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- Lo siento mucho. - fue todo lo que Jungkook pudo decir. Las palabras no bastaban, no eran suficientes, la historia de Jimin había sido más triste de lo que se imaginó.

Y le dolía. Le dolía por él, por todo lo que tuvo que pasar. Ahora Jungkook entendía mucho del comportamiento de aquel joven.  

- ¿Sientes lástima por mí? Está bien si es así... - preguntó éste último. Aún seguía abrazado al pecho del menor y no se animaba a mirarlo a cara.

- Sí…- confesó con sinceridad el otro. - Pero Jimin, lo del incendio no fue tu culpa. Seguro ya te lo deben haber dicho pero es que es cierto. Tu papá estaba enfermo.

- Sí, y no pude ayudarlo. Ni yo pude ni él quería ser ayudado. Fue la peor combinación.

- Hiciste lo que pudiste…- Jungkook intentó seguir consolándolo pero aquello era difícil. Jimin había vivido mucho tiempo con ese pensamiento para cambiarlo de un día para el otro.

El mayor finalmente se incorporó en la cama y miró al castaño a los ojos. Jimin ya se sentía más libre por contarle lo sucedido pero aún faltaba algo aún peor por contar...y para eso necesitaba verlo a los ojos para ver su reacción.

- Mi adolescencia fue un desastre. - le dijo. - Fue horrible, Jungkook. Yo empecé a beber para olvidarme de las cosas que me hacían mal. Estaba convirtiéndome en un adicto como mi padre y me odiaba por eso. Me decía a mi mismo que no podía cometer sus errores pero era tan difícil parar.

- No eres como él. - respondió Jungkook y luego acarició el cabello del chico frente a él. Jimin se veía triste, tenía los ojos brillantes como si estuviera acumulando lágrimas por salir y se le rompía el corazón verlo así.

- A veces creo que sí lo soy. Y más en aquel entonces. Cuando tenía 16 estaba tan molesto conmigo mismo y un día yo...bebí de más, demasiado y…- Jimin cerró los ojos y juntó fuerza para seguir hablando. - Yo...me hice daño.

- ¿Cómo? - Jungkook le miró asustado.

Jimin entonces miró su muñeca. Quitó las pulseras que solía llevar siempre en esa mano y le mostró al menor la cicatriz que llevaba del lado interno.

- Me corté. - aclaró.

- Oh...Jimin…- Jungkook pasó los dedos por la marca con suavidad.

Era pequeña pero se notaba que había pasado algo allí.

- Me encerré en el baño esa noche y...es todo lo que recuerdo. Estaba demasiado ebrio. Hoseok me contó que derribó la puerta a patadas al ver que no respondía y me encontró cortándome con la hoja para afeitar.

- Jimin, yo...lo siento, no sé qué otra cosa decir. Lamento que hayas sufrido tanto. - Jungkook tomó su mano con fuerza y la apretó. Quería hacerle sentir que no estaba solo y que este nuevo secreto que le estaba contando no cambiaba la forma en que lo veía.

- Ni siquiera lo recuerdo. Supongo que eso es algo bueno. La cortada no fue muy profunda. No perdí mucha sangre porque Hoseok me descubrió justo a tiempo. Me salvó la vida...por segunda vez.

- Tienes un gran hermano, Jimin. Se nota que te ama mucho. Y…¿qué pasó después de eso? ¿Te llevaron a algún psicólogo o terapia para ayudarte?

- No. Lo intentaron, lo intentaron todo, mi mama, mi hermano pero me negué. Peleé tanto contra ellos como si fuesen mis enemigos. ¿Crees que cambié después de lo que hice? Claro que no. Seguía con mi actitud de siempre. Le quité importancia al asunto. Pero en el fondo….yo... a veces me pregunto si hubiese sido capaz de hacerme daño de haber estado sobrio. Es una duda que siempre me carcome ¿sabes? Es fácil echarle la culpa al alcohol…

Secretos - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora