CAPÍTULO 16

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Justo cuando voy hablar, realiza un movimiento y una de sus manos se posa sobra mi entrepierna, la aprieta dudosa la primera vez, pero a la segunda lo hace con más fuerza. Creo que acabo de sacarle sangre a mi lengua de lo duro que la he mordido para no gruñir.

—Maldita sea, Caperucita. ¿Qué crees que haces? —Disminuyo los toques en su punto para evitar que se venga y alargar el momento, para que el orgasmo será más placentero.

—Tocarte, devolverte el favor.

Cada una de sus palabras, salen ahogadas contra mi hombro.

—Esto que hago no es un jodido favor, lo disfruto como no te lo imaginas.

—También lo quiero.

—Vale, pero no aquí. Vamos al baño.

—¿Qué?

Levanta el rostro para observarme. Aunque su voz sigue demostrando excitación, ahora se ha teñido de alarma y preocupación.

—Vamos Eli, no pasará nada. Si haces tal cual lo que pido, tendremos una experiencia inolvidable —Achina sus ojos—. Nunca he hecho esto en un avión, será otra primera vez contigo.

Utilizo manipulación sincera e inofensiva.

Se queda en silencio sopesando la idea y luego da un leve asentimiento, baja sus piernas temblorosas. La ayudo a ponerse de pie indicándole que vaya primero y luego lo haré yo.

—Tocaré la puerta dos veces de manera pausada, así sabrás que soy yo. —Asiente nerviosa. Camina los pocos metros que nos separan del lugar, no dejo de mirarla.

Después de varios segundos la sigo sin preocuparme de que alguien vea mi erección. Varios están dormidos y las luces apagadas. A lo lejos veo una auxiliar hablando con un pasajero así que apresuro el paso, toco la puerta tal cual le indiqué y abre de inmediato.

Cierro y paso el pestillo para que indique que está ocupado. La observo unos segundos en los que sus ojos no retiran la conexión. Están más oscuros, está excitada. A pesar de los nervios lo está disfrutando.

—¿Ves esto? —Le muestro los dos dedos que siguen empapados por sus fluidos. Ella se ruboriza captando lo que es—. Estás así de mojada y lubricada en medio de tus piernas.

Llevo los dedos hasta mi boca y saboreo con dedicación su delicioso elixir. No dejo de mirarla, está más roja que nunca, incluso su boca se seca obligándola a tragar y buscar respiración de manera desesperada.

—No-no hagas eso, Carl —pide avergonzada, pero su voz la delata y esa expresión en su mirada: están iluminados, más dilatados. Le ha gustado verme saborear su excitación en mis dedos.

—Te ha gustado, no lo niegues, no a mí. Ahora ven —Observo que todo esté en orden y deposito toallas de papel al lado del lavamanos para luego tomarla de la cintura y sentarla allí. Jadea con sorpresa a pesar de que me observó atenta y suponía lo que haría.

Subo su vestido exponiendo las bonitas bragas blancas que lleva, deja ver parte de sus húmedos pliegues.

››Abre tus piernas lo más que puedas, Eli. —Puedo oler desde aquí como ha incrementado tus fluidos—. Esta situación verdaderamente te está gustando y eso me hace profundamente feliz.

Realiza lo propio con sus piernas y sonríe en el proceso, sin titubear. Se está exponiendo aún más, sabe que está segura que no le haré daño. Observo el rastro de sus lágrimas y sé que es el momento. Ha sentido miedo, pero no me ha detenido, así que voy a penetrarla con uno de mis dedos. Espero lo permita, espero se permita intentarlo.

LIBÉRAME [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora