Aquella noche: Parte 2

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-Entonces por qué te fuiste así aquella vez!, casi dandome un portazo en la cara después de besarme afuera de tu habitación, sin siquiera dejarme decir nada-protestó el chico de la trenza

-Estaba asustada!-soltó ella

**===Flashback===**

hace dos años

-Esa chica...-murmuró Ranma sin quitarle la mirada a la bella mujer vestida con un pequeño vestido negro ajustado, que tras el mostrador del stand de la feria y con una suave sonrisa le saludaba mientras abrazaba a su jefa, Anna.- Se parece un poco a...

-Oye jovencito, puedes atender a los clientes tú solo verdad?-Interrumpió sus pensamientos Anna, su jefa, una mujer de una belleza sobria y cuya presencia le inspiraba mucho respeto y admiración- Mira, ella es mi prima Akane, ella y sus amigas han venido a visitar la ciudad. Me tomaré un rato para atenderlas, quedas a cargo.-terminó de decir, dándole la espalda y agitando levemente su mano derecha, como restándole importancia a sus palabras, sin darle tiempo a responder. 

Ella era así, elegante, sobria y ha simple vista una mujer fría y de negocios, sin embargo en realidad era bastante distraída ya que ni siquiera le había preguntado su nombre, pero lo había contratado hacía ya casi un mes. Sí, esa era su jefa, la mujer que había evitado que pasara hambre y frío cuando su padre se fue, dejándole sin un centavo para irse trabajar en china, supuestamente. 

-Me haré cargo, señora!- alcanzó a gritar Ranma antes de que se perdieran entre la multitud de la feria. 

Permaneció en el stand de la feria hasta que la hora de cierre llego, sin embargo ni Anna, ni Joe, el esposo de su jefa, regresaron para cerrar y hacer cuentas. Y eso si que era inusual, que su jefa se tomara la tarde, podía ocurrir pero Joe siempre venia para cerrar.

-Bien, supongo que solo cerraré y me iré, de cualquier forma no vendí nada.-murmuró para sí el joven apoyado en el mostrador con ambas manos y mirando hacia la salida.-Quizás la señora Anna dejo el auto también hoy, genial, iré a darme una vuelta!!-exclamó emocionado golpeando el aire con el puño derecho.

Después de cerrar todo y revisar por quinta vez que nada se le olvidaba, Ranma se dispuso a dar un paseo nocturno en el auto de su jefa. No había siquiera decidido a donde ir, cuando en su celular sonó el ringtone de Anna, Moonligth Sonata de Beethoven

-Hola jovencito, como vas?, que tal la tienda?, vendiste mucho?-Se apresuró a decir la jovial mujer al otro lado del teléfono, aunque su voz no era tan alegre como siempre-Ay, en realidad no llamaba por eso!-continuó-quería pedirte un favor jovencito, recuerdas a mi prima akane?, fue hoy a nuestro stand

-Sí, la recuerdo señora- atinó a contestar Ranma mientras se orillaba en la carretera.

-Podrías pasar a buscarla, Joe y yo estamos en el hospital, nada serio ya vez, pero mi prima esta en una situación que necesita ser rescatada. Podrias ir por ella y sus amigas

-Si, claro, no se preocupe, solo envieme la dirección-contesto el chico a su jefa

-Oh, gracias, de verdad eres un sol!-exclamó la mujer-Están en Rockwest, tienes las llaves del auto, verdad

-Estaré ahí en 15 minutos-terminó diciendo el joven. 

-Le avisaré- respondió Anna más aliviada. La llamada terminó con su respuesta.

-Fiu! eso estuvo cerca-suspiro Ranma recostando su cabeza sobre el volante-Bien al menos no estoy lejos...

Espero fuera del Rockwest, recostado del auto azul hasta verlas salir. Allí estaba ella, tan linda como hace unas horas y definitivamente la misma chica que había conocido durante aquel juego de voleibol de la secundaria. No podía estar equivocado. Cruzó la calle y se ofreció a ayudarla a llevar a las chicas hasta el auto, Hiroko, Sayuri y Asami en el asiento trasero, Yuka y Akane estarian en el asiento delantero junto a él.

-Demonios, no veo nada, es esta calle o era la otra. No debería manejar sin lentes!!-murmuró para sí Ranma, eclipsado por la continua charla de Akane

-Oye, vas a secuestrarme?, es la tercera vez que pasamos por aquí-dijo sonriendo Akane, sacándolo de sus ideas repentinamente- Si es así, no crees que deberíamos dejarlas primero- señaló mirando a sus amigas a través del retrovisor

-No es eso!-exclamó sonrojándose-Es que...no veo bien de noche y me confundí-respondió 

-Ah, entonces no vas a secuestrarme?. Es una pena-continuó bromeando ella- Entonces dime, cual calle buscamos?.

Una vez llegados al hotel, Ranma llevó a las amigas de Akane a la habitación, mientras esta lo esperaba en la camioneta.

-Es muy lindo y quizás sea un poco tímido pero seguro que si se afeita y usa otra ropa o sin ropa... ay Akane!, ya controlate, ni siquiera has tomado como para culpar al alcohol- Se regaño- ...Aunque si es muy sexi, tal vez solo necesita un pequeño empujoncito. No lo sé, tal vez pueda intentar por una vez ser la acosadora y no la acosada.-rió de su ocurrencia la chica de ojos color avellana mirándose en el espejo retrovisor, mientras ajustaba el escote de su vestido y acomodaba su largo cabello negro

-Si que eres fuerte!-comentó tan pronto como lo vio llegar

-Necesitas que te lleve?-preguntó jadeante acercándose a la puerta del copiloto- O puedes ir tú sola

-Estás agotado, puedo caminar, no te preocupes por mí-sonrió para él en respuesta

-Akane!-gritó él cerrando la puerta de golpe- deja que te acompañe, si te lastimas estaré en problemas-dijo ofreciéndose como apoyo

Caminaron juntos atravesando el largo pasillo, sus paredes y puertas blancas y una antigua alfombra color ocre adecentaban la fachada del viejo hotel Neko.

-Bueno, Akane es ahora o nunca...Sin miedo, eres hermosa, puedes hacerlo. Y la forma en que él te mira, no creo que vaya a rechazarte. No, eso no pasará. Solo hazlo. 

-Listo, señorita, llegamos habitación 323...-dijo Ranma deteniéndose repentinamente frente a una de las puertas del largo pasillo. Una suave caricia le hizo detener su discurso, la mano suave de Akane se deslizó por su mejilla, mientras el calor de sus cuerpos se mezclaban, su perfume, sus ojos, sus labios que estaban tan cerca a los suyos-A...Akane

Cerró los ojos y lo beso tan bien como sabía. Cada truco aprendido. Profundizó el beso y deslizó sus dedos por su bien formado torso, deteniéndose en su cinturón. Cómo es que él aun no reaccionaba?. Por qué no respondía a su beso, ni a sus intenciones?. Acaso ella lo había malentendido, había confundido molestia con timidez y desagrado con deseo. No, eso no podía ser. Él no parecía molesto, tal vez tenía un sabor diferente (léase era gay). No, eso tampoco. Él se veía totalmente masculino y definitivamente por el retrovisor miraba su pecho y sus piernas en la forma en que un hombre lo haría. Entonces por qué seguía sin siquiera tocarla. Tal vez él...la encontraba hermosa, igual al resto, pero quizás estaba casado o comprometido y mirar, después de todo, no era malo. Ella había cometido un error. Tenía que huir, escapar como fuera de esa situación tan embarazosa. Que suerte que ya estaba frente a su habitación.

Se separó de él e intentó mirarlo a los ojos para disculparse,  una excusa, aunque fuera absurda. Pero lo vio tan turbado que sintió que se le congelaba el corazón. Que estupidez había hecho, definitivamente se había equivocado. En ese momento solo le quedaba una opción: esconderse tras la puerta y rogar por no volver a verlo nunca más.

Giró sobre sus tacones y se apresuró a abrir la puerta, entró tan rápido como pudo y la cerró nuevamente, dando un sonoro golpe con ella. Incluso pensó que la puerta podría haberse caído, afortunadamente no fue así. Se dejó caer en la cama junto a Yuka y se quedó dormida mientras pensaba en lo que acababa de hacer. El siguiente día dejaron la ciudad temprano por el fallecimiento del padre de Hiroko. La noticia fue tan repentina que Akane apenas tuvo cabeza para llamar a su prima y avisarle de su partida. 



Ranma y Akane: AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora