Lágrimas silenciosas salen de sus ojos y las siento combinarse con nuestros labios.
Mi corazón está acelerado y mis manos pican por recorrerla, pero me obligo a contenerme, a luchar contra esos labios cálidos y rellenos que son como algodón de azúcar para un niño adicto al dulce: deseo tomar más, introducirlos en mi boca y sentirlos derretirse.
Comienzo a moverme de manera lenta y tímida, no quiero asustarla. Desearía que tomara el control y me besara. Por el momento deja todo en mis manos y sólo puedo pensar en hacer que disfrute de esto tanto como yo lo estoy haciendo.
Intento tomar uno de sus labios y saborearlo con mi lengua. Suelta un pequeño suspiro entreabriéndolos y me permite hacer el beso un poco más profundo, pasional. Lo recibe mejor de lo que creí, llevando sus manos temblorosas a mis mejillas para luego enredarlas en mi cabello, acercándome más a su cuerpo.
Me reincorporo rápidamente con Elizabeth en brazos, tomando su lugar en el sofá para sentarme con ella a horcajadas sobre mí. Sé que di un paso demasiado largo y lo corroboro cuando retira su boca y suelta un leve gritico, lleva sus manos a mis hombros apretándolos con fuerza. Las mías están en su cintura y su cuerpo se siente completamente rígido.
Se queda observándome alarmada durante largos segundos, pero se relaja al darse cuenta que no intento nada, mucho menos obligarla a continuar. Relaja sus hombros y el agarre en los míos, desplazando sus manos hasta mi pecho. Toma un poco de distancia entre nosotros, se lo permito y alzo mis brazos en sinónimo de indefensión, para hacerle saber que tiene todo el control sobre mí.
—No haré nada Eli, tú puedes hacer lo que desees conmigo y yo te seguiré. Estoy a merced de tus deseos, ordenes o cualquier cosa que se te pase por la mente.
Sonríe y asiente para luego volver a unir nuestros labios.
Disfrutamos de un beso tranquilo, mis manos no se han movido de su cintura y mi pene no está muy a gusto con ella encima sin ni siquiera hacer presión. Gracias a la posición puedo sentir el calor que irradia, pero sus rodillas no permiten que se relaje y se siente completamente.
Ahora es ella quien pide permiso para profundizar el beso y gustoso lo concedo, vuelvo a morder levemente su labio inferior haciendo que su fuerza flaquee, los músculos de sus piernas pierden rigidez, haciendo que su centro quede conectado con el mío por encima de la ropa. Ella siendo más sensible al acto por la delgada tela que la cubre.
Cierra los ojos con fuerza y retira su rostro. Muerde su propio labio al mismo tiempo que tira el cuello hacia atrás impulsándose con sus manos en mis hombros y encorvando su cuerpo. Está buscando fricción, aunque su postura está de todo menos relajada o demostrando satisfacción.
No puedo evitar soltar un pequeño gruñido al sentir presión y movimiento, más por tener frente a mí sus pechos expuestos en ese bonito sostén.
—Abrázame —susurra.
Inmediatamente lo hago. Sonrío porque está haciendo justo lo que le pedí, tomando el control y ordenándome que hacer para sentirse cómoda.
La atraigo a mi torso mientras no deja de mover sus caderas de manera torpe, pero creando una fricción bastante placentera. Mi maldita erección no para de endurecerse. El agarre en nuestro abrazo se afianza logrando mayor presión en nosotros, suelta un jadeo y comienza a estremecerse.
—Eso es pequeña, pídeme lo que deseas. Tú ordenas en este momento, tienes el control de todo lo que pase contigo y con tu cuerpo —Le hablo al odio y la escucho susurrar un "sí" en medio de un suspiro.
Comienza a moverse con más velocidad provocando que, inconscientemente, tensione mis brazos disfrutando del roce placentero. Está frotando su clítoris contra la tela gruesa de mi pantalón y la erección prominente. Elizabeth se mueve durante unos segundos más en los que no ha soltado el duro agarre y llora con fuerza.
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LIBÉRAME [Completa]
Non-Fiction[+18] Un sexy terapeuta de parejas y una dulce mujer con un pasado que la atormenta. El seguro, ella tímida. El estoico, ella emocional. El arriesgado, ella temerosa. El sensato, ella sensible. El liberal, ella recelosa. El soltero, ella separada...