu casa– la castaña miraba en todas direcciones y solo podía ver un gigantesco muro de arbustos.
El auto giró hacia la izquierda y ante sus ojos apareció una casa grande y de aspecto colonial —“Así que esta es la casa de Levi Ackerman” – pensó la chica.
Levi apagó el motor del auto y se giró hacia la chica —Hay algunas cosas que debes saber antes de entrar.
La castaña asintió, mentiría si dijera que no estaba ansiosa por conocer a la familia de su novio falso.
—Si yo te digo que te quedes en la habitación, lo harás, sin importar lo que escuches ¿Entendiste?
—Si…
—Si ves a un hombre viejo de cabello blanco, no lo mires a los ojos
La chica asintió nuevamente sin responder una palabra.
—Ah, y jamás abraces a mi madre ella lo odia – el pelinegro la miró finamente y luego salió del auto.
Hanji lo siguió, tomó sus cosas del maletero y siguió a su novio por una hermosa senda llena de flores hasta la puerta de madera oscura.
Había cámaras por todas partes, era como las casas de los narcotraficantes que había visto en la televisión.
—Antes de entrar tienes que prometer que esto será un secreto entre tú y yo
—Confía en mí – la chica prometió sin saber qué era lo que debía guardar como secreto.
Sin decir más abrió la puerta y juntos entraron a un gran salón, era particularmente acogedor y despedía ese aroma a limpieza tan característico de Levi Ackerman.
—Levi, volviste – una voz femenina llamó desde otro salón.
—Compórtate… - Levi presionó la mano de la chica castaña.
—Por favor no te vayas sin… - una mujer mayor vino de lo que Hanji creyó que debía ser la cocina y la miró fijamente con una expresión que la castaña no lograba descifrar.
—Ya estoy aquí ¿Bien? – respondió el joven de forma grosera.
—E-ella es… - la mujer se limpió la mano en un fino pañuelo y Hanji supo que si, en efecto estaba cocinando.
—No es tu problema… - el pelinegro tomó a la chica de la mano y comenzó a arrastrarla escaleras arriba.
—Le…vi, aguarda – Hanji se detuvo con una expresión de dolor en su rostro.
Sin notarlo, había aplicado demasiada presión en aquella mano que sin ser demasiado delicada seguía siendo frágil, la liberó en seguida y sorprendido la vio bajar hasta estar frente a su madre.
—Lo lamento mucho, mi nombre es Hanji y es un placer… Un momento, es usted – la castaña sonrió y le ofreció su mano para que la mujer mayor la estrechara.
—¿No me recuerda? Nos conocimos en el mercado – la chica no se dio por vencida.
—Me ayudaste con mis gafas, mi nombre es Kuchel – la mujer sonrió y estrechó la mano de la chica con mucha más confianza, pero jamás imaginó lo que la chica haría.
Hanji se acercó rápidamente y la rodeó con sus brazos —Es un gusto conocerla, de nuevo.
Levi observó atónito la escena, su madre no permitía el contacto físico que no proviniera de su hijo, pero en ese momento él era completamente invisible.
—Dime Hanji ¿Tienes hambre? – la mujer señaló el lugar de donde había venido.
—Pues… s… - Hanji estuvo a punto de responder, pero fue interrumpida.
—No, no tiene hambre – el pelinegro la observó con ojos amenazantes que advertían de una matanza.
—Oh vamos Levi, no seas grosero – Hanji le mostró sus ojos de cachorro.
Kuchel observó impresionada como una chica ignoraba completamente la autoridad que su hijo estaba acostumbrado a ejercer.
—Es por aquí… Si quieres también puedes venir – la mujer de cabello negro invitó a su hijo.
Levi giró y sin responder continuó su camino por las escaleras, ambas mujeres lo observaron mientras pensaban cosas completamente diferentes.
El corazón de Kuchel se rompió al ver el rechazo que aún habitaba en los ojos de su hijo y Hanji se preguntaba por qué Levi sería tan cruel con su madre.
—Deja aquí tus maletas, en seguida las subirán por ti – Kuchel se llevó a la chica dejando sus pertenencias en el piso.
A las diez de la mañana Kuchel retiró la tarta del horno y la puso frente a la castaña, hasta el momento Kuchel solo había escuchado sobre la fascinante investigación que la castaña estaba llevando a cabo, pero en cuanto puso un trozo de postre de frutas humeante frente a la chica esta guardó silencio y entonces fue su turno de hablar.
—Y dime Hanji ¿Te has divertido aquí?
—Ujumm – masculló asintiendo como una niña con la boca llena de comida.
—En la casa de mis padres… - se limpió los labios —…Hace mucho frío y no puedo salir ni siquiera al jardín.
—Supongo que por eso le pediste a Levi que te trajera…
—¿Hum? – la castaña se señaló a sí misma mientras masticaba —De hecho… fue él… quien quiso traerme
La mujer mayor la observó con incredulidad, era una chica de piel bronceada, descuidada y poco aseada, sin dudas su hijo debía ver algo especial en ella o tal vez solo mentía.
—Discúlpame si me entrometo, pero… ¿Qué es lo que te gusta de mi hijo?
Hanji se detuvo en seco, la pregunta le había tomado desprevenida y ahora se encontraba en una situación embarazosa.
—Descuida, ambas somos chicas, no sé qué te ha dicho Levi sobre mí, pero aunque no lo creas yo también sé de amor – la mujer mayor sonrió
—Oh, no, no Levi no me ha hablado nada sobre usted… – Hanji respondió sin notar el daño que esas simples palabras habían causado en la mujer.
—“Ni siquiera le ha hablado sobre mí” - la mujer pensó.
—Hum… - se aclaró la garganta nuevamente —Levi es…
La castaña se quedó pensando unos segundos y luego, con el rostro del color de un tomate, continuó hablando.
—…Una persona muy misteriosa y a pesar de que es rudo e insensible a veces, en el fondo solo es una persona que cuida mucho a quienes le interesan… Es bueno en todo lo que hace, parece que tuviese una bendición sobre él, al contrario de mí, atrae todo lo bueno, sus planes funcionan y es muy listo…
Kuchel sonrió, en un momento Hanji se había perdido en un abismo en el que solo existían ella y su hijo; y entonces pudo verse reflejada en ella.
—Puede hacerte temblar con su tono de voz, pero uno solo de sus abrazos puede hacerte sentir que jamás volverás a temer, además sus ojos son… muy bellos, esconden cosas que tal vez nadie nunca llegará a saber y su nariz es perfecta… – Hanji sonrió pensando en su propia y extraña nariz.
—Sabe… ahora que lo pienso, me cuesta encontrar defectos en su hijo… Él es… - la chica castaña jamás terminó la frase.
—Lo lamento, tal vez ya ha escuchado esto antes – Hanji cubrió su rostro con sus manos.
—¿De qué hablas niña?
—Digo que… Las otras chicas debieron decirle eso y más
—¿Te refieres a otras novias suyas? Eres la primera aquí, es por eso que estoy tan intrigada – Kuchel volvió a observar a la castaña lo mejor que pudo.
—¿Ah, si? – Hanji retiró las manos de su rostro.
—Y dime, ¿Cuánto tiempo llevan saliendo?
Hanji se tensó, ¿Qué debía decir? ¿Debía mentir? Pero cómo saber cuánto tiempo era prudente mencionar.
—¿Es eso importante? – Levi estaba apoyado en la puerta.
El cuerpo de la castaña se congeló, ni siquiera podía girar para verlo, sentía que su rostro se quemaría o estallaría por tanta sangre en sus mejillas, Levi había escuchado todo, todo.
—Lo siento, sólo quiero conocerla mejor… - Kuchel sonrió despreocupada.
—¿A ella? ¿Por qué no le preguntas sobre sus padres o hermanos?
Levi se sentó junto a la chica y puso su mano sobre su pierna de forma sobreprotectora, Hanji observó esa mano pálida tocando su piel, no lograba obtener el valor de levantar su rostro.
—Lo lamento… - Kuchel se levantó y comenzó a fregar los platos que había utilizado.
—Como sea… ¿Por qué estás aquí? ¿Dónde está Linda? – para Levi no era común que su madre estuviese en la cocina sin la servidumbre acompañándola.
—La envié al mercado… - respondió con voz entrecortada.
—Humm – Levi se quejó y sin mirar a Hanji tomó un trozo de tarta en el plato en el que Hanji había tomado la suya.
Aparentemente el muchacho estaba de muy malhumor, y la castaña solo podía pensar — “¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo dejar de sentir esto? ¿Por qué mi corazón late como loco?”
Hanji observaba sus manos sudar mientras escuchaba a Levi comer junto a ella, a él no parecía importarle lo que había escuchado… — “¡Eso es! Tal vez no escuchó lo que dije”
La chica levantó lentamente la mirada, Levi comía mirando fijamente la espalda de su madre con una expresión de molestia en su rostro.
Al sentirse observado giró hacia Hanji y la miró directamente a los ojos, la castaña casi se cae de la silla por la impresión, su rostro volvió a teñirse de rojo profundo mientras miraba hacia el piso.
Una sonrisa se escapó de los labios de Levi Ackerman, pero no hubo tiempo de disfrutar del momento pues algo parecido a una campana comenzó a sonar.
Levi alejó el plato en seguida y Kuchel se giró con el rostro pálido y los ojos llenos de lágrimas —¿Levi, por qué no le muestras el jardín a Hanji?
Sin responder a su madre el muchacho se levantó y se dirigió a Hanji —¿Quieres acompañarme? – extendió su mano y al notar la tensión en el ambiente la chica aceptó.
—Le agradezco la comida… - Hanji se retiró mientras aún sostenía la mano del chico.
—“Eso fue raro” – la chica pensó.
Caminaron en silencio hasta que no pudieron ver más la enorme casa y entonces Hanji estalló
—Oye, ¿Qué demonios pasa contigo? ¿Por qué tratas de esa manera a tu madre?
—¿Conmigo? ¿Qué demonios pasa contigo? Te dije que te comportaras como una persona normal y saltas sobre mi madre como una lunática, además… - Levi sabía que tenía que distraer a la chica del tema central.
—¿Qué mierda fue eso? He oído todo tipo de chicas, dicen que mis músculos son sexys o que mi verga es asombrosa, pero ¿Mi nariz? ¿Es una broma?
El rostro de Hanji volvió a teñirse de rojo, ella no lo sabía, pero al pelinegro le pareció completamente adorable.
—Idiota, tenía que inventar algo para tu madre, ni siquiera se me ocurrió algo bueno de ti… ¿Y cómo crees que le voy a hablar a tu madre de tu… eso? – la chica señaló la entrepierna del muchacho.
—Además te mintieron, no es tan asombrosa como crees – Hanji se cruzó de brazos esperando herir su orgullo.
—¿Piensas que soy tan inmaduro como para ofenderme por algo así? – la miró con sus ojos inexpresivos.
—Además fuiste tú misma quien lo dijo, mientras te lo metías hasta la garganta en el baño de la casa de Furlan
—¡¿QUÉÉÉ?! Idiota, eso no es gracioso – ella se acercó al pelinegro.
—Dicen que los ebrios dicen la verdad, así que… - se giró para darle la espalda.
—Agh, ya basta – Zoe saltó sobre la espalda del muchacho y comenzó a desordenar su cabello.
—Oye tonta… No hagas… Ya basta… - de un fuerte tirón la quitó de su espalda y la lanzó al piso, pero ella era lista y con sus piernas lo obligó a acompañarla.
—¡Agh, eres un asco! – gruñó mientras intentaba quitarse la mugre de las manos.
Hanji no paraba de reír, mientras se abrazaba a él, reía con la inocencia de una niña, Levi se preguntaba cómo podía pasar de ser una loca impulsiva a una tierna y alegre chica.
—Oye tú, pedazo de… - Levi logró alejarse suficiente como para poder verla al rostro, quería ofenderla, pero realmente no pudo hacerlo.
—Hanji… - dijo casi en un susurro.
La chica paró de reír y lo miró fijamente, y sí, ella no se equivocó esos ojos color gris eran hermosos, casi hipnóticos.
Levi observó el brillo de aquellos ojos femeninos y alegres, tenían la felicidad que él jamás había experimentado y que en el fondo de su alma añoraba tener.
Acarició suavemente la delgada mandíbula de la chica que a simple vista parecía ruda y masculina, pero que en realidad era todo un diamante en bruto.
Tenía que confesar que en un principio Hanji era como la gema en la punta de la pirámide, aquel tesoro que todo explorador desea poder presumir frente a todos.
En su caso, deseaba demostrarle a Erwin que si él no pudo tirarse a la nerd Levi Ackerman si podría.
Pero él jamás se había acostado más de dos veces con una sola chica, y demonios, ahora incluso estaba durmiendo cada noche con esa chica descuidada.
Era obvio hasta para él que esa chica mugrosa era especial, pero ¿Era bueno? Tal vez la respuesta era mucho más dura de lo que quería aceptar.
—No veo nada de malo en creer que tu nariz es perfecta, mírala es pequeña y respingada y la mía…
Levi puso sus labios contra los de la castaña delicadamente, un beso tan simple pero tan lleno de significado.
El pecho de ambos se agitó con aquel contacto tan básico —Tienes razón, tu nariz es ridícula – Levi se levantó como si hubiese visto a un fantasma al encontrarse contemplando atontado aquel rostro bronceado.
—Oye, no tienes que ser grosero – la chica se sacudió el polvo de la espalda.
—Vamos, el lugar es muy amplio… - Levi sacó un pañuelo que no compartió con la chica, y comenzó a limpiar sus dedos.
…
—Wow Levi, jugabas aquí cuando eras niño – Hanji estaba encantada con el lugar.
—Hum – la mente de Levi se llenó de aquellos viejos recuerdos.
El hombre estaba ahí, frente a él atado de pies y manos, a pesar de que estaba amordazado, Levi podía distinguir dos palabras “Por favor” “Por favor”
—Mira… Puedo trepar
La voz de la castaña lo sacó de su trance momentáneo, —Oi, simio ¿Cómo llegaste allá?
—No seas vago y ven aquí… Oh lo lamento, no sabes trepar – la castaña se burlaba mientras avanzaba lenta, pero segura.
De pronto su amiga Lynne volvió a su mente, la chica atlética escalaba árboles como si de una caminata en el parque se tratara.
—Wow, esto es hermoso, puedo ver tu cas… Levi… ¿Por qué hay una torre de vigilancia en tu jardín…? - hectáreas y hectáreas de bosque y en un extremo la estructura metálica se erguía imponente.
—No te importa, ya baja de ahí, babosa.
—Chico aburrido – Hanji murmuró, pero obedeció.
—Mírate, das asco – Levi la miró con repulsión —No hay más remedio, tendré que darte un baño, vamos.
—¿Tendrás…? Yo puedo hacerlo sola – la chica lo siguió de cerca.
—No me digas… - él se burló.
—¿Hanji recuerdas lo que te dije? – él se detuvo en cuanto se habían acercado a la casa.
—Si… Ahora haré lo que me digas
—Eso espero… Ven aquí – el muchacho la condujo hasta una puerta en el costado de la casa y en completo silencio la llevó hasta su habitación.
—¿Tienes hambre? Pediré que te traigan algo después del baño – Levi no esperó la respuesta.
—Vamos, quítate la ropa, estás hecha un asco
Hanji no respondió; observó la habitación del muchacho, era mucho más acogedora de lo que creyó, era una habitación que a ella le hubiese gustado tener.
—¿Tendré que hacerlo yo mismo? – se quejó en cuanto vio que la chica no se movía.
—Tranquilo enano – comenzó a quitar su ropa sin notar la rabia en el rostro del muchacho.
…
—¿Cuál es tu fruta favorita? - Hanji esperó la respuesta y como no llegó le lanzó agua en el rostro —Entonces te diré la mía…
La chica se acomodó y miró al muchacho fijamente —Amo el coco, puedes hacer lo que quieras con él, postres, ensaladas, platos principales… Es delicioso, ahora dime la tuya
El muchacho frente a ella terminó de limpiarse el agua que Hanji le había salpicado en el rostro y cedió ante su mirada curiosa.
—¿Mi fruta favo…rita? – el chico lo pensó unos segundos —Los melocotones - dijo mientras veía fijamente los pechos de la castaña.
—¡Oye! – la chica se cubrió con las manos. —Dime qué es lo que más amas en el mundo…
—¿Lo que amo más en el mundo? No lo sé, supongo que no tengo nada que amar… - Levi tuvo que detenerse porque un molesto “Por ahora” se cruzó en su mente. —¿Y tú?
—Yo… Tengo mucho que amar… Amo mis experimentos, amo mi laboratorio, amo a mis amigos, pero creo que lo que más amo es soñar…
Levi alzó una ceja, Hanji era impredecible, cuando él imaginaba que diría una estupidez, ella respondía de la forma más impresionante.
—…Soñar con el futuro, soñar que algún día podre superar las expectativas, que algún día seré libre…
El corazón de Levi se alteró, entendía claramente lo que la chica sentía, aunque en una forma más cruel, él también deseaba ser libre, libre de su propia vida.
Se inclinó y tomó a Hanji por la cintura, la atrajo hasta que estuvo sentada sobre él, con delicadeza apartó un mechón de cabello húmedo de su frente y observó esos ojos color chocolate.
—¿Por qué no dejas de sorprenderme? ¿Acaso es brujería?
La chica no comprendía lo que él intentaba decir —¿Cómo es que siempre sabes qué decir? – con delicadeza la atrajo hacia él y la besó.
Varios minutos pasaron y la pareja se mantenía en la misma posición saboreando sus labios en un beso lento y profundo.
.
La puerta se abrió de golpe y los dos jóvenes salieron del cuarto de baño envueltos en una lucha de besos y caricias sin aliento.
Levi presionó los glúteos desnudos de la chica y la alzó del piso, sin mucha delicadeza la arrojó en la cama y se colocó entre sus piernas.
La chica estaba totalmente sonrojada —No hemos tenido sexo desde la fiesta – el muchacho separó los pliegues de la intimidad de la castaña.
Ella ni siquiera pudo responder, al sentir la húmeda y tibia lengua del chico sexy dentro de ella, todo lo que pudo hacer fue gemir y sujetarse de su cabello.
—Me excitan tus gemidos, pero aquí debes moderarte – Levi sabía que estaban en un lugar donde incluso las paredes escuchaban.
No le dio oportunidad de responder porque volvió a lamer con energía aquella pequeña perla que enciende los motores del placer de cada chica.
Hanji mordió la almohada que se colocó en el rostro y se dispuso a disfrutar de la acción, vaya que Levi Ackerman era bueno, sus años de práctica lo habían hecho un experto.
El líquido tibio salía sin parar del interior de la chica y se mezclaba con la saliva que lubricaba cada contacto de la boca del chico.
—Levi… Levi… Creo que voy a…
—No, aún no lo hagas – el muchacho se apresuró y puso su erección en la entrada de la chica.
—Créeme esto será bueno – le dio un beso rápido en los labios y se introdujo sin mucho cuidado.
—¡Aaaah! – Hanji ahogó sin mucho éxito, ese gemido en la tela suave y con olor a lavanda fresca.
—Mierda… ¿Qué tienes ahí, droga? – el muchacho farfullo mientras empujaba su pelvis con fuerza contra la de la chica.
No había tiempo que perder, lo hizo tan fuerte y tan rápido como se le dio la gana, cada penetración era una sensación de no querer acabar jamás.
.
Hanji se quedó dormida sin darse cuenta de que era observada por un par de ojos color gris.
Levi se mantuvo despierto mientras pensaba en qué estaba ocurriendo, Hanji había comenzado a roncar suavemente sin que a él le molestara, por el contrario al despertar por las mañanas tenía mucha más energía, podía ejercitase por horas sin parar.
Mientras estaba con ella se sentía calmado, pero también con deseos de asesinar a cualquiera que se atreviera a cruzarse en su camino.
Se levantó de la cama y se sentó junto a la ventana, estaba intranquilo, odiaba acercarse a las personas porque no quería que alguien más dependiera de él, odiaba sentir el deseo de proteger a alguien con su vida si era necesario.
Y ahí estaba, deseando fumar como nunca en su vida mientras observaba a una chica dormir en su cama.
Un sonido conocido llegó a sus oídos desde el pasillo; se puso de pie arropo a la castaña con una sabana y se puso ropa limpia, la observó por ultima vez y luego revisó el cajón de la mesa de noche.
Tomó lo que estaba buscando y salió de la habitación, la luz del pasillo iluminó brevemente el espacio sin que la chica lo notara.
…
Hacía calor, mucho calor, la castaña buscó el control para encender el aire acondicionado, pero no lo encontró, de hecho la mesa estaba mucho más lejos de lo normal.
Buscó un poco más intentado encontrar su reloj para ver la hora, pero tampoco estaba, y era extraño porque la maldita cosa le iluminaba el rostro todas las noches.
De pronto el recuerdo volvió a su mente —“No estoy en mi habitación en el campus, estoy con Levi”
La chica rebusco en la cama, pero estaba vacía, de pronto la noche se había vuelto más oscura y a pesar de que hacía calor prefirió quedarse bajo la sábana.
De pronto escuchó un murmullo viniendo de fuera de la habitación, era la voz de Levi no había duda, pero ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué sonaba tan molesto?
No hubo tiempo de intentar adivinar qué estaba pasando porque la puerta se abrió y el pelinegro entró furioso, se dirigió al baño y aseguró la puerta.
Con temor la castaña se preguntó qué sucedía mientras escuchaba al muchacho vomitar en el baño, no tenía valor de hacerle saber que estaba despierta así que se mantuvo tan quieta como fue posible y aguardo en silencio....
NA: Holaaaa creo que hoy no tardé taaaanto en actualizar.
La verdad es que estoy muy alegre de que haya más personas interesadas e mis fic.
Pero quiero agradecerte especialemente a ti leíste este capítulo y te quedaste hasta aquí, quiero que sepas que me hace muy feliz que leas los capítulos nuevos a pesar de que tardo mucho en subirlos.
Te agradezco con un mega abrazo y recuerda: EL LEVIHAN NO MORIRÁ MIEMTRAS NOSOTROS ESTEMOS AQUÍ PARA DARLE VIDA.
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Todo comenzó con un plan [FINALIZADA]
RomansaLos chicos más populares del campus hacen una inusual alianza para lograr un objetivo ¿Qué podría salir mal? (Mundo Universitario. Una historia en su mayoría sobre los veteranos)