Park Jimin vive enojado. Tiene un carácter duro, frío, rebelde y no hay mucho que le importe realmente en la vida o lo motive. Actúa como un idiota la mayor parte del tiempo y odia a todo el mundo pero en especial odia con todo su ser a Jeon Jungkoo...
Jueves. Si Jimin esperaba despertar sintiéndose un poco mejor luego de pasado el efecto del alcohol, estaba muy equivocado. No sabía cómo pero despertó antes que su amigo. Aprovechó entonces para irse de su casa y volver a la suya. ¿Por qué Taehyung tenía que lidiar con un desastre andante como él? Era hora de dejar a ese chico en paz y dejar de llevar los problemas a su puerta cada maldita vez que algo pasaba.
¿Sentía culpa por haberse portado como un maldito bastardo la noche anterior? Sí, por supuesto. Sabía que la había cagado en grande, pero no estaba sorprendido por su accionar. Solo podía pensar en Jungkook. Era obvio que él no se merecía esto en su vida, no ahora cuando todo le estaba saliendo bien al castaño. Tenía que dejarlo ir. Esa mañana lo tuvo claro, era lo mejor que podía hacer. Desaparecer de su vida. Desaparecer de la vida de todos sería lo ideal y dejar de molestarlos y decepcionarlos con sus problemas de mierda.
Le envió un mensaje a Jungkook y le avisó que no asistiría a clases ese día porque se sentía resfriado y prefería estudiar en casa sin contagiar a nadie. Tan lejos de la verdad no estaba pues el frio que habia cogido anoche le destrozó la garganta. El menor se ofreció en ir a hacerle compañía pero Jimin no le dejó faltar a sus clases y responsabilidades de ese día. También mensajeó a su mejor amigo y le dijo que se sentía mucho mejor. No quería seguir preocupándolo, ya no quería hacer preocupar a nadie nunca mas.
Se pasó básicamente el día encerrado en su cuarto, tirado en la cama. Pensando en todo, recordando viejos sentimientos. Recordando en cómo hacía renegar a su madre cuando era adolescente con su mal comportamiento, en las veces que peleó con su hermano, en todas las personas que siempre lastimó por la simple razón que de eso lo hacía sentir mejor porque si él no era feliz, no quería que nadie más lo fuese. Ah, no se soportaba. Deseaba que alguien apareciera en ese momento y lo golpeara. Hundió la cabeza en la almohada y gritó, ahogando el ruido en ella.
¿Cual sería la solución para todo el sufrimiento que guardaba en su interior? Algo tenía que poder hacer. No quería pensar en la salida fácil...pero los leves recuerdos de la vez en que intentó cortarse lo asaltaron. No se sintió muy distinto en aquel entonces a cómo se sentia ahora.
Pero no. No podía hacer eso otra vez. Aquello requería valor de todos modos. Y Jimin se sentía más cobarde que nunca.
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Jungkook salió de clases y lo primero que hizo fue llamar por teléfono a su novio para ver cómo se sentía. Jimin respondió enseguida.
- Amor…¿te sientes mejor?
- Sí, un poco. - la voz del pelinegro sonaba apagada a través del celular.
- Estoy por comprar golosinas y llevártelas a tu casa. Te consentiré como un bebé.
- Tú eres el bebé. - oyó reír al mayor. - Pero no quiero contagiarte. Mejor no vengas. Mañana tienes que jugar.
- Me aguantaré de besarte pero por pasar un ratito juntos no va a pasar nada. Estoy yendo para allá.