Mal bebedor

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El atardecer caía prontamente, mientras un animado grupo de chicos y chicas se divertían jugando voleibol en la arena y el sol impregnaba el horizonte con el hermoso color naranja del ocaso. Con la despedida del sol las primeras estrellas empezaban a aparecer tímidamente. Lejos del grupo de deportistas improvisados una linda peliazul emergía de las cálidas aguas de la playa Isshiki. Era su segundo noche en aquel lugar junto a Ranma y aún les quedaba un día más para disfrutar de las actividades de verano. Juntos, no había nada que le gustara más que estar con él. Sus clases de natación con Ranma fueron muy buenas, no es que ahora pudiera competir con nadie pero al menos podía nadar por un buen rato, incluso sin su supervisión, y por fin estaba disfrutando de ir a la playa. Akane alzó la vista lentamente al sentir el peso de las miradas que seguían cada uno de sus movimientos desde que salió del agua. Quizás se debía a su diminuto vestido de baño amarillo, era culpa de Nabiki que insistió en ayudarla a empacar para su viaje. Por supuesto tratándose de Nabiki era lo menos que podía esperarse. Buscó entre los rostros embobados de los chicos y el de las molestas chicas el  rostro de su querido Ranma, sin éxito. Se abrazó a si misma y se dispuso a continuar hasta donde estaban sus pertenencias pues la brisa fresca empezaba a enfriar su piel mojada. Una enorme toalla cayó sobre sus hombros sin la menor delicadeza, Akane se giró de inmediato esperando ver a Ranma, pero no, era solo el tonto de Ryoga. Tomó la toalla y la quitó de sus hombros, molesta.

-Qué te pasa, Ryoga! no soy tu perchero, no vuelvas a tirarme nada o te arrepentirás!

-Deja de gritarme y cubrete, quieres. Harás que terminé peleando con todos esos tipos mientras defiendes tu cabello de esas chicas, conozco a varias y te aseguro que no sería nada fácil...-Ryoga le dio un sorbo más a su cerveza mientras seguía de cerca a Akane, que aún no se cubría. Ese bikini, realmente le queda bien. Sacudió la cabeza y volvió a tomar otro trago.

-Ja, pues te aseguro que caerían muchas extensiones antes que mi cabello. Además por qué ibas tú a pelear con nadie por mi, te recuerdo que Ranma es mi novio, no tú.- Akane ató la toalla en su cintura y empezó a recoger las cosas que habían dejado en la playa.

-Date prisa. Tengo hambre, vi un puesto cerca podemos comprar comida y llevarla a nuestra tienda

-Deja de darme ordenes, sabes que no me gusta. Donde esta Ranma?, por cierto no lo he visto desde hace rato

-Ranma...dijo que tenía algo pendiente. No te preocupes estará de vuelta pronto. 

-Algo pendiente? pues qué es eso? y por qué se fue sin avisarme

-Quien sabe, tal vez pensó que ahora eras una sirena y se asustó jaajaja-un golpe en el estómago detuvo su chiste- ay Akane, no me golpes!

-Pues no me hagas tus bromas estúpidas

-Ok, vamos. El puesto esta por aqui...o era por allá?

-Déjalo, yo sé donde podemos comprar. La dueña prepara un *mugicha excelente.

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-Yo nunca la busqué, fue ella. Ella siempre me buscaba y se me tiraba encima, tú...tú lo sabes hip!...tú la viste, incluso cuando eran amigas y yo te pasaba a buscar, recuerdas? Shampoo, esa chica es...

-Ni siquiera te atrevas a terminar la frase, hip!...tú le seguiste el juego, hip!...

-No iba decir nada malo, Akane.

-Mas te vale... Don diablos está Ranma, se suponía que estaríamos juntos todos estos días

-No sé. Oye, quieres más mugicha con Sake o te rindes ante mi receta?*, hip!

Ranma y Akane: AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora