Love Is Heavy.

1. ¿Vale La Pena?

Disclaimer: Los personajes de Citrus y Yagate Kimi ni Naru no me pertenecen, son propiedad de Nakatani Nio (Yagate Kimi ni Naru) y Saburo Uta (Citrus)

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Love Is Heavy.

Ángela Biachi y Regdar Blackstrand.

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1. ¿Vale La Pena?

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Está cansada de siempre ser ella quien tenga que correr, luchar, llorar y sufrir para mantenerla a su lado. Su corazón, su alma y su cuerpo se han desgastado lentamente con cada acción que Aihara Mei toma sin importarle los sentimientos que aplastará en el proceso.

Sin darse cuenta, Aihara Yuzu empieza a soltar la mano que prometió nunca soltar. Tantas lágrimas amargas, gritos desgarradores, puñaladas en el corazón, palabras sin decirse; todo lo que ha tenido que soportar en tan poco tiempo que lleva de conocerla.

¿Cuántas miradas frías ha tenido que soportar? ¿Cuántos más desplantes podrá aguantar? ¿Cuándo dejará de ilusionarse como una estúpida? ¿En qué momento hará caso a su mente, que le grita que para Mei, ella es solo un juguete con el que desahoga su estrés?

Suspira con pesar mientras mira su reflejo en el espejo. El cansancio se nota mucho más en su rostro, el brillo en sus ojos se ha ido apagando poco a poco y, su sonrisa característica, simplemente ya no esa ahí. Duele, se siente enferma, ¿por qué el amor podía llegar a ser han cancerígeno? El sentimiento que debía hacerla feliz, la está matando lenta y dolorosamente, sin darle tregua.

Reprime las ganas de estampar su puño en el espejo, eso solo alertará a su madre, y ella no quiere inmiscuirla en sus problemas adolescentes. Agradece que Mei haya salido más temprano para la academia, ya que no desea verla.

Con una honda respiración, termina de prepararse para después salir de casa con destino a la academia. Después de desayunar en silencio, se despide de su madre, tratando de poner una sonrisa, pero falla y en cambio, hace una mueca que no pasa desapercibida por su progenitora. Antes de que la mujer pueda decir algo, Yuzu sale rápidamente de la casa; aún no puede enfrentarse a la mujer más importante de su vida.

Levanta la mirada al cielo despejado, un contraste absurdo comparado con el lío emocional que hay en su alma. ¿Ha válido la pena luchar tanto? Siempre es ella quien tiene que correr para alcanzar a Mei, y las fuerzas empiezan a fallarle. Ya no sabe cuanto más podrá aguantar antes de derrumbarse por completo.

Matsuri le había advertido tantas veces que Mei solo le traería dolor, pero ella no quiso entenderlo. El amor que siente por la pelinegra, aquel amor unilateral, es como un virus que ha invadido su cuerpo. Es tóxico, es destructor, es una bomba de tiempo que estallará en su cara, destruyéndola por completo.

Camina a paso lento, deteniéndose y desviando sus pasos hacia ningún lugar en específico. No quiere ir a clases, no quiere ver a Mei, no quiere ver a nadie; la soledad es la única compañía que necesita en esos momentos.

Recorre las calles hasta encontrar un lugar relativamente tranquilo; donde en silencio, regresan los pensamientos tortuosos. No puede negarlo, se siente patética y estúpida por seguir luchando en una batalla que desde el inicio estaba pérdida.