Era una sensación extraña la de querer algo con tanto anhelo aun cuando sabías por adelantado que el resultado sería desastroso. Una pieza diminuta que se aferraba a lo caótico era así como se sentía fingiendo bajo la mirada de un hombre controlador, lo que quería realizar contra lo que debía. Los cuatro pasaron a tomar el té después del desayuno en la sala de lady Caroline por orden de su excelencia, al parecer William tenía que anunciarles algo a las tres y por la sonrisa complacida que mostraba, a Gabrielle le dio el sentimiento de anticipación de que nada bueno podría hablarse esa mañana.
Todos fueron especialmente amables esa mañana, preguntando por su salud puesto que según ellos debería descansar más. Gabrielle se preguntó si tendría un aspecto tan deplorable para animar esas reacciones.
La noche anterior tuvo la sensación de ser invencible pues la presencia moral que David brindaba en ella lograba darle una seguridad que no había sentido con nadie más, a su lado se sentía temeraria, capaz de realizar estoicamente los desafíos más maléficos. Era la mejor versión de ella.
Y cuando estaba entre sus brazos podía sentir la reacción natural de su cuerpo desearlo con locura. Gabrielle era sabedora de que los sentimientos tórridos entre ellos consumirían en llamas su propio decoró pues cada vez que estaban juntos le bastaba verlo para desear su toque, sus caricias, sus besos.Aquello no era correcto. Deseaba ser poseída por un hombre al que conocía tan solo de unos cuantos meses, tenía el presentimiento de que estando con él desconocía ultrajes externos y se consumía en su atención.
Casi no pasaba tiempo con Isabella por tratar de salvarla, tenía que poner en orden sus prioridades antes de lanzarse de lleno al vacío.David Holland era una tentación peligrosa.
Y era justamente ese hecho por el cuál lograba poner los pies en la tierra cuando sus candentes besos y sus miradas ardientes nublaban su pensar. Si lo dejaba entrar en su vida, no podría soportar perderle...
Y con William atormentándola y la enemistad con su hermano, sus posibilidades caían drásticamente.
—Mi hermosa familia, soy afortunado por estar rodeado de frágiles bellezas —Su comentario no hizo más que molestarla.
Lo odiaba con toda la fuerza de su ser. Todo el buen humor que un hombre podría causarle desaparecía al escuchar a otro.
—La fragilidad es una cualidad debatible —contestó Isabella con una sonrisa encantadora—. Prefiero ser etérea, primo, si me lo permites
Ambos rieron ante el extraño comentario y Gabrielle miró extrañada a la joven. Sin embargo, Isabella ni siquiera le regresó la mirada, concentrada en mantener su taza de té con elegancia, ella miraba con expresión embelesada al duque reposado sobre la cubierta del pequeño hogar de la habitación.
Gabrielle creyó recordar pedirle con ahínco tratar de forma estricta y cordial a William pues la forma ágil y halagadora que tenía el noble para expresarse obnubilaba a cualquiera.—Puedes decirnos ya la razón de esta reunión, hijo —Su cuñada bebió de su taza y compartió una mirada con ella—. La duquesa y yo debemos prepararnos para esta noche.
Confundida se giró a ver a la mujer que mantenía el mismo porte altanero de siempre, como si ella estuviera muy por encima de las personas que la rodeaban. Si tan solo dejara salir todo el veneno que está consumiéndola, podría ser libre y feliz.
Aunque ella no era precisamente la candidata perfecta para formarse de ejemplo, ella también prefería moverse al ritmo de William pues aún con todo lo ocurrido, seguía temiendo de él.
Estaba segura de que no había dado su estocada final.—¿Prepararnos para que, mi lady? —preguntó con gentileza, no quería denotar lo nerviosa que estaba con ellos dos juntos.
—Para la gala del teatro, por supuesto.
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Razones para amarte W1 [𝐄𝐝𝐢𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨]
Historical FictionWHITEMORE 1 Gabrielle Stanton, duquesa viuda de Worcester había pasado su juventud casada con un monstruo. Llena de traumas e inseguridades, teme volver a acercarse a cualquier hombre por miedo a su crueldad. Ella no cree poder ser feliz nuevamente...