CAPÍTULO 26

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Toco su puerta esperando que no esté dormida. Hay una luz que se escapa por el orificio entre la madera y el umbral, permitiéndome no perder la esperanza.

Mientras espero que abra mi celular vibra con otra imagen mal tomada de mamá.

Le regalé un mejor celular para que guardara los recuerdos más preciados por si alguna vez su memoria comienza a fallar y sea con ayuda de las fotos que lo recuerde, también para comunicarme con ella estando allá.

Le envío muchos corazones y doy copiar pegar al mensaje anterior.

"Anna, cuando tomes una foto por favor sostén fuerte el teléfono para que no quede movida. Te amo."

No puedo sentirme más feliz de que ella lo sea y esté disfrutando tanto de este viaje, como siempre lo ha intentado hacer con su vida.

El sonido de la puerta abriéndose, provoca que alce mi rostro y me encuentro con la persona que menos esperaba.

—Hola, ¿Carl, cierto? —Frunzo el ceño y recibo su mano.

—Christopher, ¿no? —Asiente y continúa de pie en la entrada sin permitirme entrar—. ¿Pasó algo?

—Eh sí, necesitaba ayuda con una tubería y a esta hora no encontraba a quien más llamar. Vivo cerca y no quiso incomodarte.

—¿Chris, quién es? —Escucho los pasos sutiles acercándose y puedo imaginarla descalza.

Antes de que el tipo con estúpida sonrisa cínica responda, ella termina de abrir la puerta.

Su blusa está completamente empapada y adherida a su cuerpo permitiendo ver su ropa interior, parte de sus senos y abdomen.

››Oh. Hola, cielo. No te esperaba. —Se sonroja y observa en dirección a su compañero. Se ha puesto nerviosa y nota que mi mirada fija sobre su blusa e intenta cubrirse—. Sigue chorreando la tubería, ¿Podrías ir a mirar Cristopher? Por favor. —Pide sin quitar la vista sobre mí.

—Claro, Chris al rescate. —Ríe para lo que parece ser un chiste personal que no me causa la más mínima gracia. Se gira y pierde por el pasillo.

No sé desde que momento he comenzado apretar mis puños, pero siento el pulso en cada punto de mi anatomía, mi mandíbula está completamente tensionada y estoy controlándome por no comenzar una escena de celos.

Acepto que salga con él, pero no que esté a solas en su casa con un tipo que la ve como un jodido trozo de carne.

—Evidentemente no me esperabas.

—Yo... él... —carraspea y juega con sus manos. Parece una niña pequeña y aunque estoy seguro que no hacía nada malo y me causa un poco de ternura su comportamiento—. Él trabajó en esto mucho antes de entrar a la universidad, estaba cerca y a esta hora no sabía a quién más recurrir.

—¿A mí, por ejemplo?

—No quería dañar tu noche de amigos, perdón. Sé que parece algo malo, pero estaba saliendo demasiada agua y...

Corto sus palabras estampando mis labios sobre los suyos de manera posesiva, siento su camisa mojada hacer lo mismo con la mía y no puede importarme menos. Pego sus caderas y envuelvo ambos glúteos con las palmas, muerdo, relamo, aprieto y gruño haciéndole notar lo mucho que me cabrea ese tipo en su casa y su blusa empapada.

Cargo su peso y envuelvo sus piernas alrededor de mi cadera, ella suelta un gritico por el impulso, pero no rompe el beso en ningún momento. Cierro la puerta con el talón y subo rápidamente al segundo piso sin dejar de saborear sus labios.

LIBÉRAME [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora