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Eran las 7 de la mañana y Jimin volvió a su casa en modo zombie.

Ni siquiera entendía como podía caminar. ¿Quizás porque Taehyung iba a su lado haciéndole de apoyo? Vaya borrachera que se había pegado durante toda la noche.

Tanto que ya ni recordaba el nombre del sujeto con el cual folló en el baño. Aunque si lo pensaba bien, quizás nunca se lo preguntó. Típico.

- Hasta aquí llego yo. - le dijo Taehyung cuando lo dejó en la puerta. - No tengo ganas de escuchar los gritos de tu hermano otra vez. Te dejaré que lidies con eso tu solo como el maldito que eres. - le dijo con una sonrisa.

- Sí, claro. Solo lárgate. - respondió Jimin molesto porque no sabía cuáles eran las palabras que debía decir para agradecerle a su amigo por cuidar de él. Quería decir un simple 'gracias' pero no sabía ni cómo expresarlo.

Cuando Taehyung se fue, antes de entrar, sacó un cigarrillo, el encendedor y lo fumó completo en la puerta de su casa. Porque si algo desquiciaba a su hermano además del olor a alcohol era el olor a alcohol más el de cigarrillo. Una vez satisfecho con su travesura, entró y se dirigió a la cocina en busca de algo de agua.

Allí se encontraba su hermano, preparándose para ir a trabajar. Hoseok era profesor de biología en la universidad, muy respetado por todos, y tal vez sea por aquella relación de parentesco que todavía no le habían dado un patada en el culo a Jimin de la institución después de los miles de líos en los que se había metido en los dos años que llevaba allí.

- ¿Pero qué mierda? - exclamó el mayor al observar a su hermanito hecho un completo desastre mientras éste revolvía la heladera en busca de agua fresca. - ¿Dónde mierda estuviste anoche? ¿No tienes clases acaso?

- A quién diablos le importa. - respondió el pelinegro.

- A mí, tarado. Mamá me dejó a tu cargo, se supone que debo cuidarte. ¿Y apareces así un día de semana? ¿No pudiste al menos esperar el fin de semana para hacer tus estupideces?

- No necesito que me cuides. Ya no soy un niñito.

- Pues entonces deja de actuar como uno.

Hoseok se acercó al menor y lo olió. Apestaba. A alcohol y cigarro. Los olores le hicieron recordar momentos del pasado que le gustaría olvidar para siempre.

- ¿Cuánto has bebido? Mira, ni siquiera puedes pararte. Nuestra madre no te da dinero para que lo gastes en alcohol.

- ¿Qué no puedo divertirme ahora? ¿Pretendes que hunda mi cabeza en un libro y tenga una vida aburrida como la tuya para siempre?

- No tienes que estudiar si no quieres, Jimin, pero al menos empieza a hacer una vida decente. Busca un empleo, carajo. Busca tu propia casa y vuelve a la puta hora que quieras. Pero aquí, estás bajo mi techo, no puedes hacer lo que quieras cuando quieras.

- Ya, ya... - refunfuñó Jimin, ignorando por completo todo lo que le decía. No quería volver a discutir igual que el día anterior. No tenía fuerzas.

Se tiró en el sofá porque ni siquiera tenía energía para subir las escaleras e ir a su cuarto.

- Vas a levantar tu trasero y vas a ir a clases.- ordenó el mayor.

- Cierra la boca, estoy cansado.

Harto de insistir y discutir, Hoseok volvió a la cocina y juntó agua en un vaso. Al regresar lo tiró en la cara de su hermano, consiguiendo que éste se levantara y despabilara un poco.

- ¿Qué haces, estúpido? - se quejó.

- Estoy harto, Jimin. Pero más que cansado, estoy preocupado. Me importa un comino que tengas resaca, vas a ir a tus malditas clases como le prometiste a mamá.

Secretos - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora