3 meses atrás...
—Oh, pero ¿Quién ese tierno bomboncito que acaba de salir de aquí? —pregunta Mario mientras permanece de pie en el umbral de la puerta observando hacia el pasillo por donde acaba de irse Elizabeth.
Realizo mi mejor expresión de cara de póker al saber dónde están posados sus ojos justo ahora: En ese bonito trasero que ella porta con elegancia, pero sin ningún atisbo de presumirlo.
Carraspeo, gira su rostro observándome burlón.
››Ya veo, por esa cara deduzco que es tu pecado personal. —Cierra la puerta tras de él sin antes dar un último vistazo hacia el pasillo. Imagino que Elizabeth debe estar esperando el ascensor—. Con razón de tiene así, amigo.
—No es por cómo se ve, aunque eso ayuda, no lo negaré. —Tecleo unas ultimas notas, mientras Mario toma asiento esperando que esté listo para salir.
Hoy tomaremos unas cuantas cervezas en el bar más cercano a la universidad, unos estudiantes recogerán fondos para esos típicos eventos que realizan las facultades. Fue él quien me convenció de asistir después de mencionárselo de manera desinteresada aprovechando que siempre hay un fin de semana en el mes que salimos a distraer la mente, sin excesos.
—Deberíamos invitar a Bianca. —Lo escucho decir mientras lavo mis manos.
—Es nuestro día. Nada de mujeres, recuérdalo.
—Eres posesiva, amor. —Bufo y ruedo los ojos mientras me dirijo a la puerta, lo escucho reír detrás de mí—. No te vendría mal probarla, hazme caso. Se muere por ti desde que te vio. Piénsalo y de pronto así te sacas de la cabeza a esa bonita paciente.
—No sé qué tiene que ver una cosa con la otra.
—Es puras matemáticas, estoy seguro que podrás terminar muy enganchado. Es que mírala —señala en el momento que llegamos al sótano y está Bianca riendo junto a Jennifer, otra colega, mientras caminan en dirección a su auto—. Se ve como la madre de tus hijos... En realidad, de los de cualquiera.
Bianca gira para adecuarse al frente de la puerta del piloto y nuestras miradas se encuentran. Levanta su mano para saludarnos y ambos respondemos.
—No lo hagas —digo entre dientes cuando veo de reojo la expresión de Mario.
—Bianca, hermosa. Ven acá. —Maldigo internamente deseando patearlo.
—Ya te dije que no lo haré contigo, a quien quiero está a tu lado —dice ella y ríe junto a Jennifer. Su mirada se posa en mí y guiña un ojo de manera casual.
Ya estoy acostumbrado a sus comentarios subidos de tono, nos tenemos bastante confianza y somos amigos. Los he permitido porque no me incomodan y tampoco le hacen daño a nadie.
Llega hasta dónde estamos y observo a Mario queriéndolo asesinar. Me gusta salir con Bianca, lo hemos hecho en muchas ocasiones, pero hoy quería hablarle de Elizabeth y con ella presente no lo puedo hacer.
—Lo sé primor, sólo quería saludarte y saber de ti. Apreciar tu hermoso rostro de cerca.
—Tan adulador como siempre. —Da un beso en su mejilla y le presenta a su amiga.
De no ser porque Jennifer tiene un enorme anillo en su dedo, junto con una pequeña barriga prominente evidenciando embarazo de unos 5 meses aproximadamente, él ya hubiera hecho algún comentario para atraerla a pesar de ser una belleza común. En su personalidad está ser un pícaro seductor, ni siquiera se esfuerza.
Se entretienen unos minutos en los cuales no participo y aprovecho para agradecer mentalmente que al parecer el puto que tengo por amigo, entendió mi mirada de: "Ni se te ocurra y es muy en serio"
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LIBÉRAME [Completa]
Non-Fiction[+18] Un sexy terapeuta de parejas y una dulce mujer con un pasado que la atormenta. El seguro, ella tímida. El estoico, ella emocional. El arriesgado, ella temerosa. El sensato, ella sensible. El liberal, ella recelosa. El soltero, ella separada...