⇝Capítulo 14.

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❝No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones. ❞

Jorge Bucay.

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Despertar y encontrarte con Jungkook al lado de tú cama, no es normal. Después de la discusión, caí rendida en mi cama sin darme cuenta de que Jungkook había entrado para pedirme disculpas, pero él también había caído rendido, sólo que, en el suelo de mi habitación.

Me levanté sin despertarlo por orgullo, no podría hablar con él luego de lo que había pasado anoche, sería vergonzoso perder mi orgullo por él, aunque ya lo había perdido bastante en el instituto. Entré dispuesta a darme una ducha para ir de manera perfecta al instituto, sólo esperaba a que sea de noche para trabajar junto a Hale y preguntarle sobre la fiesta en la playa, faltaba mucho, pero no esperaba para decirle a él en específico.

La puerta se abrió de la nada justo cuando estaba dentro de la ducha, tapé mis partes como pude mirando a través de la cortina, Jungkook estaba parado cerca de la puerta, parpadee varias veces pensando que esto era un sueño. Ya había criticado mis pechos y mi cuerpo de manera cruel, no quería que lo volviera a hacer mirándolo de manera detenida, revisé cada movimiento que él realizaba, no quería que me viera de esta manera así que grité.

— ¡Jungkook sal de aquí! — Exclamé de manera desesperada al ver que no se movía de su sitio, me estaba desesperando al no saber el porqué de su conducta. — Vete, no quiero que estés aquí.

— Déjame hablar, me daré la vuelta para que te quedes tranquila. — Susurró pero al estar solos resonó por todo el baño, al ritmo de las gotas de agua. — No podría hacerte nada. — Una pequeña risa salió de su boca, se dio la vuelta mientras yo trataba de escucharlo a todo oído, bajé mi cabeza al escucharlo.

— ¿Es por qué soy fea? — Susurré tratando de no sonar muy obvia, pero lo que no entendía era... ¿Por qué me interesaba tanto su opinión?, él sólo era un chico más.

— No lo eres. — Se quedó callado por varios minutos, sólo podía pensar en esas palabras que me habían dejado inconclusa. — Sólo eres un poco torpe, insegura, retadora, le sigues la contra a todo el mundo, haces cosas que ninguna chica haría sólo por cuidar sus uñas, te retas a ti misma a hacer cosas que jamás haría, a veces sabes cómo comportarte, a veces te comportas como una niña, a veces haces cosas que me sacan una sonrisa, aunque luego las arruines. Jamás encontré una chica como tú, puede que no te lo diga todos los días, pero creo que deberías probar cosas nuevas en tú vida, eres capaz de hacer muchas cosas, hasta de trabajar en un restaurante sin arruinar o romper algo. — Reí un poco ante esa frase, pero lo raro era que una sonrisa permaneció en mi rostro al escucharlo decir todas esas cosas. — Y jamás te rindes, siempre me llevas la contra a cualquier cosa que te haga, y tú, sólo, haces todo lo posible para arreglar las cosas que haces mal, hasta estás trabajando para ayudarme a pagar la renta del departamento, pero sabes que no puedo ser así todo el tiempo, así que será la única vez que te diré esto.

Comencé a caminar con una toalla alrededor de mi cuerpo, él seguía de espaldas mientras hablaba mirando hacia la puerta, una sonrisa de lado estaba implantada en mi rostro.

— ¿En serio crees todo eso de mí? — Pregunté colocando mi mano en su hombro, volteó a verme de manera instantánea, no me preocupaba de que me viera con una toalla envuelta, así que no me importaba.

𝙏𝙄𝙀𝙍𝙍𝘼... ¡𝙏𝙍𝘼𝙂𝘼𝙈𝙀! | 𝙟.𝙟𝙠  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora