CAPÍTULO 28

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CARLSON

Mi cabeza punza de manera colosal. Nunca había tenido una resaca tan fuerte.

¿Cuánto tomé ayer? No recuerdo una mierda.

Recorro el lugar mientras mis ojos se acostumbran a la luz. ¿Qué hago en el sofá?

Permanezco inmóvil y desconcertado durante unos segundos en los que mi vista recae en la amplitud de mi tórax.

—¿Por qué jodidos estoy desnudo? —vocifero alarmado.

Intento levantarme y mi cuello cruje. Observo mi camisa sobre la mesa de centro al lado de la botella de whisky, el pantalón y mi ropa interior están en el suelo al lado de mis pies. ¿Cómo terminé así? No entiendo nada.

Sentirme tan desorientado me cabrea. La única vez que me sucedió algo similar, fue en mi primer año de universidad y jamás lo volví hacer. Esto se siente como una jodida mierda.

Me dirijo al baño sin vestirme, necesito orinar y bañarme. Daré prioridad a mis esfínteres antes de que termine volviéndome loco.

Huelo a whisky y a fluidos, incluso tengo ganas de vomitar. La luz me molesta, debo caminar con los ojos más cerrados que abiertos intentando no tropezar.

En el momento que la ducha pega en mi cuerpo se siente como la gloria, restriego mi rostro con fuerza para despejarme y recuerdos comienzan a llegar.

Dios, Elizabeth —gruño—. ¿Qué hora es? —pregunto a la nada demasiado alarmado como para darme cuenta que nadie va a responder.

Salgo tan rápido del baño que me tambaleo. Mi cuerpo está completamente extraño, no siento control pleno de él.

El whisky jamás me había causado esto. ¿Acaso bebí toda la noche?

Busco mi celular con desesperación y lo encuentro descargado en medio de dos cojines del sofá.

—Esto no puede estar pasándome —reniego con frustración.

Me dirijo a la habitación en busca del cargador, en el camino observo el reloj de la cocina y suelto una exclamación de alarma al ver que son más de las diez de la mañana. Ya debería de estar en el trabajo.

Conecto el celular ansioso esperando que encienda para saber de Eli y hablar con mi jefe para inventarle algo.

Este no soy yo ¡Es un maldito desastre! Me siento el hombre más irresponsable. ¿En qué momento volví a ser un jodido adolescente que no puede controlar los sentimientos y termina bebiendo hasta la inconsciencia?

Marco rápidamente el número de David, contesta al segundo tono.

—Carl, hombre ¿Qué te ha pasado? Estaba a punto de mandar a alguien a tu apartamento para buscarte.

—Lo siento mucho David, ayer tuve una mala noche y la cabeza está a punto de estallarme. Discúlpame.

—Sabes muy bien que no tengo problema con darte el día, pero debes avisar a los pacientes. Gracias a Dios sólo ha sido uno y apareciste para cancelar las demás citas.

—Sí, jefe. Mil disculpas. Jamás me había pasado y le juro que no volverá a ocurrir.

—Está bien, Carl. Hablamos el lunes, que te mejores. —Termina la llamada y restriego mis ojos a punto de estallar de la ira.

¡Qué vergüenza!

Deslizo el dedo sobre el nombre de Elizabeth esperando que me responda, necesito saber que está bien.

Suena, suena y suena. Jamás contesta. Ni a esa ni a ninguna de las tres siguientes.

¿Qué jodidos está pasando? ¿En qué momento todo comenzó andar mal y por qué?

LIBÉRAME [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora