Love Is Heavy.

0. Prólogo.

Disclaimer: Los personajes de Citrus y Yagate Kimi ni Naru no me pertenecen, son propiedad de Nakatani Nio (Yagate Kimi ni Naru) y Saburo Uta (Citrus)

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Love Is Heavy.

Ángela Biachi y Regdar Blackstrand.

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0. Prólogo.

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Incluso si las manos que toman las suyas, son frías, la calidez que le transmiten es envolvente. Sus dedos se entrelazan con los ajenos, aferrándose con fuerza a aquella sensación que creyó jamás volver a sentir.

Sus ojos verdes miran a la persona un poco más baja, que le devuelve la mirada con una pequeña, pero honesta sonrisa que es dirigida solo para ella. Ojos marrones que la miran con amor, manos frías que le transmiten calidez, un corazón fue late al mismo ritmo que el suyo.

Ella suelta una de sus manos y la dirige sobre los hombros de la otra chica, acercando sus cuerpos. En respuesta, la ojimarrón lleva su mano libre hasta el cabello rubio, acariciándolo con cariño, su mano izquierda aportando un poco más el agarre de la derecha de la chica a su lado.

La rubia se ríe suavemente al sentir el frío de la banda de oro en el dedo anular de la mano ajena. Ese es el símbolo que refleja que, lo que para muchos no debió haber funcionado, funcionó al final. Esa chica que salió de la nada, reparó su corazón marchito y destrozado por el dolor de un amor unilateral.

Sus corazones encontraron en el otro, lo que tanto anhelaban. Una buscaba dejar de ser siempre quien corriera detrás de un imposible. La otra, buscaba alcanzar aquello por lo que corría, encontrar las alas que había perdido sin darse cuenta. Ambas con algo en común: dejar de ser alejadas.

Ellas dos tomaron las decisiones que las llevaron a terminar tal cual están. Compartiendo un abrazo lateral, con una de sus manos entrelazadas y simplemente disfrutado de la compañía en silencio.

—Te amo, Yuu —dice la chica de cabello rubio y ojos verdes, suspirando con añoranza. Sabe que nunca lograra agradecerle por haber ingresado a su vida en un momento de completamente oscuridad y demostrarle lo que es ser amada.

Yuu cierra sus ojos por unos breves instantes; su sonrisa de hace un poco más amplia.

—Yo también te amo, Yuzu —dice, abriendo sus ojos para encontrarse con los brillantes verdes de Yuzu.

Yuzu creía que ella y Mei estaban destinadas. Ingenuamente, fue creyendo la mentira que su mente había creado para evitar que su corazón saliese aún más lastimado.

Demasiado ciega para ver la dura realidad que la rodeaba. Sin importar cuanto corriese, cuantas lágrimas derramase, cuantas veces la persiguiese, Mei ya tenía su destino trazado.

A Yuu la segó la idea de que, lo que hacia no traería repercusiones y, sin darse cuenta, cayó en un juego donde la única perdedora sería ella. Buscaba ayudar a alguien a encontrar sus alas, sin percatarse de que, en el proceso, perdía las propias.

Su alma empezaba a herirse por las espinas del rechazo que recibía. Su corazón dolido, comenzaba a guardar los sentimientos en una caja fuerte, enmascarado por una fachada de indiferencia. Yuu sentía que caía en un vacío del que sería difícil salir.

»Se suponía que sus caminos nunca debían de haberse cruzado, pero lo hicieron.«

»Se suponía que el hilo no podía romperse, pero lo hizo.«

»Ellas dos no estaban destinadas a conocerse, pero lo hicieron.«

»Se suponía que el hilo rojo del destino las ataba a alguien más, pero ellas lograron romperlo y reescribir sus destinos.«

»Dos corazones atormentados por el sinsabor de amores incompletos, cansadas de dar todo y no recibir nada a cambio. Se conocen en un encuentro que no debía de pasar.«

»Cuando el verde y el marrón se encontraron, el hilo que las unía con alguien más, se tensó. Cuando la ojimarrón la abrazó en aquel día lluvioso, el hilo volvió a sufrir un fuerte tirón. Cuando el corazón de la ojiverde empezó a latir por otra persona, el hilo acabó por romperse.«

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Seguramente se estarán preguntando, ¿qué es esto? La respuesta es… el resultado de la unión de Ángela Biachi y yo; ambos somos unos ship crack de temer.