CAPÍTULO 8

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3 semanas atrás...

—No debería ser algo normal que los pacientes tengan tu número personal —murmuro entre dormido y con rabia de ser despertado a media noche.

No es la primera vez que sucede y casi siempre es una mujer desesperada porque su pareja le fue infiel, la maltrató o acaba de dejarla.

Contesto sin mirar quien es porque la luz del celular me molesta.

—Diga —contesto tosco, no hay manera que sea cordial a esta hora.

—Carl, ho-hola.

Mis ojos se abren de inmediato olvidando cualquier atisbo de sueño al reconocer esa dulce voz que ahora está un poco ronca.

››Pe-perdón por despertarte, sólo si estabas dormido, claro ¿Lo estabas? —Es evidente que está nerviosa y me atrevería a decir que un poco ebria. Su lengua está enredada y se escucha rasposa. Mis alertas se despiertan.

—¿Elizabeth dónde estás, necesitas ayuda?

—En casa, más específicamente en la habitación y sobre mi cama. —Lo último lo dice en un susurro—. Y sí, necesito ayuda, o algo así. —Parece como si divagara y se respondiera a sí misma.

››Oye, no me has respondido si dormías. —No puedo evitar sonreír por el tono de reproche aniñado que utiliza.

—Lo hacía, pero eso no importa ahora. Dime en qué puedo ayudarte.

Ya... No lo sé. Creo que perdí la valentía. —Susurra.

—¿Acaso estás ebria, Elizabeth?

—No.

—Elizabeth... —Utilizo el tono de advertencia "no me mientas" como si estuviera hablando con una adolescente.

—Bueno... tal vez un poco. Lo que se puede estar después de tomarte una botella de vino sola, junto a la casi nula tolerancia al alcohol que tiene mi cuerpo. Como dije, solo un poco. —Suelta una risita como si estuviera hablando de una pequeña travesura.

—Comprendo. ¿Alguna razón de por qué bebiste toda una botella tu sola?

—Ninguna, en lo absoluto. Sólo pensaba y quería relajarme, sentirme un poco más... liberada. ¿Sabías que la uva es mi fruta preferida?

—Ahora lo sé. Y, ¿Por eso te gusta fermentada en alcohol?

—Puede decirse que sí, en todas sus presentaciones; menos en bebida azucarada. Es excesivamente dulce.

Aprovecho que ya se escucha un poco más suelta para obtener la verdadera razón de su llamada. Los nervios en su voz han desaparecido, aunque su tono rasposo continua. Debo confesar que hay algo erótico en él y ha hecho que la sangre se empiece a concentrar en una parte especifica de mi cuerpo.

—Sabes que puedes decirme lo que sea Eli. —Busco mejor comodidad para escucharla con atención.

—Lo sé. —Afirma a pesar de que no era una pregunta, por algo me ha llamado. —Hoy... hoy quería intentarlo—, se detiene y la escucho exhalar fuertemente. Guardo silencio esperando a que desee continuar—. Eso que me pediste intentara hacer con... mi cuerpo. Tocarme.

—Sería un gran avance Elizabeth. Eres consciente que he intentado no presionarte, pero a veces es necesario someterte a las situaciones que ameritan un esfuerzo mayor. Confío en ti, eres valiente.

¿Po-podrías ayudarme, guiarme?

—Sólo dime cómo. Toma la iniciativa.

—Necesito algo más de motivación, de esa que sólo tú sabes darme. —Su voz se ha convertido en un susurro ronco y jadeante que me resulta de lo más excitante.

LIBÉRAME [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora