Presente...
La he invitado a cenar a un bonito restaurante que sé le encantará.
Pasaremos antes por mi apartamento por algo de ropa, estoy sin bóxer y mi camisa sigue cubierta de su crema.
La observo de reojo al detenernos en un semáforo, sonrío de manera ladeada cuando la atrapo mirándome. No paro de decirle lo hermosa que se ve en ese vestido verde esmeralda, se adhiere a sus piernas y cadera como una segunda piel, aunque en la parte de arriba es más holgado, realza su cintura, junto a esas curvas que me tienen babeando por ella.
Llevo una mano sobre su rodilla y roso la piel con suavidad, da un pequeño respingo.
—¿Quieres esperar en el auto o deseas pasar a conocer el apartamento? —pregunto mientras continúo brindándole caricias mimosas a la parte desnuda de su piel.
—Deseo pasar. —Asiento mientras retomo el camino. Giro a la derecha para adentrarme en la unidad residencial—. Si no te molesta, claro.
—Si por mi fuera te hubiera traído unos meses atrás y te hubiera amarrado a mi cama para no dejarte salir de allí nunca más. —Vuelvo a observarla de reojo para apreciar su reacción. Tiene sus labios un poco abiertos y se ha quedado enmudecida—. Si no te molesta, claro —Rio al repetir sus palabras lo cual provoca que salga de su letargo uniéndose a mi risa.
Saludo al portero y parqueo rápidamente, sale del auto y tomo su mano para dirigirla al ascensor, presiono el botón con el número 34, penúltimo piso del edificio. Amo la vista, sentirme tan alto como pueda.
Mi segunda opción de carrera era la aviación. Nada tiene que ver con psicología, pero así de polifacético puedo llegar a ser.
Abro la puerta con el número 3403 invitándola a pasar primero mientras la observo inspeccionar todo el apartamento sin ni siquiera disimularlo.
—¿Qué tal? —pregunto mientras cierro la puerta detrás de mí.
—Muy tuyo. Libros, orden, adornos grises, azules y negros, vista a toda la ciudad, elegante y jovial, ni muy grande pero tampoco pequeño. —Se detiene pensativa observando un elefante bastante colorido que me regaló mi madre—. ¿Vivías antes con alguien?
—¿Eso cuenta cómo una pregunta para conocerme mejor? —No puedo evitar sonreír por su curiosidad. Entro a mi habitación en busca del cambio de ropa.
—Se puede decir que sí.
—No, nunca he vivido con nadie. Sólo lo hice un tiempo con Mario, mi mejor amigo. Cualquier adorno que parezca de mujer es porque mamá adora todo lo que lleva color o esté ligado con culturas orientales. Es algo así como una hippie multicultural, pero sin la marihuana. —El sonido de su carcajada llega hasta mis oídos y sonrío de manera involuntaria.
Es de mis melodías favoritas.
—Tu madre suena como alguien muy genial. —Giro al sentir su voz a poca distancia.
Se encuentra recostada en el marco de la puerta de una manera muy tranquila y relajada, con una pequeña sonrisa pintada en su rostro. Sus ojos persiguen los movimientos de mis brazos mientras termino de ponerme una camisa azul oscura.
—Lo es. Soy muy afortunado de tenerla. —No aparta su vista al terminar de abotonar y remangarla hasta los codos—. Cuando le hable de ti querrá conocerte, así que puedes irte preparando, nada la hará cambiar de opinión.
—¿Tan pronto? —Dirige su mirada alarmada hasta mis ojos demostrando más timidez que incomodidad.
—Es pronto, sí. No te preocupes caperucita, todo será a tu tiempo. —Avanzo en su búsqueda y acaricio su rostro con uno de mis dedos. Parece relajarse involuntariamente dejándose llevar por mi toque.
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LIBÉRAME [Completa]
Non-Fiction[+18] Un sexy terapeuta de parejas y una dulce mujer con un pasado que la atormenta. El seguro, ella tímida. El estoico, ella emocional. El arriesgado, ella temerosa. El sensato, ella sensible. El liberal, ella recelosa. El soltero, ella separada...