David tenía una habilidad innata e increíble con los números. Fue esa habilidad la que le abrió muchas puertas en los negocios más exclusivos de Londres, pues además sabía reconocer una buena inversión cuando la veía. Siempre se consideró a sí mismo como un hombre inteligente y observador.
Cuando llegó a Inglaterra lo hizo únicamente con lo que poseía en los bolsillos y la firme intención de buscar a su madre. Era tan solo un jovencito que se empeñaba en jugar a ser un hombre, hacía varios años que contrató a un detective para seguir los últimos rastros que Elisa, su madre, fue dejando en su huida.
Con el paso del tiempo sus esperanzas se fueron apagando, puesto que su madre parecía haber desaparecido de la faz de la tierra y la vida se encargó de irle poniendo más dificultades en el camino a él. La última pista o informe que obtuvo de su paradero fue en una hacienda veraniega en la cual pidió empleo, después se marchó sin suerte alguna y no volvieron a saber de ella. Aquello seguía siendo una gran cruz sobre su espalda.
Pensó en regresar a Virginia a seguir con el rancho de crianza que su padre le había heredado de manera reticente, ya que su progenitor nunca creyó por completo en sus capacidades—Aunque para ser sinceros los caballos nunca fueron realmente su pasión—. A pesar de que su vida nunca fue de necesidades pues, su cómoda vida en la finca le abrió la puerta a mucho estado de sofisticaciones. La aristocracia no era un concepto lejano para David, su padre era un adinerado terrateniente con la ambición de escalar lo más arriba en la cima social. Era por ello que no fue difícil para él adaptarse a la vida de glamour de la corte inglesa.
Fue, sin embargo, una oportunidad servida en plata lo que había colocado sus pies firmemente en tierra londinense hasta echar raíz.
Un extravagante barón con el que hizo amistad poco después de que atravesó una situación determinante de su pasado, lo convenció para iniciar una sociedad y abrir un club y casa de huéspedes de alta categoría para viajeros nobles y vacacionistas. La fuerte influencia del Hotel Mivart's, que había sido fundado tan solo unos años atrás, le dio el impulso al barón de apostar por la industria moderna de la hotelería. Empezaron de manera humilde, pero con el mejor de los puntos de calidad en sus servicios, brindado más allá del lujo, una experiencia casi hogareña y cómoda para sus huéspedes.
David pensó al principio que debido a su procedencia americana ningún inglés estirado prestaría de los servicios del lugar. Más aún por las tensiones políticas que seguían surgiendo.
Fue hasta que compraron entre los dos una serie de propiedades abandonadas y devaluadas por el estado lamentable de la vegetación en las costas de Brighton para empezar con el emprendimiento. Lo siguiente fue vender el rancho, lo cual resintió mucho porque, aunque no tenía apego a los caballos, si tenía apego al rancho por todos los recuerdos familiares, incluso cuando muchos eran malos. Su padre hubiera vuelto a morir de rabia al saber que vendió el fruto que tanto trabajó, pero no deseaba volver a América. No existía nada allí que lo esperase, su vida ya estaba anclada aquí de una forma u otra.
El resto de la historia era una que ya la mayoría de los hombres y mujeres conocían sobre él. El negocio creció, el barón de Crownfield no tenía herederos así que cuando murió dejó a su nombre su parte del negocio y el resto de las propiedades le fueron heredados al nuevo barón, quien no quiso hacer negocios con —en sus palabras— "un salvaje del continente". David extendió la casa de huéspedes de Brighton hasta volverlo un exclusivo club y fue comprando nuevas y mejores propiedades ahora en el centro de Londres hasta que su gran hotel fue construido como una de las futuras atracciones comerciales de la ciudad.
Consiguió grandes cosas en la vida y, aun así, se sentía vacío.
Tan vacío.
Se encontraba recostado en una fila enorme de documentos e informes del hotel, esas eran sus rutinas constantes. No le agradaba para nada la política desentendida y sin esfuerzo de los nobles de no trabajar por sus propiedades, le parecía una reverenda tontería que el hecho de laborar fuera de mal gusto para la sociedad. Al menos a él no se le reprochaba tanto puesto que al ser un extranjero, no se le reprochaba nada.
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Razones para amarte W1 [𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨]
Historical FictionWHITEMORE 1 Gabrielle Stanton, duquesa viuda de Worcester había pasado su juventud casada con un monstruo. Llena de traumas e inseguridades, teme volver a acercarse a cualquier hombre por miedo a su crueldad. Ella no cree poder ser feliz nuevamente...