CAPÍTULO 18

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Todos comemos entre risas y charlas, incluso Claudia está relajada y opina de manera animada. Mérida y Miguel son personas extremadamente fáciles de tratar, se incorporan con facilidad a cualquier lugar o grupo por su jovialidad y humor.

Mi plato estaba algo picante, pero me ha fascinado, valió la pena su valor. Aunque salió aún más económico de lo que le parecía a Miguel, porque el restaurante nos permitió pagar en euros.

En este momento sólo estamos esperando el sobrante de lo que pagamos, mientras me entretengo en observar a Eli reír, hasta que Mario saca su celular y comienza a leer algo en la aplicación de mensajería con demasiado detenimiento. Soy cotilla y para molestarlo me acerco a él para observar que dicen.

En los mensajes, muchos adulan a la chica, otros no le dan mayor importancia diciendo que es demasiado joven y especulan que máximo tendrá 22, llegan otros más obscenos y tengo que morderme la lengua para no reír. Estaba tan absorto leyendo los comentarios que no notaba mi mirada y yo estaba divertido con su actitud. Ahora rio sin poder evitarlo.

Me observa serio y luego sonríe de lado.

—Pareces una novia celosa.

—Al parecer has tenido un flechazo que te incomoda —susurro para que nadie más escuche.

—¿De qué mierda hablas?

—No te pongas a la defensiva cariño, a mí tampoco me incomoda compartirte. —Imito el comentario que le hizo a Elizabeth en el aeropuerto.

—Sólo tiene un rostro inmaculado, cualquiera lo admiraría. Pero ya te dije, no es mi tipo. Debe ser una completa inexperta y no soportaría que mordiera mi pene —Suelto una carcajada y lo dejo estar.

Antes de incorporarme nuevamente en el asiento veo otro mensaje llegar, no lo iba a leer hasta que la expresión de Mario despertó mi curiosidad. Al parecer lo han mencionado directamente y eso termina por acabar con mis buenos modales y decido leerlo.

Está ayudando a cubrir las vacaciones del cirujano playboy. @Mario, serás el jefe directo de esa muñequita, te envidio.

—¡Qué jodida mierda es esta! —vocifera por lo bajo.

—Oh hermano, que Dios se apiade de esa pobre chica —Me mira ceñudo y rio con ganas—. Menos mal no es tu tipo...

Alzo las manos en señal de rendición cuando parece que quiere asesinarme. Nunca lo había visto así, él siempre es quien me molesta y tiene comentarios sugestivos. Debe estar golpeándole duro que unas meras imágenes en Instagram, hayan provocado una atracción que no desea aceptar.

Vuelvo a incorporarme a la conversación. En pocos segundos estamos listo para salir y noto que Claudia está demasiado curiosa por saber que tanto veía en el celular. Definitivamente ni este viaje o incluso terapias hipnóticas, lograrían que este par tuviera un buen matrimonio. Él regresará a Madrid y volverá a meterse entre las piernas de cualquier otra mujer, puedo asegurar que una de ellas será esa dulce chica que por sus fotos parece rebelde; mi amigo no sirve para negarse atracciones hacia alguna fémina, menos para controlarlas.

En menos de quince minutos estamos pidiendo las bebidas en la barra principal de Inca Club, el cual está a pocas personas de reventar. Al parecer hoy celebrarán Halloween dado que es sábado y en este país el primero de noviembre no es festivo. No lo tuvimos en cuenta, ni siquiera Mérida que vive aquí y ahora todo es colores, disfraces y demasiado descontrol.

Decidimos pasar un rato y si terminaba siendo demasiado para nosotros iríamos a la cabaña a tomar algo de manera más relajada, al parecer no éramos tan jóvenes como nos creíamos y estar rodeado de tantos lo hacía más evidente, demasiada electrónica para mí gusto.

LIBÉRAME [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora